El cáncer es una enfermedad que aparece con más frecuencia según envejecemos o, dicho de otra forma, cuantos más años sumamos en el calendario más riesgo tenemos de desarrollar un carcinoma. De esta forma, el cáncer de sangre o hematológico (como la leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple) aparece principalmente a partir de los 65 años. Según cumplimos años, estos pacientes pueden arrastrar otras enfermedades, comorbilidades, que pueden complicar o limitar su tratamiento. Asimismo, los tratamientos tradicionales basados en quimioterapia eran demasiado agresivos y, tras una observación subjetiva del clínico, se determinaba si eran o no capaces de tolerarlos.
Afortunadamente, en los últimos años han surgido nuevos tratamientos, como terapias dirigidas o inmunoterapia, que sí son tolerables para este grupo de edad. Sin embargo, aún era necesario localizar a los pacientes que más podían beneficiarse de estas nuevas terapias. La hematogeriatría es la respuesta a este problema. Tal y como explica el coordinador del programa de hematogeriatría de la Fundación Jiménez Díaz, Raúl Córdoba, el objetivo de esta subespecialidad es “identificar a estos pacientes mayores que sí se van a beneficiar de un tratamiento (los pacientes robustos o fit) con el objetivo de no “infratratarlos”, no dejarlos sin tratamiento porque se van a beneficiar de él”.
Asimismo, su otro fin es no sobretratar a los pacientes frágiles. “Aquellos pacientes que tienen poca reserva funcional y que van a tener muchos efectos secundarios. Es en estos donde hay que ofrecer un tratamiento atenuado o más suave para no provocarles más toxicidad”.
El objetivo de la hematología es identificar a los pacientes mayores que pueden beneficiarse de los tratamientos para el cáncer hematológico
De acuerdo con el hematólogo, se requiere de una evaluación “multidominio” para la correcta selección de estos pacientes. Según explica, hay que evaluar su esfera física, psicológica y social. “Vemos la funcionalidad, si el paciente es independiente o no para realizar las actividades de la vida diaria, si tiene comorbilidades, así como su estado nutricional y cognitivo, si tiene deterioro cognitivo o demencia”, indica. También se observa su estado emocional, si padece ansiedad o depresión. Además de su estado social. Esto es, si vive solo o en una residencia y si tiene soporte familiar. “El geriatra es quien evalúa estos dominios de forma independiente y luego une toda esta información y clasifica a los pacientes en función de si está todo bien o si hay algún déficit en uno de estos dominios”.
Una vez que el geriatra identifica uno de estos déficits, deriva al paciente a otro especialista. Ya que, como señala el clínico, la hematogeriatría se caracteriza por ofrecer un abordaje multidisciplinar. Así, la lista de expertos implicados puede ser muy larga: “Trabajan hematólogos y geriatras, pero también otros especialistas como enfermería, los farmacéuticos hospitalarios, especialistas en nutrición, trabajadores sociales o psicólogos”.
EL GERIATRA COMO ESPECIALISTA DE REFERENCIA
No obstante, el geriatra es quien actúa como maestro de ceremonias. “Hace unas recomendaciones sobre a quién hay que derivar al paciente, de tratamiento y nos da instrucciones a los hematólogos de qué hacer. Si le podemos dar el tratamiento completo o si tenemos que reducírselo”, explica el hematólogo. Quien asevera que, una vez detectados estos posibles déficits, lo ideal es corregirlos antes de empezar el tratamiento. “Hay enfermedades hematológicas que te permiten tener un tiempo para poder mejorarlo, pero hay otras que son más agresivas y que no nos permite esperar. Entonces, lo hacemos en paralelo: empezamos el tratamiento y empezamos también con las recuperaciones que nos ha indicado el geriatra”, detalla.
Los tratamientos actuales permiten mantener bajo control la enfermedad. “El objetivo no es solo prolongar la vida, sino prolongarlos con calidad, dar años con calidad de vida”. Según informa el especialista, si bien aún no es posible curar algunos cánceres hematológicos, “hemos conseguido cronificarlos con tratamientos que son bien tolerados por los pacientes”.La hematogeriatría no es una rara avis dentro del tratamiento de cáncer en personas mayores. "Hay un campo muy importante dentro de la traumatología que es la ortogeriatría y los cardiólogos están desarrollando la cardiogeriatría. El futuro es trabajar en equipo para tener un abordaje multidisciplinar del paciente", afirma Raúl Córdoba.