El año 2015 marcó un antes y un después en el abordaje de la hepatitis Ccon el acceso a nuevos fármacos. Una enfermedad que se ha considerado la principal causa de cirrosis, trasplante hepático y cáncer de hígado en España. Hasta entonces, los tratamientos presentaban numerosos efectos secundarios y curaban a menos del 20% de los pacientes. Sin embargo,la llegada de los nuevos antivirales orales supuso un cambio en el manejo de esta enfermedad.
Desde ese año y con la implantación del Plan Estratégico para el Abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (PEAHC), en España han recibido tratamiento más de 158.000 mil pacientes. “Es un dato muy bueno y creo que nos sitúa a la cabeza de los países en alcanzar los objetivos de eliminación para 2030. Incluso podría ser antes”, explica el Dr. Javier García Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE). En consecuencia, se ha observado una tendencia descendente de la prevalencia de infección activa por el virus de la hepatitis C.
Sin embargo, hay cifras que aún son alarmantes. Actualmente solamente entre el 15 y el 30% de los pacientes que sufren hepatitis C logran eliminarla por completo de su organismo sin necesidad de tratamiento y en el 70% restante, el virus permanece y provoca una infección crónica.
“España va a acabar con la hepatitis C, pero para esto debemos estimular nuevas políticas”
Una de las soluciones para reducir esta cifra son los programas de cribado poblacional, una medida preventiva-asistencial, esencial en salud pública y que corresponde a las autoridades sanitarias establecer las líneas generales que deben seguir las políticas en esta materia. Aunque el Ministerio de Sanidad, a través de su Guía de cribado de la infección por la hepatitis C, controla todos estos seguimientos, cada Comunidad tiene sus propias estrategias.
La crisis de la la Atención Primaria por la pandemia de la COVID-19 ha tenido importantes efectos en los programas de cribado, tal y como explica el Dr. García. “La pandemia ha interrumpido todos los programas de microlineación. La búsqueda de pacientes se paralizó y es algo que poco a poco hemos ido retomando, pero aún nos queda por hacer”.
“Los datos oficiales de casos continúan siendo más bajos que antes de la pandemia. Es evidente que se están produciendo retrasos en el diagnóstico y también es una realidad que de los pacientes que se detectan, al menos una cuarta parte de ellos presentan síntomas hepáticos avanzados. Por tanto, debemos centrar los esfuerzos en promover el diagnóstico y lógicamente favorecer la continuidad asistencial tan dañada por la pandemia".
"Necesitamos que se hagan más programas de búsqueda de pacientes, especialmente en poblaciones vulnerables y que se favorezca la continuidad asistencial y las guías de cribado"
Aunque España continúa en lo alto de la lista de países favoritos para terminar con la hepatitis C para 2026, “siempre se puede hacer algo más”. “Necesitamos que se hagan más programas de búsqueda de pacientes, especialmente en poblaciones vulnerables y que se favorezca la continuidad asistencial y las guías de cribado. Para eso, el Ministerio de Sanidad puede ser una buena ruta de los planes”, añade el profesional.
Para ser más concretos, el Dr. García cree que una de las soluciones a corto plazo es “hacer cribados poblacionales oportunistas entre las franjas de edad donde se concentran el mayor número de casos, como en personas mayores de 45 años. Aquí se pueden diagnosticar pacientes y, por supuesto, sin descuidar las actuaciones en las poblaciones vulnerables, como a drogodependientes o personas sin hogar, donde todavía hay muchos pacientes sin diagnosticar y sin tratar”.
Teniendo en cuenta los avances que han surgido hasta ahora, el futuro es prometedor y el Dr. García asegura que eliminar la hepatitis C es un objetivo tan ambicioso como realista. “España va a acabar con la hepatitis C, pero para esto debemos estimular políticas como estas”.