El fipronil representa un riesgo de intoxicación “muy improbable” para los humanos. Esto significa que, aún enlos niveles máximos detectados en Bélgica y Holanda, tendrían que consumirse miles de huevos contaminados a lo largo de la vida para sufrir efectos adversos. Así lo explica el experto y toxicólogo de la Universidad de Lovaina Alfred Bernard, quien insiste en que los consumidores deben estar tranquilos y que las medidas de precaución tomadas hasta el momento responden más a un fraude legal que a un “peligro” real de intoxicación. “No hay riesgo para la población en este momento. Está limitado y potencialmente es muy improbable”, asegura.
El asunto ha creado alarma y mucha confusión en Holanda y Bélgica, donde se han detectado trazas de fipronil superiores al umbral de “riesgo” establecido por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en 0,72 miligramos por kilo de alimento. Bernard subraya que estos niveles tendrían que superarse “durante un periodo muy prolongado para que entrañaran un riesgo de intoxicación crónica”, y asegura queno ha habido ningún caso de muerte en Europa. “El riesgo es casi inexistente porque la duración de la exposición es limitada, hay un margen de seguridad muy alto y la probabilidad de que una persona consuma todos los días huevos contaminados es muy limitada”, afirma.
Según las cifras facilitadas por el experto, una persona tendría que consumir al menos 10.000 huevos contaminados, durante un corto periodo de tiempo, para poner en riesgo su salud, aunque propone a los consumidores “alternar las marcas de huevos” que consumen para minimizar la exposición.
Desde Holanda, el científico experto en nutrición Martijn Katan coincide en que una persona tiene que comer “varios miles de huevos para que sea perjudicial”. El experto ha dicho en declaraciones a la cadena holandesa NOS, que “incluso si has comido cuatro huevos contaminados por día en el último mes, no es perjudicial. Solo tienes que preocuparte por el colesterol”.
UN FRAUDE
Más allá de la seguridad alimentaria, el asunto del fiponil supone un fraude, puesto que su uso no es legal en alimentación en la Unión Europea (UE). El mero hecho de que aparezcan trazas en los alimentos, aunque estén por debajo del umbral apto para el consumo, implica una infracción.
Sin embargo, su comercialización sí está autorizada desde 1993, cuando la farmacéutica francesa Rhône-Poulenc la introdujo en el mercado. Desde entonces, se utiliza para el tratamiento del ácaro rojo en semillas o animales domésticos como perros y gatos, aunque está limitado por su contribución al declive de las abejas. De hecho, en 2013, los Veintiocho acordaron restringir el uso de este neonicotinoide al tratamiento de semillas utilizadas en invernaderos, así como a semillas de puerro, cebollas y chalotas para ser sembradas en campos y cosechadas antes de la floración. España, República Checa y Reino Unido se opusieron entonces a esta restricción, por considerar que no había pruebas suficientes que mostraran su impacto en abejas o por no contar con una sustancia alternativa.
Holanda y Bélgica trabajan conjuntamente para conocer el origen del fraude, que, según los primeros análisis, está en la empresa belga Poultry Vision, el proveedor que supuestamente vendió con la etiqueta “bio” un tratamiento para las gallinas que contenía fipronil. Sin embargo, la sospecha está ahora en la holandesa Chickfriend, una de las empresas que utilizaron en tratamiento con la sustancia para las gallinas, y de la que han sido arrestados dos administradores.
Por su parte, el comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha propuesto convocar una reunión en septiembre en Bruselas para abordar el caso de los huevos contaminados, a la que se invitará a los ministros de lospaíses miembros de la UE afectados y a las agencias de seguridad alimentaria de los países.
El asunto ha creado alarma y mucha confusión en Holanda y Bélgica, donde se han detectado trazas de fipronil superiores al umbral de “riesgo” establecido por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en 0,72 miligramos por kilo de alimento. Bernard subraya que estos niveles tendrían que superarse “durante un periodo muy prolongado para que entrañaran un riesgo de intoxicación crónica”, y asegura queno ha habido ningún caso de muerte en Europa. “El riesgo es casi inexistente porque la duración de la exposición es limitada, hay un margen de seguridad muy alto y la probabilidad de que una persona consuma todos los días huevos contaminados es muy limitada”, afirma.
Solo en grandes cantidades puede causar daños hepáticos, a nivel del tiroides o riñones
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica el fipronil como “moderadamente tóxico” para los humanos y estima que solo en grandes cantidades puede causar daños hepáticos, a nivel del tiroides o riñones. Según las cifras facilitadas por el experto, una persona tendría que consumir al menos 10.000 huevos contaminados, durante un corto periodo de tiempo, para poner en riesgo su salud, aunque propone a los consumidores “alternar las marcas de huevos” que consumen para minimizar la exposición.
Desde Holanda, el científico experto en nutrición Martijn Katan coincide en que una persona tiene que comer “varios miles de huevos para que sea perjudicial”. El experto ha dicho en declaraciones a la cadena holandesa NOS, que “incluso si has comido cuatro huevos contaminados por día en el último mes, no es perjudicial. Solo tienes que preocuparte por el colesterol”.
UN FRAUDE
Más allá de la seguridad alimentaria, el asunto del fiponil supone un fraude, puesto que su uso no es legal en alimentación en la Unión Europea (UE). El mero hecho de que aparezcan trazas en los alimentos, aunque estén por debajo del umbral apto para el consumo, implica una infracción.
Sin embargo, su comercialización sí está autorizada desde 1993, cuando la farmacéutica francesa Rhône-Poulenc la introdujo en el mercado. Desde entonces, se utiliza para el tratamiento del ácaro rojo en semillas o animales domésticos como perros y gatos, aunque está limitado por su contribución al declive de las abejas. De hecho, en 2013, los Veintiocho acordaron restringir el uso de este neonicotinoide al tratamiento de semillas utilizadas en invernaderos, así como a semillas de puerro, cebollas y chalotas para ser sembradas en campos y cosechadas antes de la floración. España, República Checa y Reino Unido se opusieron entonces a esta restricción, por considerar que no había pruebas suficientes que mostraran su impacto en abejas o por no contar con una sustancia alternativa.
"Incluso si has comido cuatro huevos contaminados un último mes, no es perjudicial. Solo tienes que preocuparte por el colesterol"
Alfred Bernard sostiene que, a día de hoy, “hay otros insecticidas que pueden reemplazar el fipronil”. De hecho, la licencia de comercialización en la UE finaliza el 30 de septiembre, y no está previsto que se renueve, aunque el experto indica que “probablemente” se introducirá otra nueva sustancia alternativa en el mercado. “La sustancia no se prohíbe necesariamente por razones de seguridad, pero sí de eficacia”, apunta. Holanda y Bélgica trabajan conjuntamente para conocer el origen del fraude, que, según los primeros análisis, está en la empresa belga Poultry Vision, el proveedor que supuestamente vendió con la etiqueta “bio” un tratamiento para las gallinas que contenía fipronil. Sin embargo, la sospecha está ahora en la holandesa Chickfriend, una de las empresas que utilizaron en tratamiento con la sustancia para las gallinas, y de la que han sido arrestados dos administradores.
Por su parte, el comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, ha propuesto convocar una reunión en septiembre en Bruselas para abordar el caso de los huevos contaminados, a la que se invitará a los ministros de lospaíses miembros de la UE afectados y a las agencias de seguridad alimentaria de los países.