La lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas reclama mayor financiación global

La Organización Mundial de la Salud ha realizado una consulta global para identificar las barreras y obstáculos que están retrasando los objetivos fijados para 2030 en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas.

Científico analizando muestras de sangre (Foto. Freepik)
Científico analizando muestras de sangre (Foto. Freepik)

Las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) son un grupo diverso de afecciones de origen bacteriano, viral, parasitario, fúngico y no transmisible. A pesar de su diversidad, estas enfermedades comparten un contexto geográfico y social: su carga se localiza, predominantemente, en las áreas tropicales y afectan a las poblaciones con menos recursos.

Los expertos destacan que la epidemiología de las enfermedades tropicales desatendidas es compleja y, a menudo, está relacionada con las condiciones ambientales. Muchas de estas enfermedades son transmitidas por vectores, tienen reservorios animales y se asocian con ciclos de vida complejos. Todos estos factores hacen que su control por parte de la salud pública suponga un auténtico desafío.

De acuerdo con los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los años 2015 y 2019, más de mil millones de personas recibieron intervenciones contra, al menos, una enfermedad tropical no transmisible cada año. Gracias a estas acciones se ha logrado cierto progreso en la reducción de la prevalencia e incidencia de algunas de estas enfermedades.

En los años 2020 y 2021 la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha tenido un importante impacto a nivel social y económico que se ha traducido en la interrupción sin precedentes en todas las actividades socioeconómicos, incluida la prestación de servicios de salud esenciales. Las estrategias dirigidas a la prevención, control, eliminación y erradicación de las enfermedades tropicales desatendidas se han visto significativamente afectadas.

Ante esta fotografía la OMS ha publicado un nuevo documento a través del que comparte las principales justificaciones para redoblar los esfuerzos en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas. “Para alcanzar los objetivos de 2030, aún se necesitan esfuerzos sustanciales para acelerar el progreso. Ahora existe un entendimiento común de que se debe fomentar el control sostenible integrando los programas de enfermedades tropicales desatendidas en los sistemas nacionales de salud, colaborando más allá del sector de la salud y desarrollando herramientas de diagnóstico y tratamiento más eficientes y asequibles”.

En 2019 las enfermedades tropicales desatendidas provocaron alrededor de 200.000 muertes. Estas fueron responsables de 14,5 millones de años vividos con discapacidad

Todas las acciones deben dirigirse a garantizar que la meta 3.3. del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3, que consiste en poner fin a la epidemias de las enfermedades tropicales desatendidas, sea una prioridad en las agencias de salud nacionales e internacionales. Razón por la que desde la OMS se ha desarrollado una consulta global sobre la situación de las ETD a través de la que se han renovado compromisos y definido acciones para la próxima década.

ENFERMEDADES TROPICALES DESATENDIDAS EN DATOS

En 2019 las enfermedades tropicales desatendidas provocaron alrededor de 200.000 muertes. Estas fueron responsables de 14,5 millones de años vividos con discapacidad. Dentro de este grupo encontramos algunas como el chikungunya, leishmaniasis visceral,ectoparasitosis, enfermedad de Chagas, esquistosomiasis, fascioliasis, filariasis linfática, tripanosomiasis africana humana, geohelmintiasis, úlcera de Buruli, lepra, dracunculosis, oncocercosis, tracoma o la teniasis.

La oncocercosis, por ejemplo, afecta a 20,9 millones de personas y presenta síntomas que van desde la picazón severa y la desfiguración de la piel hasta la ceguera. La filariasis linfática desfigura y puede causar discapacidad y estigmatización social. Tal y como se ha señalado al inicio de estas líneas, la carga de las enfermedades tropicales desatendidas es desigual en todo el mundo ya que los países con medios y bajos ingresos soportan el 80% de la carga.

Las personas que las sufren tienen que hacer frente a elevados costes económicos destinados al tratamiento de estas enfermedades. La OMS estima que los gastos de las familias y los salarios perdidos como consecuencia de estas enfermedades representan en su conjunto más de 33.000 millones de dólares cada año.

El informe de la OMS revela que acabar con las enfermedades tropicales desatendidas supondría un beneficio para las personas afectadas (en términos de ahorro en gasto sanitario) y pérdida de productividad superior a los 342.000 millones de dólares entre 2015 y 2030.

La actualización de los datos sobre estas enfermedades por parte de la OMS revela que 46 países han logrado ya eliminar, al menos, una enfermedad tropical desatendida.

La OMS recalca que estos datos únicamente ofrecen una fotografía parcial ya que la evidencia disponible sobre las principales enfermedades tropicales desatendidas continúa siendo limitada.

La actualización de los datos sobre estas enfermedades por parte de la OMS revela que 46 países han logrado ya eliminar, al menos, una enfermedad tropical desatendida. Entre estos, destacan:

  • 199 países, áreas y territorios han sido calificados como libres de transmisión de dracunculosis, incluyendo 187 Estados miembros de la OMS. En 2021 se reportaron 15 casos a nivel global, lo que representa un descenso del 99%.
  • En 2020 se reportaron 127.506 casos de lepra, lo que representan un descenso del 35% respecto a los 228.488 casos notificados en 2010.
  • En 2020 se reportaron 12.737 casos de leishmaniasis visceral, lo que supone una reducción del 78% en relación a los 58.257 casos noticiados a nivel global en 2010.
  • Los casos reportados de tracoma han descendido entre los años 2022 y 2021 un 76% tras pasar de notificarse 7,6 millones a 1,8 millones.
  • En 2020 se reportaron 1.458 casos de úlcera de Buruli, lo que representa un descenso del 75% respecto a los 4.906 casos notificados en 2010.
  • En 2020 se reportaron 565 casos de tripanosomiasis africana humana, lo que supone un descenso del 92% respecto a los 6.973 casos notificados en 2010.

TRES VÍAS PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS

Cumplir los objetivos marcados en la nueva hoja de ruta de la OMS requerirá construir sobre los progresos realizados, así como acelerar los esfuerzos que se han venido realizando en los últimos años y que se han visto frenados por la pandemia.

La OMS estima que los gastos de las familias y los salarios perdidos como consecuencia de estas enfermedades representan en su conjunto más de 33.000 millones de dólares cada año

En primer lugar se deben abordar las lagunas existentes en los programas específicos identificadas a través de esta hoja de ruta. Un proceso que requiere de un pensamiento innovador para liberar financiación a través de acciones, por ejemplo, de re-priorización.

El equipo responsable del desarrollo de esta hoja de ruta organizó una amplia consulta para evaluar las brechas en los programas clave destinados a las 20 principales enfermedades tropicales desatendidas. Esta evaluación ha puesto de relieve la necesidad de acciones aceleradas en algunas dimensiones del programa donde se incluyen la mayoría de estas enfermedades, destacando desafíos como las herramientas de diagnóstico y otras intervenciones como la monitorización y evaluación de la situación, financiación y acceso a los servicios de salud.

En segundo lugar la hoja de ruta llama a intensificar los enfoques transversales a través de intervenciones integradas plataformas que ofertan servicios comunes en los sistemas nacionales de salud. La implementación de este tipo de enfoques requerirá de nuevas reflexiones sobre los patrones que se vienen siguiendo en materia de inversión, pasando de inversiones verticales basadas en enfermedades a una inversión horizontal más focalizada en el sistema.

Por último se especifica la necesidad de construir un apoyo sostenible a los programas que luchan contra las enfermedades tropicales desatendidas. Esto implica que la planificación y el presupuesto tienen que estar liderado por los países y debe ser integrado en la planificación y los presupuestos sanitarios a nivel nacional. De este modo cada programa se adaptará a las capacidades financieras de cada financiación y, en aquellas ocasiones que no sean suficientes, se completará con apoyo económico externo.

“Financiar la aceleración del progreso necesario para alcanzar los objetivos de las enfermedades tropicales desatendidas en 2030 se destacó a lo largo de la consulta global en la que se ha basado la hoja de ruta y, durante algún tiempo la falta de recursos se ha visto como una barrera importante para el control, la eliminación y la erradicación de las enfermedades tropicales desatendidas”, exponen los expertos de la OMS.

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