Reducir la huella de carbono que al año se produce en los diferentes sectores industriales, en las ciudades, por los estándares de vivienda y por el transporte es el objetivo en que trabaja la Unión Europea (UE). La emisión de CO2, así como de otros gases de efectos invernadero, tiene un impacto directo en el cambio climático que a su vez repercute no solo al calentamiento global del planeta, sino también a la salud humana con la presencia de patologías emergentes, el incremento de la resistencia antimicrobiana o el empeoramiento de enfermedades crónicas. El aumento, de hecho, se ha relacionado con la reducción de nutrientes como proteínas y el aumento de carbohidratos en los alimentos de origen vegetal.
La descarbonización es, por tanto, uno de los objetivos que se incluye en el Pacto Verde Europeo. Esta política de la Unión Europea tiene como objetivo que la región se convierta en el primer territorio climáticamente neutral para 2050. Con la vista hacia el plazo de 27 años establecido, los estados miembros trabajan con paso firme para alcanzar dicha meta.
Según las últimas estimaciones de Eurostat, la Oficina Europea de Estadística de la Comisión Europea, la UE emitió 2,4 gigatoneladas de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles como el petróleo, el gas natural, el carbón y la turba en 2022. Una cantidad que indica una disminución del 2,8% en comparación con el año anterior.
Nuestro país es uno de los nueve Estados miembro que, en vez de reducir sus emisiones, han observado un incremento durante el 2022
Hay que tener en cuenta que tras el año de la pandemia Covid-19, 2020, cuando se vivió una reducción radical de emisión de gases de efecto invernadero por el confinamiento, en 2021 el índice se incrementó, aunque por debajo de 2019, con una reducción de cuatro puntos en referencia al año anterior a la crisis sanitaria, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). En 2022 se mantiene esa tendencia a la baja que supone que la mayoría de los países están cumpliendo con sus medidas para reducir la huella de carbono.
Algunos de los Estados miembros que destacan en este punto son Países Bajos y Luxemburgo. Estos países son los que más han reducido sus emisiones de CO2 por consumo de combustible fósil desde 2021, un 12,8% y 12% menos respectivamente. A ellos les siguen Bélgica con un 9,7% menos de emisiones, Hungría (-8,6%) y Lituania (7,3%).
Todos los países han vivido con respecto a 2021 una disminución significativa del uso del gas natural, influido por los problemas de abastecimiento del gas ruso producido por la invasión de Ucrania y los esfuerzos de la UE para reducir la demanda de gas desde agosto de 2022. Menos Malta e Irlanda que incluso han incrementado en 1,2% y 2,5% respectivamente su consumo, el resto de países han sufrido importantes caídas de consumo que han llegado a alcanzar el 47,4% menos en el caso de Finlandia.
ESPAÑA SUSPENDE EL AVANCE
En el cómputo de países España se encuentra el quinto por la cola, solo mejor que Bulgaria, Portugal, Malta y Estonia. Nuestro país es uno de los nueve Estados miembro que, en vez de reducir sus emisiones, han observado un incremento durante el 2022. En concreto, nuestro país vivió un aumento de emisiones de carbono de un 3,5%. El consumo de gas, con notables reducciones en el resto de sus homólogos, disminuyó un 3,5% en nuestro territorio. En el caso del petróleo se produjo un incremento de un 4,6%, promovido en gran parte por la disminución del gas natural, como reflejan datos de otros países. En el caso del carbón el uso aumentó un 34,3% a niveles de Italia (33,4%) o de Bulgaria (22,8%) y muy lejos de la reducción producida en Portugal que notificó un 97,1% menos de consumo de carbón o de Irlanda, con una disminución del 21%.
Entre 2030 y 2050, el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Las medidas de promoción de energías renovables en nuestro país no evitaron que el consumo de combustibles fósiles, derivados del petróleo y gas natural siga siendo alto. Nuestro país vivió en 2022 un cierto incremento con respecto a un 2021 que también supuso un aumento significativo en referencia al año anterior.
El 2022, además, supuso para España uno de los peores años en cuanto a incendios se refieren. Según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) de las 786.049 hectáreas que se quemaron en la Unión Europea, el 39%, casi 310.000 hectáreas en total, ardieron en nuestro país. Unas cifras que produjeron más de un millón de toneladas de dióxido de carbono que llevan a una importante aportación a la emisión de gases de efecto invernadero.
Esta huella de carbono producida por los incendios y por el consumo de diferentes combustibles impacta directamente en la salud de los pacientes. Con el objetivo de contaminación cero, en los próximos años los diferentes sectores implicados en la emisión de CO2 trabajan con medidas de descarbonización con las que intentar reducir el impacto estimado de los gases de efecto invernadero en el mundo. Entre 2030 y 2050, el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico causado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).