La Organización Mundial de la Salud (OMS) iniciaba hace unos días una serie de consultas con expertos internacionales con el objetivo de debatir la necesidad o no de cambiar el nombre de la viruela del mono por “mpox”, como sinónimo de esta enfermedad infecciosa endémica de algunas regiones de África y que ha provocado un brote global sin precedentes. La decisión final es clara: la viruela del mono pasará a denominarse como “mpox”. Ambos términos podrán utilizarse de forma simultánea durante un año para favorecer el cambio.
Con la expansión del actual brote global de viruela símica la OMS comenzó a observar, especialmente en los entornos online, el uso de lenguaje con connotaciones racistas que favorecían el estigma contra algunas comunidades. Ante el empeoramiento de esta situación han sido numerosas las personalidades públicas e incluso gobiernos que mostraron su preocupación a la agencia de salud de la ONU. Razón por la que solicitaron a la OMS la presentación de una propuesta para el cambio de nombre de la viruela símica.
El pasado mes de agosto un grupo de expertos internacionales convocados por la OMS acordó la designación de nuevos nombres para las variantes o clados del virus de la viruela símica. Se llegó a un consenso para referirse al antiguo clado de la Cuenca del Congo (África central) como Clado I, y al antiguo clado de África occidental como Clado II, que además consta de dos subclados: IIa e IIb.
La asignación de los nombres a las enfermedades de nueva aparición y, de forma muy excepcional a las ya existentes, es responsabilidad de la OMS, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y la Familia de Clasificaciones Internacionales Relacionadas con la Salud de la OMS a través de un proceso consultivo que implica a todos los Estados miembros de la OMS.
Un grupo de expertos internacionales convocados por la OMS acordó la designación de nuevos nombres para las variantes o clados del virus de la viruela símica
De acuerdo con el proceso de actualización de la CIE, la OMS inició las consultas para recopilar las opiniones al respecto de una amplia variedad de expertos, países y sociedad en general a los que se les invitó a presentar sugerencias de nuevos nombres. En base a la información recaba a través de estas consultas, así como atendiendo a las discusiones adicionales, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, establece las siguientes recomendaciones:
- Adopción del nuevo sinónimo “mpox” en inglés para la enfermedad.
- “Mpox” se convertirá en el término preferido, reemplazando a monkeypox (viruela del mono), después de un periodo de transición de un año. de esta forma se mitigan las preocupaciones planteadas por los expertos sobre la confusión motivada por un cambio de nombre en medio de un brote global. De esta forma también se cuenta con tiempo para completar el proceso de actualización de la CIE y actualizar así las publicaciones de la OMS.
- El sinónimo se incluirá en el ICD-10 online a lo largo de los próximos días. Será parte del lanzamiento oficial del ICD-11 oficial en 2023, el estándar global actual sobre enfermedades, documentación clínica y agregación estadística.
- El término “monkeypox” seguirá siendo un concepto válido de búsqueda en el ICD para que coincida con la información histórica.
Es importante señalar que, por norma general, el proceso de actualización del ICD puede extenderse durante varios años. En este caso el proceso se ha acelerado, aunque cumpliendo con todos los pasos necesarios.
“La OMS adoptará el término ‘mpox’ en sus comunicaciones y alienta a otros a seguir estas recomendaciones para minimizar cualquier impacto negativo continuo actual y de adopción del nuevo nombre”
Las consideraciones para las recomendaciones realizadas para decantarse por “mpox” incluyen la idoneidad científica, el alcance de uso actual, facilidad de pronunciación, puede utilizarse en varios idiomas, ausencia de referencias geográficas y/o zoológicas y la facilidad que plantea en términos de recuperación de información histórica. “La OMS adoptará el término ‘mpox’ en sus comunicaciones y alienta a otros a seguir estas recomendaciones para minimizar cualquier impacto negativo continuo actual y de adopción del nuevo nombre”, expone la agencia de salud de la ONU a través de un comunicado.
No se trata del único cambio de estas características del que hemos sido testigos en los últimos años. El 1 de junio de 2021 la OMS recomendaba la utilización de las letras que componen el alfabeto griego para denominar a las distintas variantes del SARS-CoV-2. Hasta la llegada de esta recomendación de nomenclatura las variantes se referían a través de su nombre científico y, de forma más popular, haciendo referencia al país en el que habían sido descubiertas lo que se traducía en una importante estigmatización.
De este modo vimos como B.1.1.7 dejó de denominarse como la “variante británica” y pasó a conocerse como Alfa, B.1.351 pasó de ser la “variante sudafricana” a Beta y lo mismo sucedió con P.1 y B.1.617.2, detectadas originalmente en Brasil e India, y que pasaron a conocerse como Gamma y Delta, respectivamente. En el caso de B.1.1.529, también detectada en Sudáfrica como Beta, fue bautizada como Ómicron. La nomenclatura basada en números y letras continúa utilizándose en el ámbito científico.