Este sábado 18 de noviembre, y como cada año desde el 2008, se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos. Una jornada en la que se trata de concienciar a la población sobre el peligro del desarrollo de la resistencia antimicrobiana, pues según estimaciones de la ECDC, en el año 2020 más de 800.000 infecciones fueron causadas por bacterias resistentes, lo que ocasionó más de 35.000 muertes en Europa. Esta resistencia es todo un reto para todos los sistemas sanitarios mundiales, pero, desde España, ya se puso en marcha el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en el pasado 2014.
Desde entonces, se han llevado a cabo numerosos planes y campañas. Este pasado viernes, de hecho, el PRAN y la AEPMS han organizado una jornada divulgativa para sensibilizar y concienciar a la sociedad y a los profesionales sanitarios de la gravedad de este problema. El hasta ahora ministro de Sanidad José Miñones, que ha inaugurado estas ponencias, ha destacado que, “conscientes de la creciente aparición y propagación de las infecciones causadas por bacterias resistentes, se les ha dado respuesta a través del PRAN”.
Desde que este comenzó este plan, ha añadido, “nos hemos situado como primer país con mayor reducción de consumo de antibióticos de uso veterinario, y el tercero en cuanto al consumo humano”. Concretamente, España registra una disminución del consumo de antibióticos del 17% en salud humana, y cerca del 70% en salud animal. Así lo ha explicado el propio Miñones. Pero, ¿en qué consiste este plan?
Desde que comenzó el PRAN España registra una disminución del consumo de antibióticos del 17% en salud humana, y cerca del 70% en salud animal
El Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) tiene distintas áreas de actuación. La primera de ellas es la de la vigilancia. “La vigilancia del uso de los antibióticos es un pilar fundamental en la lucha frente a la resistencia, ya que permite conocer los hábitos de prescripción y los comportamientos relacionados con el consumo de antibióticos”, se explica desde el plan. Con esta parte del plan se intenta establecer redes sólidas de vigilancia que “mejoren el conocimiento de estos hábitos y permitan, así, implementar medidas dirigidas a su control”. Dentro de la vigilancia se llevan a cabo acciones como la categorización de antibióticos (no usar, uso restringido, uso con cautela y uso con prudencia), indicadores de consumo y resistencia, mapas o puntos de corte clínicos.
El control también cobra un papel importante en este plan. Concretamente, se lleva a cabo un control de la difusión de la resistencia a los antibióticos, para diseñar y difundir a su vez herramientas que faciliten la promoción de buenas prácticas de uso de los mismos en el entorno sanitario, en el hogar, entre animales y en el medio ambiente. En este sentido se han establecido guías terapéuticas antimicrobianas para salud humana y salud animal, y uno de los programas más importantes de este plan: los PROA. Se trata de los Programas de Optimización de Uso de los Antibióticos en el ámbito hospitalario y de Atención Primaria. En este caso, ya se han podido ver grandes resultados en cuanto a la reducción de la prescripción de antibióticos en estos niveles asistenciales.
Una de las grandes claves de la mejora en los datos que hemos tenido en los últimos años es la prevención. En este sentido, y pese a que parezca una obviedad, la mejor manera de reducir el consumo de medicamentos es precisamente reducir la aparición de las enfermedades en la medida de lo posible. En este contexto, se explica desde el plan, “resultan claves las estrategias para las mejoras en las medidas de higiene, el desarrollo de pruebas de sensibilidad y métodos de diagnóstico rápido, así como el desarrollo de normas para reducir el riesgo de infección y transmisión de organismos resistentes en diferentes ámbitos”.
La vigilancia del uso de los antibióticos es un pilar fundamental en la lucha frente a la resistencia
Igualmente, es vital determinar cómo se produce la aparición de resistencias bacterianas a los antibióticos y qué mecanismos contribuyen a ello. Para dar respuesta a estas incógnitas, el PRAN forma parte de una estrategia europea con varias líneas de investigación, entre las que encontramos nuevos antibióticos, indicaciones y alternativas; diagnóstico microbiológico; vigilancia de la resistencia y del consumo de antibióticos; transmisión de la resistencia; causas y consecuencias del desarrollo de la resistencia y uso de antibióticos; control de la resistencia y del uso prudente de antibióticos; métodos de formación sobre desarrollo de resistencia y del uso prudente de antibióticos; y métodos de comunicación sobre desarrollo de resistencia y del uso prudente de antibióticos.
Otra de las grandes líneas estratégicas del PRAN es la de la formación de los profesionales sanitarios en todas las etapas de su vida profesional. En este sentido desde el plan se llevan a cabo actividades e iniciativas en colaboración con universidades y otras instituciones públicas. Igualmente, se cuenta con cursos propios, como el de "Respuesta One Health y resistencia a los antibióticos: nuevos avances y nuevos retos en la lucha contra la resistencia"; el de “Uso Adecuado de Antimicrobianos en la Comunidad”; o el “Diploma Experto Universitario PROA”.
Finalmente, una de las grandes líneas de este plan tiene que ver con la concienciación de la propia población a través de llamativas campañas publicitarias. Una de las más recientes y que ha tenido un gran éxito es la de este 2023 “Antibióticos, protegernos es su trabajo. El tuyo, usarlos bien”, en la que podemos ver a dos guardaespaldas en situaciones cómicas, emulando el mal uso de los medicamentos.