Las enfermedades infecciosasacompañan al niño de forma habitual e inevitable durante la mayor parte de su infancia debido a la inmadurez de sus sistema inmnunitaro, que es más sensible a los agentes infecciosos. También, por algunos hábitos comunes en los más pequeños y que resultan poco higiénicos: compartir juguetes que previamente se han llevado a la boca, chupar otros objetos o incluso compartir chupetes. Esto facilita que dichas infecciones se propaguen con más rapidez.
La mayoría de los niños en las guarderías tienen de 8 a 12 resfriados al año, que son algunos más de los que tendrían si fueran cuidados exclusivamente en el hogar. Después del primer año de asistencia a la guardería, la cantidad de enfermedades respiratorias disminuye.
Es más, tal y como asegura el doctor Quique Bassat, epidemiólogo y coordinador del Grupo de Trabajo de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para la Reapertura de la Escolarización, “los niños en las guarderías tienen mayor probabilidad de coger infecciones que aquellos que no van a la guardería. Esto se debe a que entran en contacto con muchos niños a la vez y cualquier menor que sea portador de un virus puede transmitirlos a su alrededor. La realidad es que son notables las bajas por enfermedad de los niños cuando empiezan el colegio, pero es una manera de construir un sistema inmunitario”.
"Los niños también pueden contagiar a los padres, aunque es menos frecuente y el impacto de las infecciones en los adultos es todavía más banal"
La realidad es que la mayoría de las enfermedades infecciosas que afectan a los niños están producidas por virus. Esto quiere decir que no precisan la toma de antibiótico para su resolución, sino únicamente medidas para ayudar al niño a superar el proceso y sus síntomas de la forma más cómoda posible. En este caso, “los padres no pueden hacer gran cosa. Es cierto que no existen vacunas para los virus respiratorios o las infecciones diarreicas, que son los más comunes. Pero la gran herramienta para que los niños estén bien protegidos es vacunarles de aquellas enfermedades para las que que sí existen vacunas”.
Cabe destacar que la gripe es una de las principales infecciones que los niños suelen contraer. Los casos comenzaron a aumentar desde principios de octubre. Se centran principalmente en los más pequeños. Actualmente, según el último informe de Vigilancia de la Gripe en España, las mayores tasas de gripe se dan en el grupo de 5-14 años (287,9 casos por 100.000 h) seguido del grupo de 0-4 años (218,3 casos por 100.000 h). Esto hace que pueda aumentar el número de neumonías a causa vírica.
Sin embargo, una de las novedades que trae el calendario vacunal para este año es la inoculación de una dosis de la vacuna frente a la gripe para menores de entre 6 meses y 5 años, empezando por cohortes de edad.
¿CORREN PELIGRO LOS PADRES?
Al comienzo de la pandemia por la Covid-19 se situó a los niños como los importantes contagiadores del SARS-CoV-2, especialmente si eran asintomáticos. Existe el temor de que sean los niños quienes trasmitan una infección con mayor rapidez por varias razones. Una de ellas es que en los menores es complicado saber cuándo empieza la enfermedad y cómo trascurre porque, normalmente, los indicios son de menor gravedad que en los adultos.
Según el pediatra, “los niños también pueden contagiar a los padres, aunque es menos frecuente y el impacto de las infecciones en los adultos es todavía más banal y no causan síntomas. Pero, como en todo, hay variaciones. Quizás pasar la gripe para un niño sea banal, pero puede ser más fuerte en un enfermo crónico o un anciano”.
Al final, esta situación que le ocurre a los más pequeños puede consdierarse como una etapa más o menos inevitable que habrá que pasar y que tanto un adulto como un niño sanos superarán sin grandes problemas.