El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha publicado un estudio en la revista científica 'Pharmaceutics' en el que revela que entre el 10 y el 20% de la población española tiene genes que alteran su respuesta a fármacos como el ibuprofeno.
Los investigadores han analizado en este trabajo el impacto de la genéticaen la respuesta a fármacos en la población española. Se centra en 21 genes con un papel en el metabolismo, transporte o dianas de los fármacos más comunes. En concreto, se ha estudiado en profundidad información genética de 3.006 personas que constituyen una muestra representativa de la población española.
Los resultados indican que el 98% de la población porta al menos algún gen farmacogenético (gen relevante para la interacción con fármacos) con variantes que podrían afectar a la respuesta a los tratamientos.
El 98% de la población porta al menos algún gen farmacogenético con variantes que podrían afectar a la respuesta a los tratamientos
La práctica totalidad de la población, por tanto, "podría beneficiarse del uso de esta información para personalizar su tratamiento y, en consecuencia, mejorar la respuesta al mismo", ha señalado la jefa de la Unidad de Genotipado Humano del CNIO y directora del trabajo, Anna González Neira. La experta considera que "los tratamientos podrían ajustarse a lo más adecuado para cada individuo de acuerdo con sus genes farmacogenéticos, de forma que fueran más eficientes y seguros".
En concreto, un 50% de la población se beneficiaría de cambios en los tratamientos habituales con antidepresivos tricíclicos, y un 10% de ajustes en determinados anticoagulantes, antitumorales e inmunosupresores, entre otros medicamentos. Estos cambios van desde la búsqueda de un fármaco alternativo a la prescripción de una dosis diferente a la estándar. "Nuestro estudio aporta una valiosa información de referencia para ayudar a implementar el diagnóstico farmacogenético en España", ha añadido González Neira.
La práctica totalidad de la población podría beneficiarse del uso de esta información para personalizar su tratamiento y, en consecuencia, mejorar la respuesta al mismo
Entre los 64 fármacos analizados hay algunos tan comunes como la simvastatina (empleado para bajar el colesterol), los antidepresivos tricíclicos, el antitumoral tamoxifeno y el inmunosupresor tacrolimus. La familia de los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, la simvastatina, la terapia anticoagulante con clopidogrel y el inmunosupresor tacrolimus parecen estar alterados en 10-20% de la población española.
"Nuestro estudio pone de manifiesto que los pacientes tratados con antidepresivos tricíclicos son los que más podrían beneficiarse de la implantación de un diagnóstico farmacogenético, ya que alrededor del 50% españoles necesitarían la prescripción de un fármaco alternativo o una disminución de la dosis inicial", han explicado los autores. Además, "alrededor de un tercio de la población necesitarían una prescripción diferente para la terapia antirretroviral, los opioides y algunos antitumorales, como el tamoxifeno".
La farmacogenética busca ofrecer a los pacientes "tratamientos óptimos, y avanzar hacia una medicina personalizada", señala González Neira. "Nuestro objetivo final es conocer mediante una única prueba preventiva el perfil farmacogenético de cada individuo, para así personalizar el uso del mayor número de medicamentos posible", ha añadido al respecto.
Las reacciones adversas a medicamentos son "un grave problema clínico", escriben los autores del trabajo, firmado en primer lugar por Rocío Núñez Torres, del CNIO. Se considera que los efectos adversos a medicamentos suponen la quinta causa de muerte en España. Uno de los factores que contribuyen a su aparición es la variabilidad genética humana: aunque un medicamento sea efectivo para la mayor parte de la población -por eso se aprueba--, puede no ser útil, o incluso ser perjudicial, para personas con un determinado perfil genético.