La incontinencia urinaria o pérdida de control de la vejiga es un problema muy frecuente y poco tratado que, a menudo, causa vergüenza entre las personas que lo padecen, lo que supone un impacto muy negativo en la calidad de vida y autoestima de éstas. De hecho, en España, más de tres millones de personas padecen esta patología, y puede afectar a todo tipo de personas, independientemente de la edad o género, aunque es altamente prevalente en la población adulta y más común en mujeres que en hombres.
El Hospital Universitario de Torrejón destaca la importancia de la educación y la concienciación para que las personas afectadas por la incontinencia urinaria reciban el tratamiento adecuado, ya que existen numerosas opciones y soluciones. “Hay pacientes que no acuden a consulta hasta que llevan varios meses o años con pérdidas de orina e, incluso, con dolor”, introducen desde los servicios de Ginecología y Urología del centro torrejonero. Los especialistas coinciden en que este trastorno se ha normalizado en exceso, hasta el punto de silenciar y asumir los síntomas sin buscar soluciones y tratamientos, algo que repercute considerablemente en la calidad de vida de los pacientes.
En España, más de tres millones de personas padecen incontinencia urinaria
“Las mujeres son particularmente susceptibles de sufrir incontinencia urinaria debido a factores físicos y hormonales como el embarazo, el parto y la menopausia, que pueden debilitar los músculos del suelo pélvico”, explica el Dr. Daniel Martínez, ginecólogo del Hospital de Torrejón. Además del embarazo y la menopausia hay otros factores que pueden aumentar la probabilidad de sufrir incontinencia, como pueden ser una edad más avanzada, un mayor peso corporal, dietas poco saludables, la ingesta de bebidas irritantes y un mal estado físico. Asimismo, determinados tipos de deportes que implican ejercicio por impacto también pueden influir en el desarrollo de este trastorno, entre los que destacan saltar en una cama elástica, la gimnasia artística, el voleibol o el crossfit.
“Para realizar una correcta evaluación de daños y los posibles tratamientos es imprescindible reconocer los tipos de incontinencia urinaria”, expone la Dra. María Pilar Moreno, uróloga del Hospital de Torrejón. Por un lado se encuentra la incontinencia de urgencia, que se caracteriza por sufrir de forma repentina unas ganas fuertes de orinar y que no se pueden demorar, ligadas a diferentes estímulos como pueden ser el lavado de manos o el frío en el pasillo de congelados del supermercado. Por otro lado, la incontinencia de esfuerzo se produce ante un aumento brusco de la presión abdominal, provocado por un estornudo, tos, risa, saltos o acciones similares. Por último, la incontinencia mixta, que tiene una mezcla de los desencadenantes y características anteriormente descritas, aunque siempre predomina una de ellas.
Las mujeres son particularmente susceptibles de sufrir incontinencia urinaria debido a factores físicos y hormonales como el embarazo, el parto y la menopausia
La incontinencia urinaria también puede presentar señales de alarma como sangre en orina, incontinencia continua, incontinencia tras cirugía de útero, incontinencia fecal y adormecimiento de zonas del cuerpo. Si estos síntomas se presentan de manera habitual hay que acudir a un centro médico para poder ser tratado. “En la consulta de Urología se le realiza una entrevista al paciente, una exploración física y se le abre un diario miccional para llevar un registro de micciones. Además, se le pueden realizar análisis como: una ecografía, flujometría, cistoscopia y otros tipos de exámenes que permitan conocer las causas exactas y adoptar un tratamiento personalizado para cada individuo”, añade la doctora.
La incontinencia urinaria puede mejorar o remitir si se aplican cambios en el estilo de vida, ya sea adquiriendo nuevos hábitos saludables, hábitos miccionales, realizar entrenamientos de la musculatura del suelo pélvico y aprender a hacer contracción previa al esfuerzo. También existen medicamentos específicos que pueden ayudar a relajar la vejiga y reducir los episodios de incontinencia, terapias conductuales para entrenar técnicas de retención y aumentar el tiempo entre micciones o, en casos complejos, técnicas quirúrgicas que permiten corregir problemas estructurales.
La incontinencia urinaria puede mejorar o remitir si se aplican cambios en el estilo de vida
“El entrenamiento del suelo pélvico es crucial, tanto para el tratamiento y mejoría como para la prevención de diferentes problemas de salud”, recalca Sara Huete, Fisioterapeuta del centro hospitalario. Fortalecer los músculos del suelo pélvico “ayuda a mantener el control de la continencia urinaria y fecal, así como prevenir la pérdida involuntaria de orina, reduce el riesgo de prolapso de los órganos pélvicos, mejora la función sexual y ayuda a la estabilidad lumbopélvica”.
Además, estos ejercicios juegan un papel fundamental en la recuperación postparto y contrarresta los efectos de la menopausia en cuanto a la disminución de estrógenos, que puede debilitar los músculos del suelo pélvico. “Existen soluciones para la incontinencia, pero el primer paso debe ser que los pacientes identifiquen la incontinencia urinaria como un problema al que se debe tratar”, concluye la Dra. Moreno.