Entre un 10 y un 20% de las personas que han sufrido SARS-CoV-2 desarrollan covid persistente o prolongado. Se trata de una enfermedad multidisciplinar que requiere del abordaje de todas las especialidades para mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen. Y entre estas especialidades, algunos estudios apuntan a la Neurología, debido al impacto que tiene a este nivel la infección en muchas personas mayores o con otras comorbilidades.
Sin embargo, aún quedan por estudiar otros pacientes, como niños, adolescentes o adultos jóvenes con afectación leve. Este es precisamente el enfoque de una investigación reciente publicada en BMC Medicine, que ha realizado un estudio de cohorte con datos de 185 participantes antes y después de la infección. La finalidad de este estudio ha sido la evaluación exhaustiva del impacto de esta infección en diferentes grupos de edad.
Para este análisis se utilizaron datos de electroencefalogramas (EEG) de pacientes que se encontraban en estado de reposo y después se han incorporado los datos relativos a estos pacientes una vez pasada la infección. Para analizar los cambios en el EEG se emplearon biomarcadores en todos los grupos de edad mediante enfoques tanto espaciales como temporales.
Esta investigación ha confirmado una mayor vulnerabilidad de los adultos jóvenes a los déficits cognitivos tras una infección por SARS-CoV-2, un grupo que no suele considerarse de alto riesgo
Entre los resultados, esta investigación ha confirmado una mayor vulnerabilidad de los adultos jóvenes a los déficits cognitivos tras una infección por SARS-CoV-2, un grupo que no suele considerarse de alto riesgo. También ha confirmado una disminución notable en la conectividad de la fuente de EEG, especialmente en la región del lóbulo temporal, que es crucial para la memoria, el lenguaje y el procesamiento emocional. Estos cambios podrían derivar en un deterioro cognitivo, mostrando patrones similares a los del TDAH y el deterioro cognitivo leve.
La reducción de la conectividad en áreas específicas del cerebro, como el electrodo T5 en el lóbulo temporal, sugiere interrupciones en las redes neuronales esenciales para las funciones cognitivas. Esto concuerda con estudios previos que vinculan alteraciones en la conectividad cerebral con diversos déficits cognitivos. La persistencia de estas reducciones en los hemisferios cerebrales resalta el impacto específico del SARS-CoV-2 en la función cerebral. Además, el incremento del parámetro HA en la banda theta tras la infección sugiere cambios perceptibles en la actividad del EEG, reflejando potencialmente alteraciones en los estados cognitivos.
La complejidad aumentada en los patrones de EEG después de la recuperación, especialmente en la banda delta, podría indicar un mecanismo neuronal compensatorio o un estado alterado de la actividad cerebral en respuesta a la infección. La concentración de alteraciones en la banda de frecuencia delta ofrece una nueva perspectiva, proponiendo que esta banda es particularmente vulnerable a los impactos neurológicos del SARS-CoV-2. Aunque tradicionalmente se asocia la disminución de la actividad delta con los ojos abiertos, los resultados sugieren que también pueden reflejar cambios en los estados del sujeto.
Este estudio proporciona evidencia electrofisiológica adicional sobre el mayor impacto de la infección en adultos jóvenes, lo que subraya la necesidad de investigar más las consecuencias a largo plazo del SARS-CoV-2 en este grupo
Este estudio utiliza técnicas como la ICA para eliminar el ruido electromiográfico y oculomotor, lo que refuerza la validez de los efectos observados. El análisis de la onda delta mediante técnicas de filtrado subraya la sensibilidad de esta banda de frecuencia, lo que podría ser clave para futuros estudios de EEG en pacientes con Covid-19, especialmente en lo referente a las alteraciones en la actividad cerebral. Investigaciones previas han relacionado la energía de baja frecuencia con la comunicación entre regiones cerebrales distantes. Las alteraciones en esta actividad observadas en el estudio indican un impacto significativo de la infección en el sistema nervioso.
Los resultados también revelan una gradación en la susceptibilidad a los impactos cognitivos posteriores a la infección en diferentes grupos de edad. Los cambios cognitivos más notables se dieron en adultos jóvenes, quienes normalmente no se consideran de alto riesgo para sufrir consecuencias graves por Covid-19. Este estudio proporciona evidencia electrofisiológica adicional sobre el mayor impacto de la infección en adultos jóvenes, lo que subraya la necesidad de investigar más las consecuencias a largo plazo del SARS-CoV-2 en este grupo. Además, se observaron cambios significativos en los parámetros HC y HM en niños, posiblemente relacionados con su rápido desarrollo neurológico.
“Nuestros hallazgos sugieren un impacto más profundo del SARS-CoV-2 en los adultos jóvenes en comparación con los adolescentes y los niños. Esta perspectiva puede potencialmente orientar la formulación de estrategias de rehabilitación adaptadas a los pacientes con covid prolongado”, concluyen los investigadores de este estudio.