La decimocuarta reunión del Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, celebrada el 27 de enero de 2023, ha determinado la necesidad de continuar con la consideración de la pandemia de COVID-19 como un Evento de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII). Sin embargo, el comité reconoce que la pandemia se está acercando a un punto de inflexión gracias a los niveles de inmunidad a nivel mundial (por la vacunación y por las tasas de infección alcanzadas), con un impacto a nivel de morbilidad y mortalidad limitado.
El Comité considera que la eliminación del virus es altamente improbable y que la prioridad debe seguir siendo mitigar sus consecuencias más importantes en cuanto a mortalidad. Por ello, el Comité solicita a la OMS y los países que se establezcan mecanismos para mantener el foco en la COVID-19, más allá de la consideración de ESPII, y que se estudien las implicaciones normativas en caso de finalización de la ESPII en relación al desarrollo de vacunas, pruebas diagnósticas o tratamientos.
La consideración de ESPII por parte de la OMS fue necesaria en su momento para poner en alerta a los diferentes países y fomentar la colaboración a nivel internacional a la hora de la vigilancia o de tratar de garantizar el acceso a terapias por parte de países con menos recursos, por ejemplo, con la iniciativa COVAX para la distribución de vacunas a nivel global.
En este sentido, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) considera que, en la actualidad, la situación epidemiológica presenta diferencias importantes a nivel global, y que el impacto de la pandemia es, en la actualidad, más limitado en nuestro contexto gracias a los niveles de cobertura vacunal alcanzados.
De acuerdo con la SEE, hay que avanzar en conjunto a nivel global en planes de respuesta ante emergencias de salud pública que permitan una actuación rápida y global
Independientemente de las decisiones que se tomen por parte del Comité y la OMS en futuras reuniones, la sociedad científica insiste en que es necesario trabajar para fortalecer los sistemas de salud pública y de vigilancia e incrementar la colaboración entre países, para poder seguir monitorizando amenazas para la salud mundial como la COVID-19, la viruela del mono u otras que puedan aparecer.
De acuerdo con la SEE, hay que avanzar en conjunto a nivel global en planes de respuesta ante emergencias de salud pública que permitan una actuación rápida y global, pues esta pandemia ha puesto de relieve la interdependencia entre países en temas de salud.
Por último, señalan la necesidad de que los países establezcan mejoras en sus sistemas sanitarios y de salud pública y hagan posibles mecanismos sostenibles para poder garantizar el acceso a todos los recursos diagnósticos y terapéuticos, como la vacunación frente a COVID-19, para que el impacto de este tipo de emergencias se pueda controlar en todos los países. “Solo conseguiremos que la situación mejore a escala global si logramos reducir las desigualdades a nivel internacional. Todas estas tareas siguen pendientes a día de hoy y hay que trabajar en ellas de cara a mejorar nuestra preparación y respuesta ante emergencias en las próximas décadas, independientemente de que la COVID-19 siga considerándose o no una ESPII”, señalan.