La malaria provocó 619.000 muertes en 2021 y 247 millones de casos a nivel global

El nuevo informe de la OMS revela que la mayoría de países han conseguido mantener en gran medida la línea seguida en la lucha contra la malaria a pesar de los contratiempos en los servicios de prevención, pruebas y tratamientos.

Campaña de vacunación contra la malaria en Ghana (Foto. OMS)
Campaña de vacunación contra la malaria en Ghana (Foto. OMS)
Ángel Luis Jiménez
9 diciembre 2022 | 13:00 h

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un nuevo informe relativo a la situación global de la malaria (paludismo) en el año 2021. De acuerdo con sus conclusiones los países de todo el mundo han logrado mantener la línea seguida con anterioridad en gran medida, a pesar de los contratiempos sufridos en los servicios de prevención, pruebas y tratamiento.

Las estimaciones realizadas por la agencia de salud reportan 619.000 muertes por paludismo durante el pasado año a nivel global. Una cifra por debajo de las 625.000 que se registraron durante el primer año de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. En 2019, año previo a la aparición de la Covid-19, el número global de fallecidos por malaria se situó en los 568.000.

La OMS enfatiza en el aumento de los casos que se ha producido entre los años 2020 y 2021, aunque la buena noticia es que este incremento ha sido más lento que en el periodo comprendido entre 2019 y 2020. De esta forma en 2021 se han contabilizado 247 millones de casos de malaria frente a los 245 y 232 millones registrados en 2021 y 2019, respectivamente.

Uno de los principales elementos de prevención de la malaria son los mosquiteros tratados con insecticida (MTI, por sus siglas en inglés). La mayoría de los países donde la malaria es endémica utiliza esta herramienta para el control de los vectores y, en el año 2020, se distribuyó el mayor número de mosquiteros tratados con insecticida desde que se tienen datos. El 2021 continúo la senda marcada en este sentido y se han distribuido 128 millones de los 171 millones planificados para su distribución lo que supone el 75%.

En relación a estos datos la OMS advierte que ocho países (Benín, Indonesia, Eritrea, Islas Salomón, Nigeria, Vanuatu, Tailandia y Uganda) han distribuido menos del 60% de los mosquiteros tratados con insecticida de los que disponen. La situación se torna aún más complicada en Botsuana, República Centroafricana, Haití, Chad, Sierra Leona, Pakistán e India en los que no se ha distribuido ningún mosquitero tratado con insecticida.

Las autoridades sanitarias recomiendan la quimioprevención de la malaria estacional en los niños que viven en zonas de África en las que la transmisión de la malaria es altamente elevada. El pasado año se logró una mayor expansión de esta intervención con casi 45 millones de niños por ciclo de quimioprevención de la malaria estacional en 15 países del continente africano. Un dato positivo ya que supone un aumento significativo de 33,4 millones y 22,1 millones reportados en 2020 y 2019, respectivamente.

El informe indica que la mayoría de los países han logrado mantener las tasas de pruebas y tratamiento de la malaria durante la pandemia. A pesar de la existencia de importantes obstáculos como los desafíos logísticos o las interrupciones en las cadenas de suministro, los países en los que la malaria es endémica han conseguido distribuir una cantidad récord de pruebas de diagnóstico rápido a los establecimientos de salud en 2020. La cifra en 2021 fue de 223 millones por lo que se encuentra en un nivel similar al registrado antes del inicio de la pandemia.

"Después de un marcado aumento de los casos y muertes por malaria en el primer año de la pandemia de Covid-19, los países afectados por la malaria redoblaron sus esfuerzos y pudieron mitigar los peores impactos"

También, las naciones en las que la malaria se mantiene como endémica, han logrado entregar alrededor de 242 millones de terapias combinadas basadas en artemisina (239 millones en 2019), el tratamiento más efectivo para el tratamiento de la malaria provocada por P. falciparum.

“Después de un marcado aumento de los casos y muertes por malaria en el primer año de la pandemia de Covid-19, los países afectados por la malaria redoblaron sus esfuerzos y pudieron mitigar los peores impactos de las interrupciones relacionadas con la Covid-19 en los servicios relacionados con la malaria”, ha valorado el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Afrontamos muchos desafíos, pero hay muchas razones para la esperanza. Al fortalecer la respuesta, comprender y mitigar los riesgos, desarrollar la resiliencia y acelerar la investigación, hay muchas razones para soñar con un futuro libre de malaria”.

LA CONVERGENCIA DE AMENAZAS QUE SOVACA LOS ESFUERZOS

La fotografía observada de la malaria en 2021 muestra luces y sombras. A pesar de los éxitos, los esfuerzos en la lucha contra la malaria se enfrentan a múltiples desafíos, especialmente en África. El continente concentró en 2021 el 95% de los casos y el 96% de las muertes a nivel global.

“A pesar del progreso, la región africana sigue siendo la más afectada por esta enfermedad mortal. Se necesitan con urgencia nuevas herramientas y fondos para implementarlas y ayudarnos a vencer la malaria”, ha solicitado la doctora Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS para África.

Esto es debido a las interrupciones ocasionadas por la Covid-19 y las crisis humanitarias convergentes, los desafíos de los sistemas de salud, una financiación insuficiente, el aumento de las amenazas biológicas y la disminución de la eficacia de las herramientas básicas para eliminar la enfermedad y que se erigen como una importante amenaza a la respuesta global. Dentro de estas preocupa la reducción de la eficacia de las principales herramientas para combatir la malaria como los MTI debido al aumento de las resistencias a los insecticidas, acceso insuficiente a estos o cambios en los comportamientos en los mosquitos. Cabe destacar también las mutaciones que se han registrado en los parásitos que afectan al rendimiento de las pruebas de diagnóstico rápido, la creciente resistencia de los parásitos a los medicamentos y la invasión en África de un mosquito con mayor adaptación a las áreas urbanas y resistente a muchos de los insecticidas que se utilizan.

En 2021 la financiación global destinada a la lucha contra la malaria fue de 3.500 millones de dólares lo que supone un aumento respecto a los dos años anteriores. Una cifra que se encuentra demasiado lejos de los 7.300 millones de dólares que se estiman como necesarios para mantenerse en el camino correcto para acabar con la malaria.

Recientemente la OMS ha lanzado dos estrategias orientadas a ayudar a los países del continente africano a trabajar en el desarrollo de una respuesta más sólida frente a la malaria: una estrategia para frenar la resistencia a los medicamentos antipalúdicos y otra para detener la propagación del mosquito vector de la malaria Anopheles stephensi. Se espera además que durante el 2023 millones de niños puedan beneficiarse del impacto de la primera vacuna contra la malaria autorizada en todo el mundo.

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