El pasado 22 de diciembre el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) publicaba su último informe sobre la devastadora epidemia de influenza aviar altamente patógena (HPAI, por sus siglas en inglés) vivida en Europa. El organismo informaba de un alcance geográfico sin precedentes que ha afectado a 37 países europeos y que ha provocado el sacrificio de más de 50 millones de aves. Desde el pasado mes de julio la propagación de la gripe aviar se ha acelerado y son ya más de 70 países los que han registrado focos. Lo más preocupante ha sido la detección de la enfermedad en mamíferos lo que, en opinión de los expertos, sugiere que podría existir la posibilidad de que se esté produciendo el contagio entre ellos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), explican que aunque los virus de la influenza aviar infectan y se propagan mayoritariamente entre aves acuáticas migratorias silvestres y aves de corral domésticas, algunos de estos virus tienen capacidad para infectar a otros animales y propagarse entre estos. Los CDC aluden a una evidencia limitada que indica que en el pasado se han detectado mamíferos infectados tras comer carne de aves presumiblemente infectadas.
“Si bien es poco probable que las personas se infecten por los virus de la influenza aviar a través del contacto con un mamífero silvestre, callejero, salvaje o doméstico infectado, es posible, especialmente si produce una exposición prolongada y sin protección a un animal infectada”, exponen los expertos de los CDC.
A principios de octubre de 2022 los visones de una granja ubicada en Galicia comenzaron a enfermar y fallecer como consecuencia de la infección por H5N1, una cepa altamente patógena de influenza aviar. En apenas una semana la letalidad del brote superó el umbral del cuatro por ciento y la evidencia disponible sugiere que el virus pudo saltar de las aves silvestres a los visones. Un proceso en el que habría experimentado mutaciones que habrían posibilitado la transmisión de mamífero a mamífero. Los visiones son susceptibles tanto a los virus de la influenza aviar como humana por lo que la comunidad científica ha mostrado gran preocupación ante la posibilidad de que estos animales puedan erigirse como un reservorio desde el que el virus pueda dar el salto al ser humano.
"Nadie puede predecir si estamos en riesgo bajo o alto de una pandemia humana de H5N1 en este momento"
“Nadie puede predecir si estamos en riesgo bajo o alto de una pandemia humana de H5N1 en este momento. Si bien puede infectar a los humanos que entran en contacto cercano con aves enfermas, como por ejemplo los trabajadores de granjas avícolas, hasta ahora no ha surgido ninguna cepa que logre la transmisión sostenida entre seres humanos con la capacidad de provocar una pandemia”, argumenta David Heymann, profesor de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
La cepa H5N1 fue detectada por primera vez a través de los sistemas de vigilancia de rutina de los virus de la influenza en 1997 en Hong Kong, tras asociarse con infecciones en seres humanos vinculadas con aves infectadas presentes en un mercado de ganado. Las dudas que plantearon estas infecciones dadas las diferencias con el virus de la gripe estacional llevaron a enviar las muestras a un laboratorio en Países Bajos donde se identificó el nuevo virus.
La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha puesto de relieve la importancia de los sistemas de vigilanciaorientados al control de las enfermedades infecciosas. Una de las grandes críticas en el momento actual de la pandemia en el que nos encontramos es precisamente la drástica reducción a nivel global que se ha producido en el número de pruebas que se realizan y secuencian. Hecho que se traduce en que, aunque la situación epidemiológica ha mejorado, el mundo avanza cada vez más a ciegas de cara a la continua evolución del coronavirus.
Pero estos sistemas no solo desempeñan un papel fundamental ante este virus, sino también ante las decenas de amenazas que acechan la salud pública como, por ejemplo, la epidemia de gripe aviar que estamos viviendo. En este sentido, el experto afirma que “la vigilancia humana es buena, pero no lo es tanto en animales (…) Solo conocemos estos casos en animales porque la gente los está buscando, lo que en muchos sentidos es algo bueno y demuestra que la vigilancia está funcionando”.
“Creo que deberíamos seguir observando de cerca los lugares donde los humanos están en contacto cercano con animales que pueden tener la enfermedad. Siempre que las personas trabajen de forma estrecha con los animales debemos tomar precauciones, como en el caso de los cerdos y las aves de corral, y administrar la vacuna contra la gripe estacional que hace que sea menos probable que puedan transmitir el virus de la gripe humana a los animales y que luego podría combinarse con otros virus y dar lugar a cepas potencialmente más peligrosas”. En el caso del brote de H5N1 en la granja gallega de visiones ningún trabajador resultó infectado ya que trabajan equipados con mascarillas.
Heymann concluye la entrevista publicada por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres enfatizando en la idea de que “hemos estado viviendo con este virus desde 1997”. “La gente debería estar segura de que hay vacunas que podrían desarrollarse rápidamente y medicamentos antivirales que podrían utilizarse si surgiera una cepa transmisible a humanos”. Explica que la evolución que la pandemia de Covid-19 ha supuesto en el desarrollo de vacunas, como la tecnología de ARNm, abren un interesante abanico de opciones, aunque el verdadero objetivo debería ser “producir una vacuna que pudiera proteger contra todos los virus de la influenza aviar, algo que todavía está lejos de conseguirse”.