La hepatitis C ha sido, durante numerosos años, la patología más prevalente en las personas que también tenían VIH. En este sentido, la coinfección de VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) llegó hasta el punto de alcanzar una prevalencia del 55% en algunas cohortes. Sin embargo, gracias a la aparición de los antivirales de acción directa (AAD) en 2015, hoy en día la enfermedad hepática en las personas que viven con el virus del SIDA está prácticamente eliminada.
Ante este nuevo escenario, el Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), GeSIDA, recomienda hacer un seguimiento más pormenorizado de dichos pacientes. Esto ha quedado recogido en el documento ‘Manejo de la enfermedad hepática de las personas que viven con VIH’, en el que también se presta atención al resto de hepatitis.
GeSIDA realiza, desde 2009, documentos de consenso para el seguimiento y tratamiento de las hepatitis virales en las personas infectadas por VIH. De ellos, los dos últimos han sido realizados en colaboración con la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), enfocados al tratamiento de la hepatitis C con los agentes antivirales de acción directa, sin incluirse el resto de las patologías hepáticas.
Dra. Montes: "Desde GeSIDA hemos considerado muy necesario establecer un documento que aborde la hepatopatía por cualquier causa y ayude a poner foco en el nuevo escenario que nos encontramos en el momento actual”
La nueva actualización del documento de consenso para la atención de las hepatopatías en las personas con VIH es diferente a los anteriores, pues se enfoca en la era post-curación de la hepatitis C crónica. Así, actualiza las recomendaciones sobre las hepatopatías crónicas más prevalentes en los próximos años, en las que habrá que hacer el máximo esfuerzo de prevención, diagnóstico y tratamiento.
"En vista del cambio que ha generado ese significativo hecho en la atención de la enfermedad hepática de las personas que viven con VIH, desde GeSIDA hemos considerado muy necesario establecer un documento que aborde la hepatopatía por cualquier causa y ayude a poner foco en el nuevo escenario que nos encontramos en el momento actual”, explica la Dra. María Luisa Montes, del Hospital Universitario La Paz de Madrid y una de las coordinadoras de este documento sobre el manejo de la enfermedad hepática.
Actualmente, las personas con VIH presentan una hepatopatía crónica residual, debido a que la infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC) se ha eliminado de una forma mayoritaria. Sin embargo, aún es necesario seguir vigilando a los pacientes. “Aunque la gran mayoría han experimentado una enorme mejoría tras la curación, aquellos con una hepatopatía más grave o aquellos en los que se añaden otras causas de daño hepático pueden aparecer complicaciones. A ello se dedica especial atención en el documento”, detalla la Dra. Montes.
Así, una de las novedades del documento es la incorporación de un capítulo específico sobre el seguimiento post-curación de la hepatitis C en las personas con VIH con fibrosis avanzada y cirrosis hepática. Uno de los aspectos más novedosos detallan la posibilidad de suspender el cribado de complicaciones de la hepatopatía en los pacientes con cirrosis por VHC, sin otra enfermedad hepática asociada, cuya medida de rigidez hepática sea inferior a 14 kPa (kilopascales) tras la curación.
También se destaca el uso de una medida de rigidez hepática inferior a 30 kPa y una cifra de plaquetas por debajo de las 110.000 plaquetas tras la curación para identificar una población de sujetos con cirrosis de curso favorable en la que no sería necesario hacer el cribado periódico para varices esofágicas.
Por otro lado, la coinfección por el virus de la hepatitis B (VHB), la hepatopatía por alcohol y la enfermedad hepática metabólica son otras de las causas más prevalentes entre las patologías hepáticas. Su prevención, diagnóstico y tratamiento marcarán el abordaje de las enfermedades relacionadas con el hígado en personas con VIH en los próximos años.
El documento recoge, por primera vez, un capítulo dedicado a las hepatopatías no víricas, con especial atención a la enfermedad hepática metabólica (EHMet). Esta es la causa principal de la hepatopatía crónica tanto en población con VIH como sin infección, y se caracteriza por ser diferente, multifactorial y compleja.
Dra. Montes: “Las consecuencias de la EHMet van a ser de gran relevancia en las personas con VIH en los próximos años y es muy necesario incorporar las recomendaciones vigentes"
En ella, debe hacerse un gran esfuerzo para que los sujetos mantengan el peso en rango normal, hagan ejercicio físico regularmente y sigan una dieta mediterránea saludable. Actualmente no existe un tratamiento específico para esta entidad por lo que todo el esfuerzo debe hacerse en la prevención y el control de los factores de riesgo cardiovascular.
“Las consecuencias de la EHMet van a ser de gran relevancia en las personas con VIH en los próximos años y es muy necesario incorporar las recomendaciones vigentes para optimizar la atención que se preste a esta enfermedad”, subraya la Dra. Marisa Montes, del Hospital Universitario La Paz de Madrid y una de las coordinadoras del nuevo documento de GeSIDA.
Finalmente, el documento dedica un apartado destacado a la enfermedad hepática por alcohol, que cuenta con una prevalencia muy alta en España. “Deseamos que el presente documento sea el punto de partida de una nueva atención a la enfermedad hepática de las personas con el virus de SIDA de ahora en adelante, incorporando los enormes cambios epidemiológicos y terapéuticos que se están produciendo”, concluye la Dra. Maria Luisa Montes.