A, B, C, D y E son las cinco letras a través de las que se clasifican los distintos tipos de hepatitis que se han identificado hasta el momento. Aunque todos producen enfermedad hepática, lo cierto es que existen diferencias significativas entre todos ellos. A, B y C son los tipos de hepatitis sobre los que más conocimiento se tiene a nivel general, pero a lo largo de estas líneas vamos a poner el foco en la hepatitis D, una enfermedad poco conocida, pero que tiene un importante impacto en la salud a nivel global.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la hepatitis D es una inflamación del hígado causada por el VHD que requiere la presencia del VHB para replicarse. La infección por el VHD no es posible en ausencia del VHB. La coinfección por ambos virus se considera la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la muerte por causas hepáticas.
En un estudio realizado en colaboración con la OMS y publicado en Journal of Hepatology en 2020, se estimó que el virus de la hepatitis D afecta en el ámbito mundial a casi el 5% de las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B, y que la coinfección por el VHD podría explicar uno de cada cinco casos de hepatopatía y cáncer hepático en las personas con infección por el VHB. En el estudio se han detectado algunas zonas geográficas con prevalencia alta de la infección por el VHD, como Mongolia, Moldavia y algunos países de África central y occidental.
Si hablamos de sus vías de transmisión estas son similares a las del VHB: la transmisión se produce por el contacto percutáneo con sangre o productos sanguíneos que estén infectados. Aunque rara, la transmisión vertical es posible.
La vacunación contra el VHB previene la coinfección por el VHD, por lo que la expansión de los programas de vacunación infantil contra el VHB ha dado lugar a una reducción de la incidencia de la hepatitis D en todo el mundo.
La vacunación contra el VHB previene la coinfección por el VHD, por lo que la expansión de los programas de vacunación infantil contra el VHB ha dado lugar a una reducción de la incidencia de la hepatitis D en todo el mundo
La OMS establece una serie de grupos que corren un mayor riesgo como son los portadores crónicos del VHB, que tienen un mayor riesgo de sufrir una infección por el VHD, las personas que no son inmunes al VHB (ya sea por infección natural o mediante vacunación), personas con VIH o consumidores de drogas inyectables ya que presentan un mayor riesgo de coinfección del VHB y VHD.
En relación a su tratamiento la información recopilada por la OMS estable que las directrices actuales recomiendan el tratamiento con interferón alfa pegilado durante un mínimo de 48 semanas, independientemente de la respuesta observada durante el tratamiento. Si bien la tasa global de respuesta virológica sostenida es baja, este tratamiento es un factor independiente asociado a una menor probabilidad de evolución de la enfermedad.
Sin embargo, el tratamiento con interferón se asocia a importantes efectos secundarios y está contraindicado en pacientes con cirrosis descompensada, patologías psiquiátricas activas y enfermedades autoinmunes.
Es necesario intensificar los esfuerzos para reducir la carga mundial de la hepatitis B crónica y desarrollar medicamentos contra la hepatitis D que sean seguros y eficaces y suficientemente asequibles para utilizarlos a gran escala en las personas que más los necesitan.
La prevención y el control de la infección por el VHD se basan en la prevención de la transmisión del VHB mediante la vacunación contra este virus, la seguridad de la sangre y de las inyecciones, y los servicios de reducción de daños. La vacunación contra la hepatitis B no protege contra el VHD a quienes ya están infectados por el VHB.
“Se trata de una infección crónica que evoluciona de forma rápida a cirrosis hepática y que suele afectar además a pacientes jóvenes, a quienes un trasplante hepático es la única opción una vez han desarrollado una descompensación clínica o un cáncer hepático. De ahí la relevancia de la investigación en nuevos tratamientos”, expone el doctor Xavier Forns, del Hospital Clínic de Barcelona, en su participación en el simposio organizado por Gilead Sciences en el marco del XXXI Congreso de la Societat Catalana de Digestología.