Las enfermedades infecciosas suponen en los países desarrollados una importante carga de morbilidad y mortalidad, a pesar de la falsa creencia de que se trata de un problema sanitario con mayor prevalencia en las naciones con menos recursos. Los distintos agentes infecciosos han ido evolucionando de forma pareja a las medidas higiénicas y tratamientos desarrollados hasta el punto de que la resistencia a los antimicrobianos se erige ya como uno de los principales problemas de salud pública global.
La gran mayoría de las bacterias y hongos cuentan con capacidad para agruparse tanto en la naturaleza como en otros organismos como los seres humanos. Un proceso que deriva en la formación de comunidades microbianas conocidas como biopelículas en cuyo interior, los microorganismos están protegidos del sistema inmune del paciente.
Las biopelículas pueden encontrarse prácticamente en cualquier sitio y su impacto en la salud humana puede ser tanto positivo como negativo. Estas biopelículas pueden provocar tres tipos de enfermedades: infecciones asociadas a dispositivos médicos implantables, infecciones crónicas no asociadas a dispositivos médicos y enfermedades relacionadas con disfunción de los dispositivos. Un importante asunto analizado por Miguel Ángel Goenaga (Hospital Donostia) y José Luis del Pozo (Clínica Universidad de Navarra”, en el libro “Las enfermedades infecciosas en 2050”, elaborado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
“La carga de estas infecciones es enorme, representando un importante problema de salud. El uso de dispositivos biomédicos implantables se ha convertido en una parte integral de la medicina moderna. En los últimos años, hemos sido testigos de un aumento exponencial en el número de pacientes a los que se implanta un dispositivo favorecido por el envejecimiento de la población y el desarrollo tecnológico”, exponen los expertos.
Explican que la colocación de estos dispositivos conlleva un riesgo asociado inherente de infección por la formación de las referidas biopelículas en su superficie. “Los microorganismos asociados a biopelículas causan hasta el 70% de las infecciones en nuestro medio: endocarditis, osteomielitis, sinusitis, infecciones del tracto urinario, prostatitis, infecciones pulmonares crónicas en pacientes con fibrosis quística, infecciones crónicas de úlceras y heridas, otitis media crónica, sinusitis crónica, caries dental, periodontitis, infecciones del tracto biliar, y muchas otras infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, especialmente con los dispositivos biomédicos implantables”, explican.
Estas biopelículas pueden provocar tres tipos de enfermedades: infecciones asociadas a dispositivos médicos implantables, infecciones crónicas no asociadas a dispositivos médicos y enfermedades relacionadas con disfunción de los dispositivos
Informan de que las tasas de infección son de aproximadamente un 2% en el caso de las prótesis articulares y los implantes mamarios, un 4% si hablamos de las válvulas cardíacas mecánicas, los marcapasos y los desfibriladores, un 10 para las derivaciones ventriculares y entre un 40-60% para los dispositivos de asistencia ventricular.
“Estas infecciones son una catástrofe para el paciente”, alertan destacando que comprometen seriamente su calidad de vida e incluso pueden llegar a ser mortales. Razón por la que a menudo se requiere la retirada o el recambio del dispositivo, con los consiguientes sobrecostes que esto implica.
De acuerdo con los datos recogidos en el informe elaborado por el Ministerio de Sanidad sobre los Costes hospitalarios de los procesos obstétricos/quirúrgicos más frecuentes en el Sistema Nacional de Salud (SNS), la sustitución con prótesis se posiciona en el segundo lugar (la atención al parto ocupa el primer lugar). En concreto, en el año 2017 se produjeron 42.558 intervenciones de sustitución de rodilla con una estancia hospitalaria media de 5,44 días y un coste de 7.840 euros por prótesis.
"La enfermedad por biopelículas es muy resistente a la acción de los antibióticos y a menudo conduce a tratamientos prolongados o a medidas extremas, como la retirada y sustitución de los dispositivos infectados. El tratamiento antimicrobiano puede suprimir los síntomas de la infección al eliminar los microorganismos que se desprenden de la población adherida, pero frecuentemente no consigue erradicar los microorganismos"
“La enfermedad por biopelículas es muy resistente a la acción de los antibióticos y a menudo conduce a tratamientos prolongados o a medidas extremas, como la retirada y sustitución de los dispositivos infectados. El tratamiento antimicrobiano puede suprimir los síntomas de la infección al eliminar los microorganismos que se desprenden de la población adherida, pero frecuentemente no consigue erradicar los microorganismos que siguen incrustados en la biopelícula”, manifiestan, indicando que cuando se suspende el tratamiento antimicrobiano, “la biopelícula puede actuar como reservorio ocasionando la reaparición de los síntomas de infección. Es obvio que se necesitan nuevas opciones terapéuticas para controlar estas infecciones”.
En base a todo lo expuesto los expertos proponen una serie de propuestas de acción y recursos necesarios ante este problema de salud pública:
- Diseño de superficies de implantes con propiedades antiadherentes, incluyendo la posibilidad de liberación localmente controlada de fármacos.
- La modulación de las vías de señalización molecular en el interior de la biopelícula podría ser un nuevo método para prevenir su formación. Esto necesitaría de una comprensión muy exhaustiva de las biopelículas a nivel genético y molecular.
- La actividad de sustancias alternativas a los antibióticos, como los fagos, enzimas, sustancias desestabilizantes de las biopelículas, etc.
- Los prototipos que incluyen el uso de corriente eléctrica, radiofrecuencia, campos electromagnéticos y ultrasonidos son muy prometedores, pero están aún en fase preclínica de desarrollo.
- Crear un registro de dispositivos implantables en nuestros hospitales y otro de complicaciones infecciosas relacionadas convirtiéndolos en un requisito de calidad asistencial. Ambos registros contribuirán a mejorar los indicadores de salud del sistema sanitario en términos sociales, económicos y/o de calidad de vida.
- Mejorar la prevención de las infecciones relacionadas con los dispositivos médicos implantables a nivel de la industria que fabrica los dispositivos (diseño de mejores biomateriales con menor riesgo de infección asociado).
- Promover las pruebas de diagnóstico microbiológico de estas infecciones para evitar tratamientos antibióticos innecesarios y dirigir mejor los indicados.
- Promover y facilitar la investigación básica sobre las biopelículas para poder diseñar estrategias terapéuticas más eficaces.