La hepatitis viral es una infección que causa inflamación del hígado. Puede ser provocada por diferentes virus, incluidos el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C (VHC). Tanto el VHB como el VHC pueden causar infecciones agudas y crónicas y son las principales causas de cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular.
De acuerdo con el último informe hecho público por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), las últimas estimaciones indican que, a nivel global, alrededor de 296 millones de personas viven con una infección crónica por el virus de la hepatitis B y 58 millones de personas lo hacen con infección crónica causada por el virus de la hepatitis C.
El conjunto de los países que conforman la Unión Europea (UE) y el Espacio Económico Europeo (EEE) han reportado una disminución del número informado de nuevas transmisiones para ambos virus, por lo que se ha reducido la incidencia. Sin embargo, según un análisis de las estimaciones de prevalencia publicadas hasta 2015 se estimó que en los países de la UE/EEE quedan aproximadamente 3,6 millones de personas que viven con infección crónica por el virus de la hepatitis B. La estimación para el virus de la hepatitis C crónico se sitúa en los 2,4 millones de personas.
A pesar de una reducción en la incidencia de HBV y HCV, la hepatitis viral sigue siendo una de las principales causas de mortalidad relacionada con la hepatitis. A nivel mundial, el VHB y el VHC causan 1,1 millones de muertes al año. Según los datos de 2015, se estima que en la UE/EEE y el Reino Unido, el VHB y el VHC son responsables de aproximadamente el 55% de todas las muertes por cáncer de hígado y del 45% de todas las muertes por cirrosis y otras enfermedades hepáticas crónicas que dan como resultado en aproximadamente 64.000 muertes al año.
La transmisión sexual continúa siendo una ruta clave de transmisión de la hepatitis B
El ECDC ha recopilado estimaciones sobre la prevalencia de la hepatitis B en base a las cifras reportadas por 16 países. Estos datos se traducen en estimaciones que van desde el 0,1% en Irlanda hasta el 4,5% en Rumanía. Los datos relativos a la hepatitis C son incompletos y muchos países carecen de cifras actualizadas y sólidas.
La vacuna contra la hepatitis B es una herramienta importante para la prevención de la hepatitis B, pero solo el 50% de los países de la UE/EEE con vacunación infantil universal han alcanzado la meta del 95% de cobertura de vacunación contra la hepatitis B.
Los países emplean diferentes enfoques para ayudar a prevenir la transmisión vertical de hepatitis B, incluidas las pruebas de detección prenatales y las dosis de nacimiento de la vacuna contra el VHB. De 13 países con datos sobre tamizaje prenatal, 10 (77%) lograron la meta del 90% de cobertura y solo seis países tenían datos sobre la cobertura vacunal para bebés nacidos de madres con VHB, con una cobertura que varía del 82 al 100%. Estos datos indican la necesidad de mejorar la información de la que se dispone así como de optimizar los programas nacionales de algunos países.
La transmisión en el grupo de hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres ha sido notificada en algunos países como una de las principales vías de contagio para la hepatitis C
Si atendemos a los datos sobre los programas de vacunación contra la hepatitis B dirigidos a los trabajadores de la salud, los presos y las personas que se inyectan drogas, estos son limitados. La información disponible sugiere que los países deben ampliar su cobertura de vacunación contra la hepatitis B en adultos, especialmente para las poblaciones en riesgo.
Solo 21 países informaron que toda la sangre donada proviene de donantes voluntarios no remunerados, y 13 países analizan el 100% de las donaciones de sangre mediante el uso de pruebas de ácido nucleico (NAT, por sus siglas en inglés). La distribución de jeringas estériles y de la terapia de sustitución de opiáceos son formas efectivas para reducir la transmisión de la hepatitis B y C. Sin embargo, solo dos países de la UE/EEE han alcanzado las metas de estos programas, lo que sugiere la necesidad de fortalecer los programas de reducción de daños dirigidos a personas que se inyectan drogas.
El informe del ECDC pone de manifiesto que la transmisión sexual continúa siendo una ruta clave de transmisión de la hepatitis B. Además, la transmisión en el grupo de hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres ha sido notificada en algunos países como una de las principales vías de contagio para la hepatitis C. Sin embargo, aunque hay datos limitados disponibles sobre la cobertura de medidas preventivas para la transmisión sexual dirigidas a estas infecciones, la evidencia sugiere la necesidad de fortalecer los planes para optimizar su efectividad.
El descubrimiento de antivirales de acción directa efectivos y con una mayor disponibilidad ha conseguido que se conviertan en una herramienta de prevención. El ECDC señala que estos pueden contribuir hacia la microeliminación del virus de la hepatitis C en poblaciones clave. En 2021 se informó de que estos antivirales de acción directa estaban disponibles en todos los países de la UE/EEE. Sin embargo, en el 37% de estos existen restricciones en su acceso tal y como denuncian las organizaciones de la sociedad civil.
El informe concluye señalando las principales áreas de acción como la mejora de los sistemas de monitorización, ampliación de las políticas y coberturas de vacunación en las poblaciones adultas clave o priorizar los esfuerzos para maximizar la cobertura de vacunación contra el virus.