Mirar compulsivamente en internet las respuestas a unas dolencias imaginarias o somatizadas, convencerse a sí mismo que lo que ha dicho el médico no es verdad y que en realidad sufren una enfermedad grave, vivir con una angustia permanente por interpretar o creer que se está enferemo. La hipocondría o el trastorno de ansiedad por enfermedad es una patología que sume a los pacientes en grandes niveles de ansiedad producto del miedo a contraer o padecer una enfermedad grave. Un trastorno de somatización que padecían en 2016 el 1% de la población española, con una tasa creciente en los mayores de 80 años, según datos del Ministerio de Sanidad, y que afecta a la vida y las actividades cotidianas de las personas.
Como ha ocurrido con otros miedos y otras patologías de salud mental, y principalmente los relacionados con la salud, los casos de hipocondría en la población han aumentado durante la pandemia. También han empeorado la situación de los pacientes que ya la padecían antes de que la Covid-19 y la información sobre esta enfermedad protagonizaran las noticias de los medios de comunicación durante meses.
“Este miedo se alimenta de la sobreinformación, al igual que le ocurre a la ansiedad”, señala Alberto Ramírez
“En estos meses de pandemia, hemos estado expuestos a una constante sobreinformación, que a veces, incluso, era contradictoria por lo poco que conocíamos de esta enfermedad”, explica el psicólogo Alberto Ramírez, CEO de MentalMadrid, a Consalud.es. “La presencia de este miedo al contagio ha producido la necesidad de estar en continua búsqueda de información, sin darnos cuenta de que este miedo se alimenta de la sobreinformación, al igual que le ocurre a la ansiedad”, continúa.
Todo ello ha llevado al desarrollo de miedos específicos, como la denominada Coronofobia, el miedo a padecer Covid-19 y que como explicaba a este medio la psicóloga Natalia Gordillo se manifiesta con la “compra masiva de test, pruebas casi diarias, búsquedas recurrentes de medidas de seguridad y de información a través de internet”, entre otros síntomas. Pero también ha aparecido una hipocondría relacionada con la Covid-19. En ella no solo desarrollar compulsiones para evitar el contagio, sino desarrollar altos niveles de ansiedad y miedo ante la idea de contraer la Covid-19, desarrollar la enfermedad grave y fallecer.
“No es tan común que una persona acuda a consulta por una ansiedad por enfermedad o hipocondría”, explica Ramírez. Sin embargo, reconoce que han tenido casos “en los que han acudido a consulta por ansiedad y en los que ha primado un miedo irracional al contagio”. Estos tipos de pacientes suelen presentar además otros desórdenes psiquiátricos como pueden ser un trastorno obsesivo compulsivo.
EMPEORAMIENTO DURANTE LA PANDEMIA
Durante la pandemia no solo ha aparecido ansiedad por la Covid-19, sino que también se han agravado los casos de hipocondría que existían antes. La pandemia y el confinamiento dificultaron el acceso a la atención sanitaria. Se produjeron menos diagnósticos, retrasos en ellos, retrasos en las consultas, y esto, que afectó a muchas enfermedades, también afectó a los hipocondríacos.
“Hemos vivido periodos muy duros donde hemos tenido un colapso en los hospitales y centros de urgencias. Este tipo de situación, ha aumentado aún más la sintomatología para los pacientes que han presentando este trastorno de ansiedad por enfermedad, lo que ha precipitado que también hayamos encontrado un aumento de las consultas por este miedo”, señala el psicólogo.
“Cuando se mantiene en el tiempo, deja de ser funcional y nos puede provocar un desorden emocional o físico mayor”, señala Ramírez
El no poder acudir a urgencias, al médico o al especialista ha producido un aumento de la incertidumbre y una mayor angustia que se ha mantenido en el tiempo acrecentando la ansiedad de estas personas. Inmersas en un círculo de miedo, ansiedad e incertidumbre alargado durante estos dos años de pandemia la situación de estas personas se ha terminado agravando necesitando terapia psicológica para poder salir adelante: pautas de regulación emocional y herramientas para hacer frente al malestar que produce la preocupación y el miedo exacerbado por la salud. “También se pone límites para que la búsqueda de información constante se supriman”, añade Alberto Ramírez.
EL MIEDO ENFERMA
Se habla de los hipocondriacos como “enfermos imaginarios”. Es cierto que sus dolencias suelen ser imaginarias o somatizadas, tienen una herida o dolor de cabeza y lo interpretan como una enfermedad grave. No están enfermos, sino que está todo en su cabeza. Pero lo que sí es real es el miedo y la preocupación desenfrenada que sienten. Un estrés que les acaba repercutiendo en la salud.
“El miedo es una emoción en la que presentamos una sensación de angustia por la presencia de un peligro real o imaginario, lo que hace que estemos en un constante estado de alarma. Este tipo de respuesta, en una situación normal, es completamente adaptativo, pero cuando se mantiene en el tiempo, deja de ser funcional y nos puede provocar un desorden emocional o físico mayor (dolor de estómago recurrente, vómitos, mareos, fatiga, dolor de cabeza…)”, concluye Ramírez.