El cólera es una enfermedad diarreica aguda que está causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae. Aunque muchos puedan pensar que se trata de una enfermedad del pasado, lo cierto es que continúa siendo una importante amenaza para la salud pública global y un claro indicador de inequidad y falta de desarrollo social. Esto es debido a que el suministro de agua potable y la existencia de sistemas de saneamiento óptimos sin fundamentales en la prevención y control de la transmisión del cólera.
De acuerdo con los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se producen en todo el mundo entre 1,3 y 4 millones de casos de cólera, y entre 21.000 y 143.000 decesos por este problema de salud pública. En el año 2017 la OMS puso en marcha una hoja de ruta mundial para poner fin al cólera con una reducción de las muertes del 90% para el 2030. Un horizonte que parece alejarse.
La OMS ha advertido de que el cólera está resurgiendo en su forma más letal impulsado por el cambio climático. Durante los nueve primeros meses de 2022 hasta 27 países han informado de brotes de cólera. El problema más acuciante sobre el que la OMS quiere concienciar es que no solo se están viendo más brotes, sino que los que se suceden son más mortales. “Los datos de que disponemos, que son limitados, muestran que la tasa media de letalidad en lo que va de año casi triplica la de los últimos cinco años”, afirmaba el pasado 6 de octubre el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. Escasos días después, concretamente el 19 de octubre, el Grupo de Coordinación Internacional (ICG, por sus siglas en inglés) comunicaba la suspensión temporal del régimen de vacunación contra el cólera de dos dosis por uno de una única dosis debido a un suministro global de vacunas contra el cólera cada vez más limitado.
Entre los brotes de cólera más importantes de los que se han registrado este 2022, sin duda el de Haití es uno de los más feroces. El 1 de octubre de 2022 el Ministerio de Salud de Haití confirmaba el resurgimiento del cólera en Puerto Príncipe, después de que el país sufriese en el año 2010 uno de los peores brotes de cólera de la historia reciente con más de 800.000 casos y alrededor de 10.000 fallecidos.
GHESKIO, organización médica haitiana sin ánimo de lucro, explica en la revista New England Journal of Medicine que hasta el pasado 12 de noviembre se habían reportado 8.257 casos sospechosos y 155 muertes por cólera, siendo los barrios más pobres de la capital haitiana los más afectados. “La epidemia ahora se ha extendido con casos sospechosos reportados en ocho de los 10 departamentos geográficos dentro de Haití”, alertan desde la ONG.
“Los datos de que disponemos, que son limitados, muestran que la tasa media de letalidad en lo que va de año casi triplica la de los últimos cinco años”
Señalan que el brote está afectando de forma desproporcionada a los niños más pequeños. Hecho que puede deberse a que los niños nunca han estado expuestos a la bacteria y no han sido vacunados. La ONG recuerda además que las Naciones Unidas han comunicado que Haití se encuentra en un estado de hambruna de nivel 5 o “catastrófico”, por lo que es probable que la desnutrición severa haga que los más pequeños sean más vulnerables a las enfermedades. Una situación a la que se suma las fuertes lluvias que han inundado zonas del país y el convulso ambiente político y social.
Hasta hace unos años las perspectivas para reducir la carga del cólera a nivel global eran positivas, pero las consecuencias del cambio climático están favoreciendo su resurgimiento en distintas partes del mundo como en Haití. Philippe Barboza, jefe del Departamento de Cólera y Enfermedades Diarreicas Epidémicas de la OMS, explica en la revista Science el peligro que suponen los climas extremos alimentados por el calentamiento global. “Las sequías en África occidental y el Cuerno de África, las grandes inundaciones en el sudeste asiático y los ciclones en el sur de África han desplazado a personas y destruido la infraestructura de agua y saneamiento”, explica en la referida cabecera científica.
El experto incide en alto coste sanitario que supuesto la pandemia de Covid-19 en términos de acceso a la atención médica que, evidentemente, ha empeorado la situación. “La tasa de letalidad del cólera en África fue de casi el tres por ciento en 2021, unas tres veces más alta que en los cinco años anteriores. Cada vez que investigamos por qué la tasa de mortalidad es tan alta, la respuesta es la misma: retrasos en el acceso a la atención médica”, remacha.
Las vacunas deben utilizarse junto a mejoras en el acceso a agua potable y buenos sistemas de saneamiento que permitan controlar de forma más eficaz los brotes y prevenirlos
La situación se torna aún más preocupante como consecuencia de la escasez en el suministro global de vacunas. Los 36 millones de dosis de vacunas que se esperan para este 2020 no son suficientes. La protección completa se logra con la inoculación de dos dosis administradas con un intervalo de dos semanas. Pero el suministro actual tan solo cubre a 18 millones de personas. Una cifra que de poco sirve si vemos que Pakistán, Bangladesh, Etiopía o Nigeria se encuentran en los países más afectados.
En este sentido la revista Science pone el foco en el anuncio realizado por la compañía Shantha Biotechnics. La empresa, radicada en India y responsable del 10% del suministro global de vacunas contra el cólera, ha anunciado que planea detener su producción para finales del año 2023. La OMS ha instado a Sanofi, empresa matriz de Shantha a que reconsidere su decisión. Si finalmente se produce el cierre EuBiologics, ubicada en Corea del Sur, sería el único fabricante.
A pesar de que la vacunación es un garante de la salud pública, en el caso del cólera es tan solo una de las vías para hacer frente a la enfermedad. Las vacunas deben utilizarse junto a mejoras en el acceso a agua potable y buenos sistemas de saneamiento que permitan controlar de forma más eficaz los brotes y prevenirlos en aquellas zonas en las que exista un mayor riesgo.
La OMS incide en el hecho de que la mayoría de casos de cólera pueden ser tratados mediante sales de rehidratación oral, pero en caso de que los pacientes no sean tratados de la forma más temprana posible puede provocar la muerte en cuestión de horas. Razón por la que garantizar el acceso a la atención médica es fundamental. La situación de Haití es un claro ejemplo de cómo un país ha estado cerca de una década sin notificar apenas casos de cólera (uno confirmado en los últimos tres años) y ahora se enfrenta a un brote que compromete de forma significativa la salud pública del país.
Y, el problema, es que no solo se hace frente al cólera. La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, ha afirmado que el brote de cólera de Haití se suma a la expansión de Mpox (viruela símica), el aumento de casos de Covid-19 y las bajas tasas de vacunación contra la poliomielitis que obligan a la región de las América a intensificar su preparación ante posibles emergencias sanitarias. “Nuestra región está bajo presión. Debemos trabajar rápidamente con las herramientas que tenemos a mano para controlar estas cuatro emergencias de salud”.