El cambio climático es ya una de las grandes amenazas para la salud pública a nivel global. A medida que las temperaturas continúen incrementándose los patrones habituales de los vectores transmisores de enfermedades también lo harán. Una situación que poco a poco está provocando una alteración a nivel mundial tanto de la carga que suponen las enfermedades infecciosas como del riesgo de aparición de estas en nuevas regiones.
Ante esta fotografía un grupo de científicos ha evaluado los posibles brotes de dengue en las temporadas estivales a través de viajeros infectados en una variedad de escenarios climáticos. La novedad de este trabajo reside en que sus responsables han ampliado los marcos teóricos existentes para estudiar la dinámica del dengue mediante la introducción de la dependencia a la temperatura de dos parámetros fundamentales: periodo de incubación extrínseco (desde que un mosquito ingiere la sangre infectada y comienza a ser capaz de transmitir el virus) y periodo de vida útil de los mosquitos.
En este sentido cabe destacar que a medida que aumenta la temperatura el periodo de incubación extrínseco disminuye hasta cierto punto, lo que sugiere una relación proporcional entre la temperatura y el riesgo de dengue. Pero, para que se produzca la transmisión la vida útil del vector (disminuye con el aumento de la temperatura después de cierto puto), debe superar el periodo de incubación extrínseco Los resultados han sido publicados en la revista PLOS Climate.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el dengue es una infección vírica transmitida a los humanos a través de mosquitos infectados. Los principales vectores son los mosquitos Aedes aegypti y, en menor medida, Ae. Albopictus. Se han identificado cuatro virus causantes de la enfermedad y si bien muchas de las infecciones provocan un cuadro clínico leve, el dengue grave puede causar una enfermedad aguda similar a la gripe cuyas complicaciones pueden ser mortales.
A pesar de que el dengue es una enfermedad endémica en las regiones con climas tropicales y subtropicales de todo el mundo, su incidencia global ha aumentado significativamente en los últimos años. La OMS advierte de que en la actualidad hasta el 50% de la población mundial se encuentra en riesgo de contraer la enfermedad. Sus estimaciones apuntan a entre 100 y 400 millones de infecciones anuales de las que el 80% son leves o asintomáticas.
Las temperaturas entre 25°C y 30°C producen en los mosquitos A. aegypti los valores de periodo de incubación extrínseco y vida útil más propicios para la propagación de enfermedades
Los investigadores emplearon un modelo para simular numéricamente brotes de dengue en verano a la temperatura media actual y con un aumento de temperatura de 3 °C entre junio y octubre para Los Ángeles, Houston, Miami, Brownsville y Phoenix. Las temperaturas medias de 2021 para Los Ángeles, Houston, Miami, Brownsville y Phoenix entre junio y octubre fueron de 20,6 °C, 27,7 °C, 28,4 °C, 28,9 °C y 31,8 °C, respectivamente.
La investigación ha hallado que el cambio de temperatura altera significativamente el riesgo de dengue en forma de U invertida, con temperaturas en el rango de 27-31°C produciendo el mayor riesgo. “A medida que las temperaturas aumentan por encima de los 31°C, los determinantes del riesgo de dengue comienzan a cambiar la tasa de picaduras de mosquitos y la capacidad de carga a la duración del periodo infeccioso en humanos, lo que sugiere que los cambios de temperatura no solo alteran el riesgo de dengue sino también la eficacia potencial de las medidas de control”, exponen los autores.
Las temperaturas entre 25°C y 30°C producen en los mosquitos A. aegypti los valores de periodo de incubación extrínseco y vida útil más propicios para la propagación de enfermedades, mientras que las temperaturas más bajas y más altas tienden a generar brotes más pequeños o ninguno.
De los parámetros explorados, los cambios en la tasa de picaduras y la capacidad de carga del mosquito tienen la mayor influencia en la variación del número de infectados. Si bien la sensibilidad de la mayoría de los parámetros no varía según la temperatura, a medida que la temperatura aumenta hasta 30 °C, “la sensibilidad del periodo de incubación extrínseco y la vida útil del mosquito para el pico epidémico y el tamaño final de la epidemia tienden a disminuir, y la sensibilidad del virus infeccioso humano período tiende a aumentar”, concluyen.