Cada 12 de marzo se celebra el Día Mundial del Glaucoma, una patología asintomática que está descrita como la segunda causa de ceguera a nivel mundial, según la Asociación Mundial del Glaucoma. En los países desarrollados, un 50% de la población no la detecta a tiempo, mientras que en los subdesarrollados, alrededor del 90% padece el infradiagnóstico de esta patología.
En España, más del 3% de la población la padece, afectando principalmente a personas mayores de 50 años. Además, el glaucoma es la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años. Sin embargo, esta patología silenciosa podría prevenirse si se trata a tiempo.
"A pesar de ser una enfermedad incurable, su avance se puede retrasar si se detecta a tiempo. La falta de síntomas previos evidentes subraya la necesidad de exámenes oftalmológicos regulares, ya que las molestias suelen manifestarse cuando el nervio óptico ya está deteriorado en un 40%", explica la Dra. Isabel Garabito, jefa de la Unidad de Oftalmología del Hospital Ruber Internacional.
El uso de medios diagnósticos de alta resolución permite una detección temprana para poner en marcha el tratamiento cuanto antes
Para su abordaje, la tecnología tiene un papel esencial. Así lo afirma Garabito, que defiende el uso de medios diagnósticos de alta resolución, como la Campimetría computarizada y el estudio de la capa de fibras de nervio óptico mediante tomografía de coherencia óptica, que permiten un diagnóstico temprano para poner en marcha el tratamiento cuanto antes. Asimismo, la especialista destaca la técnica Angio-OCT (Tomografía de Coherencia Óptica) para tratar la microvascularización del nervio óptico, frente a la clásica angiografía convencional AFG.
“Podemos evaluar y visualizar los vasos y el flujo sanguíneo en distintas profundidades de la retina e identificar cambios sin necesidad de inyectar un contraste intravenoso como en la Angiografía Fluoresceínica convencional, evitando así posibles efectos adversos”, sostiene.
La doctora también explica los diferentes tipos de glaucoma. Por un lado, el glaucoma de ángulo abierto no presenta signos de advertencia en los primeros estadios. Sin embargo, el de ángulo cerrado puede aparecer repentinamente con síntomas como la visión borrosa o los dolores de cabeza leves. A estos síntomas se suma el dolor severo en el ojo o la frente, el enrojecimiento, las náuseas y los vómitos, según indica la especialista.
PROCEDIMIENTOS MÍNIMAMENTE INVASIVOS
Los tratamientos han cambiado. En la actualidad, el glaucoma dispone de tratamientos eficaces y mínimamente invasivos para abordar esta enfermedad. Estos procedimientos ofrecen una rápida recuperación anatómica y visual, además de facilitar un postoperatorio que permite la rápida reincorporación del paciente a sus actividades.
Actualmente existen dispositivos para controlar la presión intraocular, un avance que evita numerosas complicaciones quirúrgicas. La cirugía mínimamente invasiva (MIGS) engloba, entre otros el implante Xen, el Preserflo o el iStent. “Estas cirugías pueden realizarse aisladas o combinadas con cirugía de catarata”, indica Garabito.
"En los casos más leves podemos indicar MIGS por el menor porcentaje de complicaciones que conllevan"
“En el momento actual no reemplazan completamente a la cirugía de glaucoma tradicional ya que en aquellos pacientes que requieran grandes descensos tensionales hemos de recurrir a ella. Sin embargo, en los casos más leves podemos indicar MIGS por el menor porcentaje de complicaciones que conllevan”, concluye la experta.