La Región de África ha experimentado un aumento de las enfermedades zoonóticas del 63% en el periodo comprendido entre los años 2012 y 2022, en comparación con la década anterior, tal y como ha informado recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). En los últimos meses hemos sido testigos de brotes provocados por el virus de Marburgo en Guinea Ecuatorial y Tanzania o de ébola en Uganda. Las autoridades sanitarias africanas además, han tenido que lidiar con el rápido aumento de los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación en 2022 como consecuencia de las interrupciones originadas por la pandemia provocada por el SARS-CoV-2.
De acuerdo con los datos hechos públicos por la Oficina Regional para África de la OMS, las enfermedades zoonóticas representan aproximadamente el 32% de todos los brotes de enfermedades infecciosas que se han registrado en la región entre el 2001 y el 2022. La prevención y contar con planes de respuesta ágiles ante el surgimiento de este tipo de brotes es fundamental para detener la propagación y evitar que traspasen fronteras. En la mente de todos está el brote de ébola registrado entre los años 2014 y 2016 en África occidental (Guinea, Sierra Leona y Liberia) y que ha sido el más extenso y complejo desde que el virus fue descubierto en 1976. El brote se saldó con más de 28.000 infectados y 11.300 muertes.
“Desde 2020 se han comunicado cuatro brotes del virus de Marburgo en Guinea Ecuatorial, Ghana, Guinea y Tanzania, en comparación con los tres únicos brotes registrados entre 2010 y 2020”, explica el doctor Tieble Traore, oficial técnico de Preparación para Emergencias en la Oficina Regional de la OMS para África.
El experto explica que el virus de Marburgo no es la única enfermedad sobre la que se está observando un aumento en los brotes. “En 2019 y 2020, los patógenos zoonóticos representaron alrededor del 50% de los eventos de salud pública. La enfermedad por el virus de Marburgo y otras fiebres hemorrágicas virales constituyeron casi el 70% de estos brotes”, asevera.
“Desde 2020 se han comunicado cuatro brotes del virus de Marburgo en Guinea Ecuatorial, Ghana, Guinea y Tanzania, en comparación con los tres únicos brotes registrados entre 2010 y 2020”
El incremento de los eventos zoonóticos puede deberse a varios factores. En este sentido Traore explica que juegan un importante papel los determinantes humanos, animales y ambientales. El experto alude a los desafíos a los que se enfrenta África como “los cambios en los patrones de migración animal y humana, las regulaciones veterinarias mal implementadas relacionadas con el consumo de carne, el comercio de vida silvestre, el complejo sistema alimentario, el uso de antibióticos sin control y de mala calidad, el uso que se hace de la tierra, la pérdida de biodiversidad y otros factores”. Una compleja ecuación que “aumenta el contagio de enfermedades mortales emergentes como el virus de Marburgo”.
Razones por las que inciden en que es fundamental que, una vez que una enfermedad zoonótica es detectada, los países deben estar preparados para movilizar de forma rápida todos los recursos necesarios que posibiliten frenar la propagación, prevenir y tratar los casos e involucrar a la comunidad con el objetivo de construir una respuesta sólida y eficiente.
“Aunque todavía no conocemos el origen de los brotes del virus de Marburgo en Guinea Ecuatorial y Tanzania, sabemos que continúa aumentando la capacidad de África para conocer y analizar muestras de fiebres hemorrágicas como Marburgo o el ébola”, valora. “Estas detecciones significan que la sociedad es más consciente de una enfermedad potencialmente peligrosa que circula en las comunidades. Esto permite a las personas capacitadas para el manejo de los brotes dar respuesta rápidamente a estos eventos. Por esto es fundamental trabajar con las comunidades para crear conciencia sobre las enfermedades zoonóticas potencialmente peligrosas, cómo se pueden contraer y cuándo alertar a las autoridades sanitarias”.
La OMS está trabajando de forma estrecha y constante con los países africanos con la misión de mejorar sus capacidades de preparación, prevención, protección, respuesta rápida y recuperación de emergencias sanitarias. “Es esencial que los trabajadores de la salud estén bien capacitados y equipados para detectar rápidamente enfermedades infecciosas y poner en marcha la respuesta adecuada”, expone. Un reto importante si tentemos en cuenta la escasez crónica de profesionales sanitarios que padece África.
La agencia de salud de la ONU ha brindado apoyo en áreas como el refuerzo de las capacidades de los laboratorios, ha desarrollado ejercicios de simulación para evaluar los planes de respuesta ante emergencias de salud pública y tiene como objetivo promover la resiliencia de los sistemas sanitarios, así como transformar los sistemas de vigilancia en África.