Cada año fallecen en todo el mundo más de 13 millones de personas por causas ambientales evitables, de acuerdo con las últimas estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los niveles de contaminación de nuestro planeta cada vez son más preocupantes y la ciencia ha demostrado de forma fehaciente su relación múltiples problemas de salud. Enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer e incluso trastornos relacionados con la salud mental encuentran, en muchas ocasiones, su origen en la contaminación que nos rodea. Motivo por el que la OMS solicitaba a todos los gobiernos con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud la puesta en marcha de acciones urgentes para mantener saludables a los seres humanos y al planeta.
La crisis climática es la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad. La crisis climática es también una crisis sanitaria. Dos conceptos que deben ser contemplados de forma conjunta ya que más del 90% de las personas respiran aire insalubre generado por la quema de combustibles fósiles. Las decisiones políticas, sociales y comerciales están impulsando esta doble crisis. El calentamiento global está modificando los mecanismos de transmisión de algunas enfermedades como las transmitidas por vectores que ahora provocan brotes en zonas en las que antes nunca lo habían hecho.
La contaminación y emisión de gases de efecto invernadero afectan a nuestra salud de múltiples maneras, y no solo de forma tan directa como a través del aire que respiramos. El paulatino aumento de la temperatura media global provoca fenómenos meteorológicos extremos, la degradación de la tierra, inundaciones, olas de calor extremas o sequías que no solo afectan directamente a la salud de millones de personas, sino que en ellos comienza a radicar el origen de movimientos migratorios. Los denominados como “refugiados climáticos”.
Un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proceden de los sistemas productores de alimentos altamente procesados y consumo del plástico que, además, impulsan enfermedades como el cáncer o la obesidad.
La pandemia provocada por el SARS-Co-2 ha puesto de manifiesto la importancia de la salud como garante de todos los estamentos sobre los que se sostienen nuestras sociedades. Pero también ha enfatizado una realidad de la que todos somos conscientes y se ha obviado de forma consciente: las desigualdades entre países. La Covid-19 ha subrayado la urgencia de crear sociedades sostenibles del bienestar que estén comprometidas para lograr una salud equitativa sin violar los límites ecológicos.
“El verdadero coste del cambio climático se siente en nuestros hospitales y en nuestros pulmones. La carga para la salud de las fuentes de energía contaminantes ahora es tan alta que cambiar a opciones más limpias y sostenibles para el suministro de energía, el transporte y los sistemas alimentarios, se paga solo”
“Cuando tienes más de siete millones de muertes prematuras cada año asociadas con la exposición a la contaminación del aire, estoy segura de que todos están de acuerdo en que este es un importante problema de salud pública”, asevera la directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neira. Advierte de que nueve de cada 10 personas, especialmente las que viven en ciudades, “respiran aire que no cumple con lo que la OMS ha considerado como buenos estándares de calidad”.
Los efectos de la contaminación del aire en la salud son graves. Un tercio de las muertes por accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y enfermedades cardíacas se deben a la contaminación del aire. Un efecto equivalente al de fumar y, mucho mayor que los efectos del exceso de sal en nuestras dietas.
“El verdadero coste del cambio climático se siente en nuestros hospitales y en nuestros pulmones. La carga para la salud de las fuentes de energía contaminantes ahora es tan alta que cambiar a opciones más limpias y sostenibles para el suministro de energía, el transporte y los sistemas alimentarios, se paga solo”, apostilla Neira.
ELEVADO RIESGO PARA LOS NIÑOS
Los niños se ven muy afectados por la contaminación del aire. La exposición a la contaminación del aire está relacionada con enfermedades respiratorias, cánceres y deterioro cognitivo en bebés, niños y jóvenes.
Un enemigo “invisible” del que ninguno estamos a salvo. Un contaminante microscópico, PM2.5, es tan pequeño que puede atravesar muchas de las armaduras protectoras de nuestro cuerpo, como las membranas mucosas y otras barreras, para dañar nuestros pulmones, corazón y cerebro.
"Reducir la contaminación del aire a los niveles de referencia de la OMS, por ejemplo, reduciría el número total de muertes a nivel mundial por la contaminación del aire en un 80% y reduciría drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que alimentan el cambio climático"
La OMS establece seis razones fundamentales para proteger a los bebés y niños de la contaminación del aire:
- Sus pulmones aún se están desarrollando y la contaminación del aire puede interferir con este proceso biológico.
- Sus cuerpos son menos capaces de metabolizar, desintoxicar y excretar los tóxicos contenidos en la contaminación del aire.
- Sus cerebros aún se están desarrollando y los compuestos neurotóxicos en la contaminación del aire pueden afectar el desarrollo cognitivo de los niños.
- Inhalan más aire por unidad de peso corporal que los adultos.
- Son más activos y por lo tanto respiran más contaminación del aire.
- Los bebés nacidos de mujeres que estuvieron expuestas a la contaminación del aire durante el embarazo tienen más probabilidades de ser prematuros y con bajo peso al nacer.
MAYOR IMPACTO EN LOS PAÍSES MÁS POBRES
La fotografía expuesta a lo largo de estas líneas se torno aún más complicada en los países de medios y bajos ingresos. Retomando la cifra de siete millones de muertes prematuras anuales como consecuencia de la contaminación del aire, la OMS indica que el 91% de estas se producen en naciones de medianos y bajos ingresos.
"La pandemia de Covid-19 ha arrojado luz sobre los vínculos íntimos y delicados entre humanos, animales y nuestro medio ambiente. Las mismas elecciones insostenibles que están matando a nuestro planeta están matando a la gente"
Existen dos tipos principales de contaminación del aire: la contaminación ambiental (contaminación exterior) y la contaminación del aire doméstico (o interior). Esta última hace referencia a la contaminación generada por la combustión doméstica de combustibles (causada por la quema de combustibles como el carbón, la madera o el queroseno) usando fuegos abiertos o estufas básicas en espacios poco ventilados. Tanto la contaminación del aire interior como la exterior pueden contribuir entre sí, ya que el aire se mueve desde el interior de los edificios hacia el exterior, y viceversa.
La contaminación del aire en los hogares es un desafío importante y 3.000 millones no tienen acceso a combustibles y tecnologías limpias para cocinar (las mujeres y los niños tienden a ser los más afectados, ya que pasan más tiempo en interiores en áreas donde las personas usan estufas y lámparas contaminantes en el interior). La contaminación del aire doméstico provoca más de cuatro millones de muertes al año, afectando de forma especial a los países de África y Asia.
LA PANDEMIA, PUNTO DE INFLEXIÓN
“La pandemia de Covid-19 ha arrojado luz sobre los vínculos íntimos y delicados entre humanos, animales y nuestro medio ambiente. Las mismas elecciones insostenibles que están matando a nuestro planeta están matando a la gente. La OMS hace un llamamiento a todos los países para que se comprometan a tomar medidas decisivas para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, no solo porque es lo correcto, sino porque redunda en nuestro propio interés”, pedía el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus el pasado mes de octubre tras la presentación de una carta abierta, firmada por más de dos tercios de la fuerza laboral mundial de la salud, para solicitar a los gobiernos de todo el mundo acciones urgentes para combatir el cambio climático.
“Reducir la contaminación del aire a los niveles de referencia de la OMS, por ejemplo, reduciría el número total de muertes a nivel mundial por la contaminación del aire en un 80% y reduciría drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que alimentan el cambio climático. Un cambio hacia dietas más nutritivas y basadas en plantas de acuerdo con las recomendaciones de la OMS, como otro ejemplo, podría reducir significativamente las emisiones globales, garantizar sistemas alimentarios más resilientes y evitar hasta 5,1 millones de muertes relacionadas con la dieta al año para 2050”, concluye la doctora Neira.
El Manifiesto de la OMS para garantizar una recuperación saludable y ecológica de la Covid-19 prescribe proteger y preservar la naturaleza como fuente de salud humana; invertir en servicios esenciales, desde el agua y el saneamiento hasta la energía limpia en las instalaciones sanitarias; garantizar una transición energética rápida y saludable; promover sistemas alimentarios sanos y sostenibles; construir ciudades saludables y habitables; y dejar de utilizar el dinero de los contribuyentes para financiar la contaminación.