El cáncer de mama es la patología oncológica más frecuentemente diagnosticada en la mujer. Una de cada ocho mujeres lo padecerá y, según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), España pudo diagnosticar unos 35.000 casos en 2023, de los cuales 6.000 podrían haber acabado en fallecimiento. Sin embargo, la tecnología y las investigaciones están dando lugar a grandes avances, especialmente en mejoras para la calidad de vida de estas pacientes.
En concreto, muchos de estos avances son postoperatorios y pretenden acabar con el daño emocional que produce una patología tan grave como el cáncer. El 64% de los casos de cáncer de mama requieren mastectomía y tan solo un 12% puede someterse a una reconstrucción mamaria inmediata, según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
“En 2019 a mi madre le detectaron cáncer de mama”
Con el objetivo de luchar contra el impacto que supone perder el pecho tras esta enfermedad surge My coco, la iniciativa de Sara Gascón, una joven zaragozana que ha desarrollado unas prótesis mamarias más cómodas y ligeras para aquellas mujeres que han tenido que someterse a la extirpación de un pecho. “En 2019 a mi madre le detectaron cáncer de mama” cuenta Gascón, y fue cuando se dio cuenta de que todos los productos disponibles para las pacientes estaban muy envejecidos.
Tras varias operaciones y un proceso de casi año y medio, la madre de Sara se reconstruyó el pecho, aunque no quedo como esperaba. “Le había quedado tres centímetros más alto de lo normal y estaba muy hinchado”, asegura. En este momento, como solución a un proceso doloroso física y psicológicamente hablando, Sara y su madre empezaron a buscar alternativas. “Me di cuenta que el mercado en cuanto al cáncer de mama está todo muy envejecido”, matiza. Las prótesis externas existentes si bien son una solución, a ojos de Sara podían mejorar.
“Pensé en la impresión 3D y en los materiales que podrían ser biocompatibles para una prótesis externa”
En este momento, Sara comenzó a idear el proyecto. “Me recorrí todas las tiendas oncológicas en Zaragoza, estuve en ortopedias, pedí otros recursos por internet y empecé a buscar otras alternativas”, explica. En ese momento, “pensé en la impresión 3D y en los materiales que podrían ser biocompatibles para una prótesis externa”, continúa Gascón. En ese momento, la hija de la paciente valoró la posibilidad de utilizar el material de las copas menstruales, que sí es biocompatible, para desarrollar prótesis mamarias externas.
Esta iniciativa surge con el “propósito de mejorar la calidad de vida de las mujeres mastectomizadas que no pueden reconstruirse o que no quieren hacerlo. Para aportar información y permitir que el cáncer de mama sea solo un episodio más que contar”, explica Sara en su página web. Esta medida busca actualizar un mercado que necesita adaptarse a un público cada vez más joven o con estilos de vida diferentes.
Actualmente, Sara colabora con el Instituto Tecnológico de Aragón para hacer realidad este proyecto que aún se encuentra en un proceso de financiación. “Por ahora estamos en un proceso de fabricación e inversión”, subraya Gascón, para después lanzarlo al mercado “y que pueda ofrecerse en asociaciones”.
“Es muy duro al principio tener que acercarte a una de estas tiendas a comprarte alguno de estos productos”
“Mi idea inicial es poder acudir a asociaciones y recaudar fondos para poder sacar las prótesis a un coste muy bajo o directamente poder donarlas”, insiste Gascón. Además, esta iniciativa es un paso más para hacer frente a un proceso que tiene un gran impacto emocional. Entre otras medidas, Sara destaca el uso de la tecnología para, mediante un código QR, la mujer pueda comprar esta prótesis sin necesidad de acudir a una tienda física. “Es muy duro al principio tener que acercarte a una de estas tiendas a comprarte alguno de estos productos”, señala.
La mastectomía es, en palabras de Sara, “una realidad poco visible, ya que muchas veces se piensa en la reconstrucción inmediata, pero en ocasiones no te dan a elegir”. Gascón está a la espera de hacer posibles los próximos pasos, como la financiación y la puesta en manos de asociaciones para llevar adelante este proyecto y conseguir una perspectiva joven y sin tabúes dentro de esta enfermedad.