La prevención constituye uno de los principales pilares de los sistemas sanitarios. Las mejores herramientas para prevenir algunas enfermedades o complicaciones de estas y el coste que suponen (ingresos hospitalarios, atención sanitaria, fármacos, recursos profesionales…) son las vacunas. En este sentido, la inmunización “es rentable”, como destaca un estudio recientemente publicado en la Revista Española de Salud Pública. Y es rentable incluso con el aumento del coste que se ha vivido en 2023 en el país.
Como recogen los autores, vacunar a una persona sana el año pasado costó 1.541,56 euros en mujeres y 1.498,18 euros en hombres, de media 1.519,87 euros. Un gasto que supone un incremento del 125% con respecto a 2019, cuando se estimó que el gasto medio por persona era de 700 euros. De hecho, durante 2023, si se hubiera alcanzado una cobertura del 100% de las personas adultas sanas habría supuesto un gasto sanitario de 565 millones de euros.
Una cifra que se ha incrementado debido a la incorporación de nuevas vacunas como las que protegen frente al virus del herpes zóster y a la Neisseria meningitidis del serogrupo B; o la vacunación frente a la gripe, que amplió sus recomendaciones a los niños de seis a 59 meses durante la campaña de 2023-2024 y se usaron nuevas vacunas con mayor carga en población mayor de 80 años. Así como la introducción de los adolescentes varones en la inmunización frente al virus del papiloma humano (VPH).
En una cobertura del 100% este gasto representaría “alrededor de un 23% del gasto sanitario en servicios de prevención y de Salud Pública, y solamente un 0,5% del gasto sanitario total”
Este incremento del gasto si la cobertura hubiera sido de toda la población diana, representaría “alrededor de un 23% del gasto sanitario en servicios de prevención y de Salud Pública, y solamente un 0,5% del gasto sanitario total”, recoge el estudio. Gracias a estos fármacos se previene enfermedades o complicaciones de las mismas. Sin olvidar que patologías prevenibles por vacunación como el sarampión, la tosferina o el tétanos sigue siendo la causa anual de muerte de 116.000, 80.000 o 34.000 personas, respectivamente.
GASTO SANITARIO SIN INMUNIZACIÓN
Pese al incremento del gasto, como destacan los autores del estudio, la inmunización a lo largo de la vida de personas sanas “sigue siendo rentable”. No en vano, como se señalaba antes, el tratamiento de una enfermedad, en ocasiones grave cuando se hablan de las prevenibles por la vacunación, supera al de la vacunación.
Solo la infección por herpes zóster costó durante la pandemia Covid-19 100.433.904 de euros, con un gasto medio por paciente de 7.152 euros, como recoge un estudio publicado en la revista ‘Human Vaccines & Inmunotherapeutics’. En ese año la tasa de hospitalización se incrementó un 12% hasta alcanzar los 15,8 casos por 100.000 habitantes, entre los que destacaron principalmente las personas mayores de 80 años.
"Sigue siendo rentable vacunar a una persona a lo largo de toda su vida, fundamentalmente a aquellas con condiciones de riesgo”
La infección por meningitis B, según el estudio La carga económica de la enfermedad meningocócica invasiva causada por Neisseria meningitidis del serogrupo B en España se traduce en un gasto de entre cinco millones y trece millones de euros, de los cuales entre un 62 y 77% se deriva de las secuelas de la patología. El coste por paciente en la fase aguda asciende a 10.209 euros por caso.
Todos ellos son gastos prevenibles a través de la vacunación, hasta diez veces menos costosa por paciente en comparación. “A pesar del incremento en el coste debido a las modificaciones realizadas en el calendario en los últimos años, teniendo en cuenta el gasto sanitario que supone el tratamiento de las enfermedades prevenibles por vacunación y de sus secuelas, sigue siendo rentable vacunar a una persona a lo largo de toda su vida, fundamentalmente a aquellas con condiciones de riesgo”, señalan los autores del estudio de la Revista Española de Salud Pública.
En los próximos años, con el envejecimiento poblacional, se estima que las coberturas en edad adulta se incrementarán, siendo ahora muy bajas, lo que se traducirá en un mayor coste en prevención, pero un menor gasto sanitario total.