El incendio en un edificio de Valencia que se desataba durante la tarde de ayer deja un matrimonio con dos hijos y una pareja de ancianos fallecidos, además de numerosos desaparecidos por el momento. Actualmente, los bomberos continúan enfriando el inmueble, al que aún no se ha podido acceder debido a que se encuentra muy caliente. El suceso ha dejado también 15 personas heridas.
En estas situaciones, los grandes quemados suelen ingresar en las UCI, donde reciben los mejores cuidados y tratamientos. Las Unidades de Cuidados Intensivos se han convertido en piedra angular para la recuperación de grandes quemados: aquellos pacientes con más de un 20% de su superficie corporal quemada o que sufren quemaduras menos extensas, pero con una edad o comorbilidades que exigen una abundante reposición intravenosa de líquidos.
En este sentido, los servicios de Medicina Intensiva de España han desarrollado protocolos de atención punteros, que llevan a cabo la mejor reanimación posible. En ellos, se tienen en cuenta factores como la nutrición y la rehabilitación temprana, con el objetivo de brindar una asistencia y una mejora del paciente completa y de calidad.
Manuel Sánchez: "Los pacientes con quemaduras extensas necesitan ser tratados por intensivistas, especialistas acostumbrados a tratar a pacientes graves con problemas que afectan seriamente a uno o más órganos"
“La piel es un órgano más y su pérdida repercute en todo el organismo. Los pacientes con quemaduras extensas necesitan ser tratados por intensivistas, que somos los especialistas acostumbrados a tratar a pacientes graves con problemas que afectan seriamente a uno o más órganos", explica el doctor Manuel Sánchez, especialista en grandes quemados del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
"De hecho, es frecuente que necesiten simultáneamente tratamientos y técnicas que usamos habitualmente en las UCI como el control del aporte de fluidos y de la medicación para mantener una tensión arterial adecuada, ventilación mecánica, técnicas de diálisis, sedoanalgesia o el tratamiento de las infecciones”, prosigue el especialista.
Llevar a cabo un tratamiento inicial puede evitar que la quemadura profundice y se desarrollen complicaciones en otros órganos. Además, los protocolos deben tener en cuenta factores como la nutrición. “Es clave para frenar el hipermetabolismo originado por el trauma térmico. Si la pérdida de masa magra en un quemado supera el 10% del total, se producirá un retraso de la cicatrización de las quemaduras, de las zonas injertadas y de sus zonas donantes de piel, lo que traería consigo un aumento de las infecciones. Además, también podría aumentar el tiempo de ventilación mecánica, incrementando el riesgo de neumonía asociada”, explica la doctora Marta Ugalde, intensivista del Hospital Universitario de Cruces (Baracaldo).
Las necesidades calóricas en los grandes quemados “son mayores en comparación con el resto de las patologías”. Así, la nutrición debe ser hipercalórica, hiperproteica (menos del 25% del aporte calórico total) y pobre en grasas (menos del 30% de las calorías no proteicas), suplementada con glutamina enteral y vitaminas antioxidantes (ACDE), entre otros.
“Una terapia nutricional temprana reduce la respuesta al estrés y la estancia en UCI. Si se da por vía oral, permite mantener el trofismo de la mucosa intestinal y aumentar la producción de inmunoglobulinas en el intestino, lo que ayuda a evitar úlceras y el riesgo de sepsis”, prosigue la doctora Ugalde. La desnutrición puede, además, conllevar un retraso en la rehabilitación, otro pilar fundamental en la recuperación de los pacientes.
Gracias al desarrollo de nuevas técnicas de monitorización, se pueden detectar incidencias con rapidez, además de acertar con los tratamientos que se brindan al paciente. A su vez, gracias a la evolución conjunta de la cirugía, “disponemos de apósitos que facilitan la curación y de cremas que eliminan la escara de la quemadura, dos asistencias que pueden realizarse en la UCI y evitar así cirugías cruentas con grandes pérdidas de sangre”, continúa el doctor Manuel Sánchez.
La rehabilitación de un gran quemado exige equipos multidisciplinares en los que participen fisioterapeutas, psicólogos, internistas o cirujanos, entre otras especialidades
“En España hemos sido pioneros en el uso de algunos tipos de monitorización que aportan información importante para el tratamiento inicial, en la búsqueda de tratamientos que vayan a la causa de las complicaciones más que a sus consecuencias y en el uso de las cremas que quitan tejidos muertos sin necesidad de cirugía”, expresa el doctor.
Por otro lado, se prioriza también evitar la debilidad adquirida por la propia hospitalización. Por ello, desde el ingreso se busca la recuperación motora, iniciando desde el primer día de estabilidad clínica medidas posturales y terapias pasivas que engloban tanto movilidad como elasticidad de la piel. Estas se acompañan de fisioterapia respiratoria para recuperar una capacidad pulmonar adecuada.
Finalmente, la rehabilitación de un gran quemado exige equipos multidisciplinares en los que participen fisioterapeutas, psicólogos, internistas o cirujanos, entre otras especialidades. “Hemos creado programas específicos que buscan la recuperación integral del paciente tanto a nivel funcional como social. Sin embargo, los periodos de inactividad a los que obliga el reposo tras la cirugía de injerto conllevan un retraso al que aún no hemos encontrado solución”, concluye el doctor Jacinto Baena, intensivista del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona).