La hipertensión arterial (HTA) es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente, que afecta a una de cada tres personas adultas. Suele estar producida por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Sin embargo, no se trata de una condición exclusivamente de adultos, como mucha gente cree: entre el 2% y 5% de los niños y adolescentes, a nivel global, padece hipertensión.
Con la finalidad de promover la concienciación y los esfuerzos para prevenir, diagnosticar y controlar la hipertensión arterial, cada 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión. De este modo, se suelen llevar a cabo una gran cantidad de campañas que visibilizan la enfermedad durante esta jornada, pero muy pocas muestran la realidad de los niños y adolescentes con hipertensión.
Dr. Alfonso Ortigado: "Es una enfermedad silenciosa que no da clínica, y cuya detección a tiempo es fundamental porque luego tiene implicaciones muy importantes de cara al futuro”
“Hay que marcar la diferencia con adultos, porque en niños se debe buscar siempre una causa de esta situación. Es necesario que la población tome conciencia de esto, porque es una enfermedad silenciosa que no da clínica, y cuya detección a tiempo es fundamental porque luego tiene implicaciones muy importantes de cara al futuro”, explica para ConSalud.esAlfonso Ortigado, de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC) y Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Guadalajara.
Así, es fundamental encontrar la causa de la patología. Una diferencia con la hipertensión en adultos es que, en adultos, la hipertensión más frecuente es la esencial o primaria, que presenta un componente hereditario. Sin embargo, en pediatría lo más frecuente es que haya una hipertensión secundaria, por lo que normalmente tiene que haber una razón subyacente de la hipertensión. “Nuestro objetivo es identificar las causas, que son varias. Las más frecuentes son las renales, como una estenosis de la arteria renal”.
También puede estar causada por problemas cardiovasculares, endocrinos o tiroiditis. “No hay que olvidar que últimamente, en este contexto, nos preocupan mucho los trastornos del sueño. La apnea del sueño también puede condicionar una hipertensión en un niño aparentemente normal”.
De acuerdo con el experto, para identificar tanto la hipertensión como sus causas, es determinante el papel del médico de Atención Primaria. “Es muy importante que midan la tensión del niño, aunque sea un recién nacido y esté sano. Para hacer dicha medición, hay que contar con el material adecuado y se debe reconocer la enfermedad. En muchas ocasiones, los especialistas nos negamos a ver lo evidente y buscamos otras causas, como que el niño es nervioso”.
Por otro lado, existe un programa de actividades de detección precoz de problemas de salud entre los 0 y los 14 años, del Ministerio de Sanidad, al que se puede acudir para diagnosticar la enfermedad. “También se recomienda que, entre los tres y los seis años, se realice una toma de presión arterial en el ámbito del programa de salud infantil, para detectar hipertensión secundaria”, explica, por su parte, la doctora Nieves Martell Claros, Jefe de Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico San Carlos.
El diagnóstico precoz de la enfermedad es fundamental pues, en caso de que no se trate, puede afectar a órganos diana, que son más sensibles a la tensión alta. “El corazón se vuelve más hipertrófico, se puede producir daño renal y la encefalopatía hipertensiva del cerebro es un gran problema. También hay que vigilar los ojos por el riesgo de retinopatía. Estos órganos diana son, de igual modo, determinantes en adultos, pero son aún más relevantes en niños, porque el tiempo de evolución es más largo”.
Una vez se ha diagnosticado la enfermedad, se procede a administrar el tratamiento, que no se concibe sin una “buena higiene en la calidad de vida”. “Debemos tener buenas costumbres y que sean saludables. Los niños deben practicar actividad deportiva, evitando el sedentarismo. Además, la alimentación es muy importante, pues va a condicionar el posible empeoramiento de la hipertensión”.
Dra. Martell Claros: “El apoyo psicológico debe hacerse en todos los ámbitos, y el niño no debe sentirse enfermo"
Por otro lado, existen tratamientos farmacológicos, que tienen unas indicaciones muy concretas y cuyo objetivo es mantener una tensión arterial normalizada. Para ello se emplean fármacos que también se utilizan en la población adulta. “Hablamos de los famosos fármacos inhibidores de enzima convertidora de angiotensina, los famosos IEK, pero también otros como betabloqueantes. Sin embargo, son fármacos cuya dosis debe ser ajustada y que deben ser vigilados por sus efectos secundarios a largo plazo”.
Las pruebas diagnósticas, los tratamientos y la propia enfermedad llevan a una situación que puede afectar en gran medida a la vida de un niño. “El apoyo psicológico debe hacerse en todos los ámbitos, y el niño no debe sentirse enfermo. Puede y debe hacer vida normal, solo con el objetivo de modular su peso y controlar la comida de ocio, como chucherías o patatas fritas de bolsa”, concluye la doctora Martell Claros.