Desde el inicio de la guerra en Ucrania más de 13,5 millones de personas se han visto desplazadas, bien de forma interna o como refugiados que han cruzado la frontera hacia otros países europeos. El conflicto bélico está afectando de forma significativa a la salud tanto de los ucranianos como de las naciones vecinas que desde hace un año acogen a los refugiados que huyen del conflicto bélico.
En algunas regiones del país la atención sanitaria y el suministro de medicamentos se han visto interrumpidos o se enfrentan a serias dificultades por lo que miles de personas afectadas por enfermedades crónicas está viendo perjudicada su salud. La interrupción de los programas de inmunización de rutina, los desplazamientos masivos de personas y la destrucción de infraestructuras clave, son el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de brotes de enfermedades infecciosas.
En la compleja fotografía sanitaria que observamos de Ucrania vamos a centrar la atención en estas líneas en el VIH y el sida. ONUSIDA advierte de que Ucrania es el país con la segunda mayor epidemia de sida de la región de Europa oriental y Asia central. Un problema de salud pública que se ha visto gravemente afectado por la guerra.
Antes de la invasión de Rusia que dio pie al inicio de la contienda el 24 de febrero de 2022 Ucrania estaba haciendo grandes progresos en su respuesta ante el sida. Se había conseguido aumentar el número de personas que viven con el VIH y que se encontraban en tratamiento (más de 150.000 de las 240.000 personas con VIH). Además se había estrechado el trabajo con las organizaciones de base comunitaria y se alcanzó la plena financiación estatal de servicios innovadores de prevención del VIH entre las poblaciones clave.
ONUSIDA expone que la sociedad civil ha sido una pieza clave en la respuesta nacional al VIH/sida junto con las autoridades de salud pública antes de la guerra y durante el conflicto. “Sin excepción, han prestado servicios, medicamentos y ayuda humanitaria a los necesitados, a pesar de los bombardeos, los atentados, la falta de electricidad y el acceso reducido al este y al sur del país”, declaran. Las agencias de la ONU y sus organismos asociados en el país han cooperado estrechamente con las autoridades locales para llegar a los más necesitados.
El 70,05% de los pacientes eran mujeres con un predominio de transmisiones heterosexuales (70,3%)
Un Fondo de Emergencia de ONUSIDA ha permitido que los asociados de todo el país mantengan los servicios de atención y apoyo al VIH, así como que proporcionen ayuda humanitaria y apoyo directo a los más vulnerables. Sin embargo, no podemos olvidar la cifra de desplazados y refugiados con la que iniciábamos estas líneas entre los que se encuentran personas con VIH tal y como analiza un reciente estudio publicado por Clinical Infectious Diseases sobre la perspectiva clínica sobre la atención de los refugiados con VIH ucranianos en Polonia.
Polonia se convirtió desde el inicio de la guerra como uno de los principales países receptores de los ucranianos que huían de los horrores del conflicto. La guerra en Ucrania ha provocado un aumento del 15% de la cantidad de personas que se encuentran en seguimiento en el país por VIH. Para la realización de este estudio se analizaron los datos clínicos, antirretrovirales, inmunológicos y virológicos de refugiados ucranianos en Polonia. De los 955 sujetos de la muestra, 851 se encontraban en tratamiento con antirretrovirales y 104 fueron nuevos diagnósticos.
El 70,05% de los pacientes eran mujeres con un predominio de transmisiones heterosexuales (70,3%). El anticuerpo contra la hepatitis C y el antígeno de la hepatitis B estaban presentes en el 28,7 y el 2,9% de los pacientes, respectivamente. Se informó de antecedentes de tuberculosis en el 10,1% de los casos.
Entre los pacientes previamente tratados la tasa de supresión viral fue del 89,6%. En el 77,3% de los nuevos casos se diagnosticó un recuento de linfocitos CD4 superior a 350 células/μl o sida. La variante A6 se observó en el 89% de las secuencias. Se encontraron mutaciones transmitidas en la transcriptasa inversa en el 15,4% de los casos sin tratamiento previo. Dos pacientes con fracaso del tratamiento exhibieron resistencia a fármacos de múltiples clases.
La razón por la que hemos incorporado este estudio en el análisis de la situación de las personas que viven con el VIH en Ucrania reside en que los desplazamientos de poblaciones y refugiados están influyendo en las características de las epidemias de VIH en Europa, con un aumento en la proporción de mujeres y pacientes con co-infección por hepatitis C. en cuanto a la eficacia de los tratamientos antirretrovirales entre los refugiados que previamente la recibían esta fue alta. Los autores advierten de que el conflicto ha retrasado el diagnóstico de los nuevos casos de VIH.
ONUSIDA ha hecho varios llamamientos urgentes a la comunidad internacional para conseguir más financiación para las organizaciones de la sociedad civil y poder continuar proporcionando servicios esenciales para el VIH en Ucrania y los países que están recogiendo refugiados, como es el caso de Polonia.