La comunidad científica alerta desde hace tiempo de que el cambio climático no solo supone ya la mayor amenaza para la salud pública a nivel global, sino que además, será con cada vez menos dudas el desencadenante de la próxima pandemia a la que la humanidad tendrá que hacer frente.
Los eventos climatológicos extremos como las olas de calor se suceden con cada vez más frecuencia, al igual que las lluvias torrencial, generando el caldo de cultivo perfecto para el aumento de las plagas. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) ha alertado recientemente de que España sufrirá este verano un repunte “crítico” de plagas, entre las que destacan las cucarachas, garrapatas, avispas, mosquitos o chinches.
El verdadero riesgo de las plagas reside en que su incremento aumenta de forma proporcional las posibilidades de transmisión de zoonosis. Una situación que en ConSalud.es analizamos de la mano de Jorge Galván, director general de Anecpla.
Desde Anecpla habláis de un repunte ‘crítico’ de las plagas en España. ¿Cuál es el motivo?
En primer lugar, nos encontramos con un motivo que ya es recurrente en los últimos años: el cambio climático. Las plagas que controlamos, en su mayoría, son artrópodos que no pueden vivir si la temperatura del medio no es la adecuada. Antes las temperaturas comenzaban a ascender entre finales de marzo y principios de abril y finalizaban en septiembre. Ahora, desde el mes de febrero ya podemos encontrar temperaturas adecuadas para el desarrollo de estos insectos que, en algunos casos, pueden extenderse hasta octubre. Dependiendo de las zonas geográficas, podemos encontrarlos todo el año.
Esta situación amplía la ventana normal de reproducción, es decir, el tiempo en el que los insectos se pueden reproducir es mucho más amplio y, además, el aumento de las temperaturas acelera su metabolismo. Situación que se traduce en que pueden reproducirse durante más tiempo y más veces.
Se suma el hecho de que zonas que climáticamente antes no eran buenas para ellos, ahora sí lo son porque el cambio climático ha variado las temperaturas. Otras plagas, como pueden ser las ratas que sí mantienen las temperaturas, lo que les sucede es que se les acelera el metabolismo lo que hace que se reproduzcan más.
¿Cuáles son las plagas que están aumentando? ¿Se han detectado nuevas especies?
Una de las especies en las que más se percibe el aumento es en los mosquitos. El último dato consultado relativo a 2020 revelaba que la población de mosquito tigre en España había aumentado alrededor de un 70%. Se ha producido un significativo aumento de especies invasoras como el mosquito tigre.
"Esta situación amplía la ventana normal de reproducción, es decir, el tiempo en el que los insectos se pueden reproducir es mucho más amplio y, además, el aumento de las temperaturas acelera su metabolismo"
En el caso de especies autóctonas como la mosca negra, tenemos que controlarlas porque ha aumentado muchísimo su población. Es cierto que en especies como la mosca negra, frente a la que en la Comunidad de Madrid se ha hecho un tratamiento muy exhaustivo, los tratamientos preventivos eficaces si ayudan a disminuir la población. Pero, si no se ponen en marcha los tratamientos necesarios nos enfrentamos a repuntes muy altos.
¿Qué tipos de riesgos implica para la salud esta situación?
Nos encontramos con dos problemas. El primero es que el causa el insecto en sí a través de las picaduras o mordeduras, pero hay un problema mucho mayor que es cuando estos insectos o artrópodos son vectores de enfermedades. Ahí tenemos un grave problema
Este es el caso del mosquito común que es vector de transmisión del virus de la fiebre del Nilo. En Andalucía tuvieron hace dos años 77 casos y ocho muertos, se trató la plaga con un programa muy ambicioso desarrollado de forma bastante precisa por la Junta que logró que, al año siguiente, solo se produjeran ocho casos y un fallecido. Son muy peligrosos porque son grandes vectores de enfermedades graves como la malaria, la fiebre hemorrágica Crimea-Congo o la enfermedad de Lyme que, en su caso, es transmitida por las garrapatas.
El cambio climático no solo aumenta el número de vectores, sino que acelera la actividad de los virus, patógenos o bacterias una vez han entrado en contacto con nuestro organismo. Tenemos dos problemas ante esta situación. Uno que el virus transmita el patógeno y otro que el patógeno no esté en España, pero al venir se ha transmitido como ha sucedido con la fiebre del virus del Nilo. Nosotros no teníamos esta enfermedad en España, pero llegó a través de la migración de aves, nuestro mosquito común cogió el virus e inició su transmisión.
Esto podría pasar con la mosca negra. Esta en España es una especie endémica muy extendida y no es vector de ninguna enfermedad. En otras regiones de África o América Latina como Venezuela, es transmisora de la oncocercosis o ‘ceguera de los ríos’. Si la oncocercosis entrara en España, contamos con una gran cantidad de vectores que podrían difundir rápidamente la enfermedad. El peligro está tanto en los patógenos que ya tenemos como en los que pueden entrar.
"Si la oncocercosis entrara en España, contamos con una gran cantidad de vectores que podrían difundir rápidamente la enfermedad. El peligro está tanto en los patógenos que ya tenemos como en los que pueden entrar"
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el 75% de las enfermedades que se van a producir, emergentes y reemergentes, van a tener un origen zoonótico. Se prevé que las enfermedades de origen zoonótico sean las futuras pandemias.
Las medidas y restricciones establecidas en los momentos más críticos de la pandemia de Covid-19, ¿han influido en el aumento de las plagas que estamos experimentando?
Si puede tener mucha influencia la pandemia porque hay muchos trabajos que están programados de forma regular. Cuando llegó la pandemia, las empresas de sanidad ambiental responsables de estos trabajos tuvieron que dedicarse a hacer desinfecciones y otros tipos de trabajos que eran más urgentes. Además, muchas no pudieron realizar los trabajos programados que ha supuesto un tiempo perdido que ha podido influir.
Desde Anecpla, ¿qué solicitáis a las administraciones ante esta situación?
Para intentar reducir el impacto lo que hay que hacer es que las administraciones autonómicas deben instar a las administraciones locales, las encargadas de los programas de control de vectorial, a que desarrollen programas preventivos.
Una vez que el insecto esté aquí, si hay que hacer una medida correctora se hace, pero las medidas deben ser preventivas porque son mucho más eficaces y menos dañinas tanto con el ser humano como con el medio ambiente ya que suelen realizarse con insecticidas biológicos. Tienen que ser todos, siempre que se pueda, tratamientos preventivos.