Los incendios forestales además de dañar gravemente los recursos forestales también suponen una gran amenaza para la salud de las personas. El humo producido por los incendios puede lastimar los ojos, irritar el aparato respiratorio y agravar enfermedades cardiacas y pulmonares crónicas.
El humo producido por los incendios forestales está compuesto por una mezcla de gases y partículas pequeñas que son emanados por la vegetación, los materiales de construcción y otros materiales al quemarse.
Las partículas del humo de los incendios son 30 veces más pequeñas que el diámetro de un cabello humano
La Dra. Bonnie Ronish, especialista en pulmones de UW Medicine, apunta que es importante tomar precauciones cuando la calidad del aire desciende a niveles insalubres: "Cualquiera que haya fumado un cigarrillo o haya estado cerca de un cigarrillo puede considerarlo como un cigarrillo gigante. Cada vez que algo quemado entra en tus pulmones, es malo para ti".
Las pequeñas partículas que componen el humo de los incendios forestales son las que lo hacen más amenazante para nuestra salud. Estas partículas, conocidas como PM 2.5, son aproximadamente 30 veces más pequeñas que el diámetro de un solo cabello humano.
“Nuestras vías respiratorias están diseñadas para eliminar las partículas mayor tamaño. Los pelos de tu nariz eliminan esas partículas más grandes. Incluso la mucosidad de las vías respiratorias ayuda a eliminarlas... pero estas partículas más pequeñas pueden penetrar por las vías respiratorias”, explica la Dra. Ronish. "Las concentraciones más altas de PM 2,5 realmente pueden irritar todos nuestros pulmones".
Algunos estudios han demostrado que la exposición a corto plazo, durante días o semanas, a las partículas finas, el principal componente del humo, está relacionado con el agravamiento de enfermedades cardíacas o pulmonares preexistentes.
Los expertos recomiendan usar mascarilla y proteger los ojos en la medida de lo posible
Para este tipo de ambientes afectados por el humo de incendios, los expertos recomiendan usar siempre una mascarilla ajustada, como una N95, que aportará protección a las personas que necesitan estar en el exterior.
Ante los recientes incendios en Tenerife, la Dirección General de Salud Pública ha recomendado no permanecer en el exterior ni realizar actividades físicas intensas o prolongadas. En caso de que no se pueda evitar salir, es recomendable emplear mascarillas FFP2 para evitar problemas respiratorios, además de proteger los ojos en la medida de lo posible y lavarlos si fuera necesario.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advierte de los primeros síntomas que puede provocar el humo de los incendios en nuestra salud, como pueden ser tos, dificultad para respirar, ardor en los ojos, irritación de garganta, moqueo, irritación de los senos paranasales, dolor de pecho o cabeza así como ataques de asma o aceleración de la frecuencia cardiaca.
Determinados colectivos, como embarazas, niños o personas mayores, pueden ser más propensos a enfermar si respirar el humo procedente de incendios forestales. También deben tener especial precaución pacientes con patologías respiratorias y cardiacas preexistentes.