Desde hace décadas los médicos han advertido a la población sobre los riesgos físicos que implica el hábito de fumar. Multitud de estudios han demostrado la relación entre el tabaquismo y el desarrollo de numerosas enfermedades respiratorias y cardiovasculares entre otras.
El tabaquismo y la exposición al humo del tabaco son un importante factor de riesgo en términos de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Se trata de un problema de salud de dimensiones globales. La evidencia sugiere que nueve de cada 10 fumadores actuales comenzaron a fumar antes de la edad adulta. Y ahora, un nuevo estudio elaborado por la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), y cuyos resultados han sido publicados en la revista PLOS ONE, revela la existencia de una vinculación entre fumar y una mala salud mental.
Algunos hallazgos sugieren que la depresión podría ser uno de los factores que contribuyen al inicio del tabaquismo y el uso de otras sustancias entre los estudiantes universitarios según el citado estudio. A nivel global, la depresión está considerada como uno de los trastornos relacionados con la salud mental más comunes entre los estudiantes universitarios. Cabe señalar que en el caso concreto de este grupo poblacional, se ha detectado que fumar es un factor que predispone al desarrollo de síntomas depresivos.
El estudio indica que los fumadores moderados tienen el doble de posibilidades de padecer depresión que los no fumadores. Si bien la asociación recíproca entre fumar y depresión ha sido observada con anterioridad, la direccionalidad de este vínculo aún no se ha abordado. El estudio que centra estas líneas ha hallado una evidencia sólida para respaldar la hipótesis de que fumar podría ser un factor de riesgo en el desarrollo de la depresión.
Se ha detectado que fumar es un factor que predispone al desarrollo de síntomas depresivos
Estudios realizados con anterioridad establecen que las personas que nunca habían fumado tienen una calidad de vida significativamente mejor en términos de salud mental (amén de los consabidos efectos nocivos físicos que tiene el tabaco sobre nuestro organismo). Los no fumadores presentan un menor riesgo de padecer ansiedad y síntomas depresivos.
El profesor Hagai Levine, de la Facultad de Salud Pública y Medicina Comunitaria Hadassah Braun perteneciente a la Universidad Hebrea de Jerusalén, ha realizado una encuesta como base del estudio entre más de 2.000 estudiantes matriculados en universidades serbias de distintos entornos sociopolíticos y económicos. Un trabajo que ha contado con la colaboración de la profesora asistente de la Universidad de Belgrado (Serbia), Tatjana Gazibara.
La principal conclusión derivada del estudio es que los estudiantes fumadores reportaron tasas de depresión clínica entre dos y tres veces más elevadas que la de sus compañeros no fumadores.
Los resultados arrojados por la Universidad de Pristina revelan que el 14% de los estudiantes fumadores sufría depresión frente al 4% de los no fumadores. En el caso de la Universidad de Belgrado el porcentaje de estudiantes fumadores con depresión ha sido del 19%, frente al 11% de no fumadores.
Los investigadores señalan que, dejando a un lado los condicionantes sociopolíticos y económicos (todos los participantes completaron un cuestionario sociodemográfico previo), los estudiantes fumadores que han participado en la encuesta reportan tasas más altas de síntomas depresivos y una salud mental más deteriorada que sus compañeros no fumadores en términos de vitalidad o funcionamiento social.
Estos datos se derivan de la evaluación realizada mediante un cuestionario formado por 36 preguntas encargadas de evaluar ocho dimensiones de la salud: funcionamiento físico, función física, dolor corporal, salud general, vitalidad, funcionalidades sociales, funciones emocionales y salud mental. Unos datos que se han completado con el Beck Depression Inventory (BDI) a través del que se ha evaluado el nivel de síntomas depresivos de los estudiantes mediante el análisis de 21 ítems.
"La explicación potencial puede residir en los efectos de la nicotina sobre el cambio en la actividad de los neurotransmisores que puede conducir al desarrollo de depresión"
El BDI se traduce en una puntuación entre cero y 36 puntos: entre cero y 13 puntos se trata de una depresión nula o mínima; 14-19 puntos depresión leve; 20-28 puntos depresión moderada y entre 29 y 63 depresión severa.
“Descubrimos que tener síntomas depresivos mediaba en la asociación entre fumar y una peor salud mental. Nuestro hallazgo ofrece una evidencia adicional para apreciar los mecanismo subyacentes de la asociación observada entre fumar y una peor salud mental. La explicación potencial puede residir en los efectos de la nicotina sobre el cambio en la actividad de los neurotransmisores que puede conducir al desarrollo de depresión”, explica el estudio.
“Se sugiere que varios productos químicos presentes en el humo de los cigarrillos interactúan con los receptores de acetilcolina nicotínicos de alta afinidad y estimulan indirectamente la liberación de dopamina, lo que permite, por tanto, una sensación de recompensa y esfuerzo positivo. Se ha observado que este efecto alivia los síntomas depresivos e influye positivamente en los cambios de humos”, señala el documento.
Levine concluye asegurando que el estudio “se suma al creciente cuerpo de evidencias de que fumar y la depresión están estrechamente relacionados”. Aunque aún falta un largo camino para afirmar con rotundidad que fumar causa depresión, “el tabaco parece tener un efecto adverso en nuestra salud mental”.