El continente africano es uno de los que mayor experiencia con las epidemias y las enfermedades infecciosas tiene. El sarampión produce cerca de dos millones de muertes al año; el 70% de los 37 millones de enfermos de sida en el mundo viven en África subsahariana, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); 229,9 personas por cada 10.000 habitantes tienen riesgo de contraer malaria, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y cada poco tiempo un brote de ébola se lleva la vida de miles de personas en países como Uganda o República del Congo.
En los últimos años los brotes de ébola han provocado algunas de las epidemias más importantes que han asolado esta región. Principalmente el ébolavirus Zaire y el de Sudán han sido los causantes de varios brotes de fiebres hemorrágicas que han dejado a su paso una importante cifra de mortalidad y discapacidad. El brote de ebola de 2014-2016 en África Occidental fue el más extenso y complejo desde que se descubrió el virus en 1976. Hubo más casos y más muertes en este brote que en todos los demás juntos, según señala la OMS, más del 40% de los infectados fallecieron, superando las 11 mil muertes.
Nada más detectarse el primer caso, la RDC lanzó una campaña de vacunación utilizando la estrategia del anillo
Tras pasar un brote en verano finalizado el 4 de julio que dejó cuatro casos confirmados y cinco muertes, a finales de septiembre la República Democrática del Congo (RDC) volvía a vivir otro brote de ébola producido por el virus Zaire. Las últimas semanas de septiembre y las primeras de octubre supusieron un aumento de casos en la zona. El país vecino, Uganda, vivió desde el 20 de septiembre una rápida evolución del ébolavirus de Sudán, con 36 casos (18 confirmados y 18 probables) y 23 muertes reportadas hasta el 25 de septiembre. Para el 10 de octubre se habían notificado 48 casos confirmados, 17 muertes de las cuales cuatro eran trabajadores sanitarios y se habían detectado 20 muertes adicionales, según datos del Ministerio de Salud. Una propagación de un virus que no tiene vacuna ni tratamiento farmacológico aprobado.
MEDIDAS MÁS ALLÁ DE LAS VACUNAS
Mientras Uganda lucha contra este nuevo virus, la República Democrática del Congo ha conseguido que el brote del ébolavirus Zaire, que sí cuenta con vacuna, se haya quedado en un solo caso confirmado. Nada más detectarse el primer caso, la RDC lanzó una campaña de vacunación utilizando la estrategia del anillo, es decir, vacunando a los contactos y a los contactos de los contactos. Se vacunaron a 500 personas, incluidos 350 contactos, contactos de contactos y trabajadores e primera línea. “Casi todas las 182 personas que habían entrado en contacto con el caso inicial fueron monitorizadas durante 21 días y se les dio de alta una vez que se confirmó que no estaban en alto riesgo”, indican desde la OMS.
Las autoridades continúan con medidas de vigilancia aunque el brote se ha dado por terminado. Además de detectar los casos, rastrear de contactos y aislarlos, es importante controlar a los sobrevivientes. Según el Dr. Raymond Pallawo, epidemiólogo de la OMS y coordinador del programa para controlar al salud de los supervivientes del ébola y apoyarlos en su recuperación, 1.269 personas en República Democrática del Congo se han recuperado de la infección durante los últimos siete brotes que ha sufrido el país. Estos pacientes tienen problemas de salud mental, oculares y articulares.
“Si bien aún no se dispone de una vacuna eficaz para el ébolavirus de Sudán, esta es solo una herramienta. Podemos y hemos controlado el ébola con un sólido rastreo de contactos, detección, aislamiento de casos y una buena atención de apoyo”
Las recaídas y el resurgimiento en su caso no es muy común, pero algunos pacientes sufren ciertas persistencias del virus y después de meses siguen dando positivos. Es importante vigilarles, “monitorizar a quienes se han recuperado del virus nos ayuda a detectar las señales de advertencia de una recaída y tomar las medidas adecuadas. Gracias al seguimiento clínico y a la promoción del sexo seguro como la abstinencia o el uso de preservativo no hemos observado ninguna transmisión sexual", indicaba el Dr. Pallawo en una entrevista para la OMS. “Se deben reforzar los sistemas de vigilancia y el cumplimiento de las medidas de prevención y control de infecciones. Desde 2020, hemos capacitado a los agentes de vigilancia en todos los niveles —provincial, zonas de salud, áreas de salud— y más de 18 000 trabajadores de salud comunitarios. También hemos establecido equipos de respuesta rápida en las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri”.
Todas estas medidas, algunas más que otras, se han mostraron eficaces con otras pandemias, incluida la de la Covid-19. Es por ello que aprender de las experiencias es algo especialmente necesario. “La República Democrática del Congo ha acumulado una experiencia impresionante en el control del virus y podemos aprovechar las lecciones aprendidas para hacer retroceder el brote de ébola en Uganda”, señaló el Dr. Matshidiso Moeti, Director Regional para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Si bien aún no se dispone de una vacuna eficaz para el ébolavirus de Sudán, esta es solo una herramienta. Podemos y hemos controlado el ébola con un sólido rastreo de contactos, detección, aislamiento de casos y una buena atención de apoyo”.