El SARS-CoV-2, virus causante de la Covid-19 y culpable de la última pandemia sufrida, es un patógeno de nivel 3 de bioseguridad. Un agente biológico capaz de causar una enfermedad grave en el hombre y suponer un riesgo para los trabajadores. La Covid-19 tardó un año en contar con un tratamiento profiláctico, las vacunas. Y durante estos dos años ha producido más 13 millones de contagios y más de 110 mil fallecimientos solo en España. Pero en el mundo hay virus más peligrosos, los de bioseguridad de nivel 4 (NBS-4).
Son los agentes de nivel máximo de bioseguridad causantes de fiebres hemorrágicas como la de Crimea-Congo, ya presente en España, o el ébola. Afectan a animales y humanos, se trasmiten fácilmente y no cuentan con medidas preventivas ni tratamientos eficaces. El ébola tiene una tasa de letalidad del 50%, con un abanico que oscila entre el 25 y el 90% en función de la virulencia de los distintos brotes que se han dado en los últimos años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También es un virus altamente infeccioso el nipahvirus, de la familia de los henipavirus, con una letalidad de entre el 40 y el 75% de los casos según datos de la OMS. A mediados de este mes saltaban las alarmas por la identificación en 2018 de un brote de un nuevo tipo de henipavirus, el Langya, tal y como se bautizó en el estudio publicado en ‘The New England Jorunal of Medicine’ (NEJM).
Europa cuenta con distintas redes de trabajo sobre las enfermedades infecciosas y con ocho instituciones con laboratorios NBS-4
Además de los virus actualmente conocidos e identificados, algunas enfermedades emergentes o de origen zoonótico pueden ser causadas por virus de nivel de bioseguridad 4, lo que supone una amenaza para la salud pública y la necesidad de contar con nuevos recursos para enfrentarla. En este sentido, España está especialmente expuesta a las enfermedades emergentes y re-emergentes por el cambio climático, la globalización y porque es la puerta de entrada a Europa. Así lo reflejó a este medio el Dr. Víctor Jiménez Cid, microbiólogo y miembro del grupo de difusión de la Sociedad Española de Microbiología: “Actualmente nos encontramos en un momento especialmente delicado en nuestra relación con el planeta”.
Y visto lo ocurrido con la Covid-19, la pobre respuesta y los pocos recursos con los que se contaron durante la primera ola de la pandemia, cuando los sanitarios tenían que utilizar bolsas de basura para intentar evitar el contagio, cada vez es más acuciante aumentar los recursos y la investigación ante las enfermedades infecciosas emergentes y re-emergentes que pueden aparecer y ante ese patógeno X, desconocido pero que se sabe que puede ser el causante de la próxima pandemia.
LABORATORIO DE BIOSEGURIDAD
En este sentido, es importante que los países cuenten con centros capaces de manipular virus altamente infecciosos. En Europa se cuenta con distintas redes de trabajo sobre las enfermedades infecciosas y con ocho instituciones con laboratorios NBS-4 como son el Public Health England en Reino Unido, el Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale de Francia, el National Centre of Epidemiology de Hungría o el Bernhard-Nocht-Institut en Alemania. Según refleja un estudio publicado en 2013 en la ‘Plos Pathogens’ estas instalaciones proporcionan un área de contención total de aproximadamente 1.800 m2 divididos en al menos 20 subunidades y se utilizan para la manipulación segura de arenaviridae (familia a la que pertenecen virus como el Lassa), bunyaviridae (casuantes de las fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la fiebre del valle del Rift, la fiebre hemorrágica con síndrome renal y el síndrome pulmonar por hantavirus), filoviridae (virus del ébola y el Marburg) y paramyxoviridae (sarampión o paperas).
Pero esta capacidad es limitada. Además, se necesita de una estrategia de alta complejidad para el trasporte de las muestras con estos agentes altamente infecciosos y estos laboratorios son los únicos capaces de realizar una analítica y un cultivo, lo que produce un retraso en la confirmación de la infección de los pacientes. Problemas que se reflejaron especialmente con los repatriados del brote de ébola a España. Además, muchos de estos laboratorios funcionan como nivel 3, pudiéndose trasformar en nivel 4 cuando sea necesario.
Según anunció el Ministerio de Ciencia, para 2025 España contará con su primer laboratorio de nivel cuatro de bioseguridad, en el Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Campus de Majadahonda, dependiente del Instituto de Salud Carlos III. “Debe considerarse el cambio acaecido con la pandemia por Covid-19. Una pandemia similar por un patógeno respiratorio de NBS 4 haría que existieran países que pueden proteger eficazmente a sus ciudadanos (los que disponen de instalaciones NBS-4) y que los países sin NBS-4 tuvieran una posición desventajosa, en la que los análisis de muestras y proyectos de investigación quedarían paralizados a la espera de que los laboratorios NBS-4 existentes tuvieran hueco en su programación de trabajo”, indicaba Ciencia en la justificación del nuevo laboratorio.
“Es necesario que España cuente con un laboratorio de nivel 4, tenemos que estar más preparados"
Actualmente el CNM cuenta con un laboratorio de alta contención, pero solo de nivel 3, por lo que no se pueden hacer procedimientos de diagnóstico de virus como el Nipah o los causantes de fiebres hemorrágicas. El virus causante de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, originalmente endémica de África, Oriente Medio y Asia, se encontró en garrapatas en cinco regiones del país, como reflejó un estudio español publicado en febrero de 2022, y se considera endémico en Castilla y León.
“Es necesario que España cuente con un laboratorio de nivel 4, tenemos que estar más preparados con programas estratégicos, con stock de material de protección individual, productors sanitarios, tratamiento o medicamentos frente a infecciones que aunque ahora no sean frecuentes, más adelante lo serán”, señalaba a Consalud.es el Dr. Octavio Arce, médico internista especializado en virus emergentes y enfermedades infecciosas. Algo que desde Ciencia comparten.
“El SNS necesita un acceso rápido y organizado a instalaciones NBS-4. El tiempo necesario para la confirmación por cultivo de casos y para el manejo del paciente convaleciente aumenta en varios días si se tienen que remitir muestras a laboratorios de otro país europeo, con la consiguiente prolongación del aislamiento preventivo de los enfermos y de la alarma social”, continúa el informe. “La situación actual de las amenazas asociadas a enfermedades infecciosas ha modificado las necesidades para el diagnóstico microbiológico de estos casos en España”, indica la justificación del Ministerio.
Se espera que para 2025 España cuente con el primer laboratorio de nivel 4 con el que hacer frente a las amenazas sanitarias existentes, mejorando así la preparación ante alertas sanitarias, la formación y la opción de que otros países puedan acceder a resultados microbiológicos de forma más rápida.