Los gatos suelen quedar fuera de las intervenciones asistidas con animales para reducir el estrés, pero una nueva investigación de la Universidad Estatal de Washington (Estados Unidos) ha demostrado que muchas personas con emociones fuertes y reactivas quieren y se beneficiarían de las interacciones con estos felinos. El estudio descubrió que varios factores determinaban una respuesta positiva a un programa de visitas de gatos y reveló que el rasgo de personalidad de la emocionalidad desempeñaba un papel importante.
"La emocionalidad es un rasgo bastante estable; no fluctúa y es una característica bastante consistente de nuestras personalidades. Descubrimos que las personas que se encontraban en el extremo superior de esa escala estaban más interesadas en interactuar con los gatos en el campus. Dado que investigaciones anteriores han demostrado que estas personas pueden estar más abiertas a formar fuertes vínculos con los animales, tiene sentido que quieran que los gatos se incluyan en estos programas", ha comentado Patricia Pendry, profesora del Departamento de Desarrollo Humano de la Universidad Estatal de Washington.
Los investigadores exploraron el nivel de interés en añadir gatos a las intervenciones, además de cómo las características humanas pueden influir en ese interés. Los investigadores encuestaron a más de 1.400 estudiantes y personal universitario de más de 20 universidades, también tuvieron en cuenta las influencias negativas, como tener alergia o fobia a los gatos, que reducen el interés de los participantes por interactuar con los felinos.
Tener la opción de poder elegir una interacción con un gato o un perro, o con ambos, puede aumentar el número de personas interesadas en asistir a una intervención asistida por animales, que se ha demostrado que disminuye el estrés y hace que la gente se sienta mejor
"Algunas personas entraban y se dirigían inmediatamente a los gatos y otras a los perros. Me sorprendió gratamente la cantidad de gente que estaba interesada en interactuar con los gatos, lo que me hizo interesarme por saber más sobre por qué hacían esas elecciones", ha valorado. Los investigadores incluyeron al profesorado y al personal, además de los estudiantes, y no encontraron diferencias entre los grupos. "Pensamos que las poblaciones de estudiantes universitarios son únicas, y en varios aspectos lo son. Pero cuando observamos a los empleados universitarios, los resultados fueron muy similares: La personalidad importaba más que ser estudiante o empleado. Eso demuestra que habría interés en tener intervenciones con animales en entornos no universitarios y en otros lugares de trabajo", aseguran los investigadores.
Tener la opción de poder elegir una interacción con un gato o un perro, o con ambos, puede aumentar el número de personas interesadas en asistir a una intervención asistida por animales, que se ha demostrado que disminuye el estrés y hace que la gente se sienta mejor. Ese es el objetivo de los científicos.
"Nuestro estudio demuestra que podemos llegar a un público más amplio ofreciendo intervenciones que incluyan perros y gatos. Las personas que se encuentran en el extremo superior del rasgo de emocionalidad pueden ser más propensas a participar y beneficiarse de estas interacciones. Buscamos formas de ayudar a más personas a reducir sus niveles de estrés. Añadir los gatos puede ser otra forma de llegar a un público más amplio", remacha Pendry.
EL ESTRÉS Y LOS PERROS
Los perros son unos buenos animales de compañía y, además, tienen la capidad de trabajar como animales de alerta médica debido al olfato tan desarrollado que tienen, ya que son capaces de ayudarnos a detectar o controlar los síntomas de determinadas enfermedades. Un estudio realizado por Clara Wilson, de la Queen’s University de Belfast y publicado por PLUS ONE, determinó que los perros también pueden identificar cuando nos encontramos estresados o angustiados.
Los datos revelaron que los perros detectaron la muestra de estrés en 675 de 720 ensayos, lo que se traduce en que acertaron en el 93,75% de los casos, y revela que los procesos fisiológicos asociados a una respuesta de estrés psicológico, producen cambios en nuestro aliento y sudor. Estos cambios son los responsables de las alteraciones en nuestro sistema, gracias a ellos, los perros detectancasi el 100% de los resultados.
Los autores determinaron que los perros pueden detectar un olor asociado al cambio en los compuestos orgánicos producidos por los humanos en respuesta al estrés. Este descubrimiento confirma la gran utilidad de los perros a la hora de ayudar a los pacientes en materia de salud mental.