Desde que el genoma humano fue descifrado los avances sobre la influencia del ADN en lo que somos y lo que nos ocurre no dejan de crecer. La genética no solo estudia lo que heredan los hijos de los padres, sino que los genes también dan información sobre la predisposición de una persona a sufrir algún tipo de enfermedad y también puede determinar el comportamiento de la piel y su apariencia.
“La genética ha llegado para quedarse y cada vez más estudios avalan cómo nuestro ADN influye en nosotros, y en aspectos como nuestra piel”, explica Manuel de la Mata, genetista en 24 Genetics.
Ya no solo se estudian las enfermedades que nacen de la mutación de un gen, sino también las pequeñas irritaciones dermatológicas, la sensibilidad al sol o como procesa el cuerpo las vitaminas indispensables para una piel sana.
“Los genes relacionados con la pigmentación de la piel (ASIP, MC1R, TYR y OCA2) y una baja facilidad de bronceado, son los que más influyen en la sensibilidad de nuestra piel al sol”
Por ejemplo, el color de la piel estará influido por el comportamiento del gen MCR1, responsable de determinar si se produce eumalanina o feomalanina. Las variaciones de este gen se suelen relacionar con las pecas, el pelo rojo, una mayor sensibilidad al sol o una menor capacidad de bronceado.
“En general, los genes relacionados con la pigmentación de la piel (ASIP, MC1R, TYR y OCA2) y una baja facilidad de bronceado, son los que más influyen en la sensibilidad de nuestra piel al sol. Además, existe una fuerte asociación entre los genes de reparación del ADN y la tendencia a sufrir quemaduras solares”, señala Manuel de La Mata. Y estos son por tanto factores heredables.
“Miramos miles de marcadores y 30 genomas que tienen influencia directa en la piel, y según el genotipo que procesamos hablamos del nivel de riesgo a una afección”. Manuel de la Mata es uno de los trabajadores de 24 Genetics que realizan un test con el perfil genético de la piel.
“Trabajamos con 30 genomas que afectan directamente a la piel”
“Los test genéticos sirven para investigar la predisposición a enfermedades multifactoriales complejas, las mejores opciones de tratamiento para un individuo, así como la respuesta a intervenciones farmacogenéticas específicas”, explica la doctora Marta Feito, Jefa de la Unidad de Dermatología Pediátrica. Por ejemplo, en los cánceres de piel de origen genético se encuentran involucrados genes como el CDKN2a, CDK4 , MC1R, BRCA1, BAP1 o TERT, entre otros; y en la psoriasis destaca el papel del alelo HLA-C, o los genes que codifican para las citocinas proinflamatorias IL-12 e IL-23.
“Esto no quiere decir que si vemos un riesgo se produzca, o si no lo vemos, factores externos no vayan a influir”, añade de la Mata. Por ello, “en consulta insistimos siempre en la importancia de una buena fotoprotección de cara a prevenir la aparición de cáncer de piel tipo melanoma y no melanoma. Aunque es especialmente más importante si cabe en personas consideradas de riesgo, como aquellas con piel clara, ojos y pelo claro, pecas o efélides y/o antecedentes familiares de cáncer de piel”, indica la doctora Feito.