La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune de origen desconocido que afecta alrededor de 18 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Produce una inflamación crónica que afecta sobre todo a las articulaciones, pero más allá de ello, y entre otras consecuencias, puede llegar a elevar un 50% la posibilidad de sufrir enfermedades cardiacas.
Una nueva investigación liderada por la Universidad de Córdoba (UCO), el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) y el servicio de Reumatología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba (HURS), ha conseguido establecer, por primera vez, el perfil molecular de aquellos pacientes con artritis reumatoide que tienen un mayor riesgo de padecer episodios cardiovasculares. Este estudio ha estado liderado por el Dr. Alejandro Escudero y ha contado con la colaboración de otros centros hospitalarios de Santander, Sevilla, Málaga y Jaén.
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune de origen desconocido que afecta a unos 18 millones de personas
Este trabajo se ha basado en realizar un detallado análisis de muestras de suero sanguíneo en más de 300 personas que padecen esta enfermedad, en las que se han estudiado más de 30 moléculas diferentes relacionadas fundamentalmente con el estrés oxidativo, la alteración de células inmunes y otras de tipo inflamatorio como las denominadas citoquinas.
De esta forma, a partir de herramientas computacionales y técnicas bioinformáticas que han cruzado más de diez mil datos distintos, el sistema ha logrado establecer tres grupos diferenciados de pacientes que comparten patrones similares en función de todas estas características moleculares analizadas previamente.
"Una vez hemos estudiado las características clínicas de cada uno de esos tres grupos, hemos llegado a la conclusión de que, concretamente, uno de ellos tenía más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares", explica Chary López-Pedrera, investigadora principal del grupo Enfermedades autoinmunes sistémicas-inflamatoriascrónicas del aparato locomotor y tejido conectivo. Para ello, el equipo de investigación ha analizado distintos parámetros asociados a un mayor riesgo de problemas cardiacos como la hipertensión, la obesidad o el engrosamiento de la íntima-media carotidea, las dos capas más internas de la arteria responsable del suministro de sangre al cerebro.
López-Pedrera: "Una vez hemos estudiado las características clínicas de cada uno de esos tres grupos, hemos llegado a la conclusión de que, concretamente, uno de ellos tenía más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares"
"Hemos podido demostrar que los análisis moleculares son capaces de estratificar a pacientes que tienen un comportamiento clínico en particular, como es un mayor riesgo cardiovascular", explica Carlos Pérez-Sánchez, investigador Ramón y Cajal y miembro del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba. "Que hayamos sido capaces de caracterizar esto es un resultado relevante para que, más adelante si se valida, el análisis de ciertas moléculas pueda dar información sobre la probabilidad de sufrir un problema cardiaco", añade.
De esta forma, la investigación supone un avance hacia nuevos tratamientos médicos más concretos y personalizados, un escenario el que quizás sea posible en el futuro, a través de un análisis de sangre, identificar pacientes que, a pesar de sufrir una misma enfermedad, tengan características distintas que puedan ser abordadas terapéuticamente de forma diferencial.