La meningitis es una inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Su origen puede ser vírico, que suele ser benigna y de consecuencias leves o de origen bacteriano, la más peligrosa. Nos encontramos con tres tipos de bacterias causantes de la meningitis: Haemophilus Influenzae B (HiB), el neumococo y el meningococo con todos sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y).
La enfermedad meningocócica invasiva (EMI) afecta, principalmente, a niños menores de cinco años. Entre un 5-10% de los pacientes fallece en las primeras 24-48 horas y los supervivientes se enfrentan a importantes y limitantes secuelas físicas, neurológicas y psicológicas a largo plazo.
En este sentido un reciente estudio publicado por The Lancet amplía la evidencia disponible sobre las consecuencias a largo plazo de la meningitis bacteriana durante la infancia. Para la realización del estudio se ha contado con un total de 2.216 niños con antecedentes de meningitis bacteriana residentes en Dinamarca entre el 1 de enero de 1997 y el 31 de diciembre de 2019, así como de 1.646 residentes en Países Bajos entre el 1 de enero de 1995 y el 31 de diciembre de 2018. Estos dos grupos han sido emparejados con 22.127 niños que se han utilizado como cohorte de comparación.
Se evaluó la mortalidad general y por todas las causas específicas del patógeno a corto plazo (tres meses) y a largo plazo (cinco y 10 años). Después se comparó el riesgo de deterioro del desarrollo cognitivo en adolescentes hasta los 20 años en Dinamarca y hasta los 11 en Países Bajos. Entre los problemas relacionados con el desarrollo cognitivo de los niños se encuentran los trastornos mentales, conductuales y del sistema nervioso.
Se estudiaron los dominios motor, auditivo, visual, cognitivo y social clasificando los impedimentos como leve, moderado y grave. Se ha cuantificado además el uso de los servicios de atención médica y los ingresos familiares para determinar cómo las consecuencias de la meningitis bacteriana afectan a estos dos campos.
La media de edad en el momento del diagnóstico fue de 2,8 meses en el caso de la muestra de Dinamarca y de 4,3 meses en la de Países Bajos. Los riesgos de mortalidad dentro de los tres meses posteriores al inicio de la enfermedad fueron del 3,9% en Dinamarca y del 5,9% en Países Bajos, en comparación con el cero por ciento reportado en la cohorte de comparación.
“Nuestro estudio muestra un mayor riesgo de mortalidad a corto y largo plazo, un aumento de cinco veces el riesgo de deterioro del desarrollo neurológico y un mayor uso de la atención médica tras superar una meningitis bacteriana durante la infancia”
Los datos muestran que 20 niños de Dinamarca (3,5%) y 86 de Países Bajos (5,2%) fallecieron dentro de los 30 días posteriores al diagnóstico de meningitis bacteriana. El riesgo de mortalidad dentro de los 10 años posteriores al inicio de la enfermedad fue del 1,5% en Dinamarca y del 3,4% en Países Bajos
Los supervivientes presentaron un mayor riesgo de deterioro del desarrollo neurológico moderado o grave a los 10 años en Dinamarca y a los 10 en el caso de los niños de Países Bajos, especialmente en los casos en los que la enfermedad estuvo provocada por el serogrupo B.
SI atendemos a las visitas médicas entre uno y cinco años después del diagnóstico de meningitis, estas fueron más frecuentes en los niños con antecedentes de la enfermedad que entre los que componían la cohorte de comparación (66% frente a 36,8%). Se observó un patrón similar en términos de ingresos hospitalarios: 175 niños (38,9 %) de la cohorte con antecedentes de meningitis bacteriana ingresaron entre uno y cinco años después del diagnóstico, frente a los 1.324 niños (27,9%) niños de la cohorte de comparación.
“A pesar del impacto de la enfermedad aguda con meningitis bacteriana, el riesgo de secuelas graves y un mayor uso de la atención médica, encontramos poco efecto de la enfermedad en los ingresos familiares en nuestro análisis descriptivo. Este patrón podría explicarse por los sistemas de bienestar de Dinamarca y los Países Bajos”, aseguran los autores de la investigación.
Aunque se ha reducido la incidencia de la meningitis bacteriana en las últimas décadas, la enfermedad continúa teniendo importantes secuelas en parte de los supervivientes. “Nuestros resultados subrayan la importancia para la salud pública de las vacunas que previenen la meningitis bacteriana y la necesidad de promover, aumentar y mantener la cobertura vacunal para reducir la carga asociada”, enfatizan.
“Nuestro estudio muestra un mayor riesgo de mortalidad a corto y largo plazo, un aumento de cinco veces el riesgo de deterioro del desarrollo neurológico y un mayor uso de la atención médica tras superar una meningitis bacteriana durante la infancia”, concluyen los autores del estudio
En el caso de España la vacuna contra el serogrupo Bno se encuentra incluida en el Calendario Nacional de Vacunación. Únicamente está incluida en cuatro comunidades autónomas (Canarias, Castilla y León, Andalucía y Cataluña, con la próxima incorporación de Galicia) lo que genera una preocupante brecha de desigualdad. El pasado 24 de abril el Ministerio de Sanidad aseguraba que se encontraba evaluando la posible inclusión de esta vacuna.