La hiperhidrosis es un trastorno dermatológico que produce una sudoración anormal y excesiva sin necesidad de que haga calor o se haya hecho deporte. Aquellos que la padecen ven como manos, pies o axilas, comienzan a sudar hasta tal punto que la ropa puede acabar empapada o las manos goteando. “Afecta principalmente a la calidad de vida de los pacientes y a su estado emocional, reduciendo las relaciones sociales por vergüenza”, cuenta la Dra. Aniza Giacaman, dermatóloga en la Clínica Rotger, a Consalud.es.
Se estima que alrededor de un 3% de la población sufre esta enfermedad, crónica en la mayoría de los casos. Un total de más de un millón de españoles. “Es muy frecuente que aparezca en la adolescencia, entre los 14 y 25 años, y con los años normalmente va mejorando”, señala la Dra. Giacaman. En algunos casos se desconocen las causas y solo se da en zonas determinadas del cuerpo (primaria), y otras veces tienen origen hormonal o en una infección crónica, pudiendo ser focal o generalizada (secundaria).
Esta afección se puede agravar bajo situaciones estresantes tanto emocionales como físicas, en verano y si se comen comidas muy condimentadas. Pese a ser una patología tan común y tan molesta, son pocos los que acuden al dermatólogo para tratarlo. De hecho, solo uno de cada tres pacientes consulta a profesionales sanitarios para buscar una solución.
Aniza Giacaman recuerda a los pacientes que “no tengan miedo, que acudan al médico y verán que mejora su calidad de vida y sus relaciones”
Existe una gran variedad de tratamientos que se ajusta a cada caso, siendo la última opción la cirugía. En casos leves, según explica la dermatóloga, lo normal es apostar por medidas básicas de higiene para evitar que se sobreañadan las bacterias, “y utilizar antitranspirantes con sales de aluminio que tapan la salida de las glándulas ecrinas para reducir el sudor”. Los antitranspirantes se aplican directamente en la piel principalmente de noche, que es cuando menos sudamos, “y en pocos días se ve el cambio”. Sin embargo, solo son aconsejables para el primer escalón de tratamiento.
Si los casos son más graves se suelen utilizar medicamentos anticolinérgicos, que actúan sobre la acetilcolina, la sustancia que al liberarse provoca la sudoración. Entre los tratamientos más populares se encuentra la toxina botulínica (o botox). “Se inyecta con anestesia local en axilas, palmas y plantas. Los resultados se mantienen de 4 a 9 meses, por lo que si responde bien se vuelve a administrar de nuevo a los seis meses”. También la iontoferesis, que consiste en el paso de corriente eléctrica por la piel, haciendo reposar temporalmente a las glándulas sudoríparas. Se utiliza principalmente en manos y pies, y según las evidencias científicas en tres meses elimina el 70% del sudor.
“Nosotros, además, utilizamos la oxibutinina, un medicamento que se utiliza para problemas urinarios, pero que al secar un poquito todo hemos visto que funciona para la hiperhidrosis”, sugiere la doctora Giacaman. El medicamento se ha utilizado con niños con hiperhidrosis y se ha mostrado seguro, es verdad que tiene algunos efectos adversos como la boca seca o retención de orina, “pero estos desaparecen pronto”. La cirugía, simpatectomía torácica endoscópica bilateral, se reservaría a aquellos casos a los que no les funcione ninguno de los anteriores tratamientos descritos. “Los cirujanos de tórax eliminan las conexiones del sistema simpático”, señala. “Sin embargo, el problema es que el cuerpo tiende a compensar la producción del sudor y empieza a sudar más por otras zonas”.
Cada vez más famosos admiten padecer está afección, lo que está permitiendo normalizar una sudoración excesiva, aunque sigue provocando mucha vergüenza, e incluso miedo a relacionarse con los demás. La dermatóloga Aniza Giacaman recuerda a los pacientes que “no tengan miedo, que acudan al médico y verán que mejora su calidad de vida y sus relaciones”.