El frío empeora enfermedades de la piel como dermatitis, rosácea y psoriasis, ¿cómo cuidarse?

La doctora Belén Fabre, dermatóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre da los consejos para cuidar la piel cuando llega el frío

Doctora Belén Fabre, dermatóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, aborda el impacto del frío en la piel (Foto. Vithas)
Doctora Belén Fabre, dermatóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, aborda el impacto del frío en la piel (Foto. Vithas)
CS
10 enero 2025 | 11:15 h
Archivado en:

La llegada del frío impacta en la piel. Cuando las temperaturas bajan y el aire se vuelve más seco, la piel a menudo experimenta sequedad, descamación y enrojecimiento. Además, suele volverse más fina, tensa, opaca, sin brillo y con tendencia a agrietarse.

La doctora Belén Fabre, dermatóloga del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, afirma que “la bajada de temperaturas empeora diferentes patologías dermatológicas como la psoriasis, la dermatitis atópica, la rosácea, ciertos tipos de urticaria o incluso el acné” y explica que “la principal función de la piel es la protección y su estructura nos ayuda a mantener la hidratación y evita la entrada de sustancias o microorganismos agresivos. En invierno exponemos a diversos factores que afectan la integridad de la barrera cutánea como son el frío, el viento, las duchas o baños con agua demasiado caliente, que pueden llegar a alterar la estructura y composición de la piel llevando a una mayor pérdida de lípidos y agua”.

"En invierno lo mejor para cuidar la piel es optar por duchas con agua tibia”

La consecuencia de esto es tener la función barrera alterada, por lo que la piel no es capaz de ejercer su efecto de protección, volviéndose más sensible. Según la especialista, “el frío causa vasoconstricción por lo que los capilares se contraen disminuyendo la irrigación, lo que provoca que llegue menos oxígeno y nutrientes a la dermis” y subraya que “la piel puede volverse más sensible y propensa a irritaciones ante el frío extremo que puede causar enrojecimiento en la piel, especialmente en las mejillas y la nariz”.

Por otra parte, se retrasa el ciclo de renovación celular. “Al contrario de lo que ocurre en el verano, -comenta la profesional-, se acumulan mayor cantidad de células muertas, impidiendo que la secreción sebácea natural de la piel llegue a la superficie para lubricar y nutrir la epidermis, dejando la piel seca y sensible, y esto, al final, genera sensación de tirantez y malestar”. Por ello, según la doctora Belén Fabre, “es importante protegerse de la nariz a la barbilla con prendas de algodón, ya que este tejido irrita menos que otros tejidos como la lana”.

Especialmente importante es hidratar profundamente el cutis. Se recomienda hacer uso de una crema hidratante rica en ingredientes como el ácido hialurónico, la glicerina, la manteca de karité y las ceramidas. “Se debe tener cuidado con los limpiadores agresivos ya que pueden eliminar los aceites naturales que protegen la piel, haciendo que se intensifique la sequedad. Por ello, se deben utilizar limpiadores suaves”, afirma la especialista. 

La dieta también influye.  Se recomienda evitar el consumo de harinas y azúcares refinados, grasas trans o alimentos procesados

“Las manos y labios deben hidratarse dos veces al día pues son zonas muy sensibles a la sequedad. Aplicar una crema de manos rica en nutrientes y protectora después de lavarlas, además de utilizar bálsamos labiales para evitar los labios agrietados”, comenta la doctora Fabre. Además, es importante evitar las duchas con agua muy caliente ya que estas  pueden provocar sequedad, aumentar el picor y propiciar incluso la aparición de dermatitis. “Por eso, en invierno lo mejor para cuidar la piel es optar por duchas con agua tibia”, explica la especialista. 

Los rayos UV del sol pueden quemar y dañar la piel durante todo el año, especialmente, en altitudes elevadas y en superficies reflectantes como la nieve o el hielo, donde se refleja la luz ultravioleta del sol. Por tanto, los protectores solares son también necesarios. “Es recomendable utilizar una crema solar con un factor de protección de al menos 30 en todas las áreas expuestas al sol, incluido el rostro, y repetir el proceso durante el día tantas veces como resulte necesario”, agrega Fabre.

La dieta también influye.  Se recomienda evitar el consumo de harinas y azúcares refinados, grasas trans o alimentos procesados.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído