El pasado 6 de octubre el mundo fue testigo de un momento histórico: la Organización Mundial de la Salud (OMS), aprobaba por primera vez en la historia el uso generalizado de una vacuna contra la malaria. Se trata del suero RTS,S/AS01 desarrollado por la compañía farmacéutica GSK, destinada para la prevención de la malaria por P. falciparum en niños que viven en regiones con transmisión de moderada a alta. La vacuna debe administrarse en un esquema de cuatro dosis en niños a partir de los cinco meses de edad para la reducción de la enfermedad y la carga de la malaria.
La vacuna ha conseguido la aprobación tras el desarrollo de un programa piloto en Ghana Kenia y Malaui a través del que se ha vacunado a más de 800.000 niños desde 2019. Los datos derivados de este programa piloto han mostrado una reducción del 30% de la malaria grave mortal. La malaria continúa siendo una de las principales causas de enfermedad y muerte infantil en el África subsahariana. Más de 260.000 niños africanos menores de cinco años mueren anualmente de malaria.
Para analizar este hito científico, en ConSalud.es hemos entrevistado a Francisco Javier Gamo, director de Global Health de GSK.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado la vacuna antipalúdica RTS,S/AS01 desarrollada por GSK, marcando un momento histórico en la lucha contra la malaria. ¿Cómo ha sido el recorrido hasta llegar a este hito?
Esta noticia ha sido muy esperada y es el resultado de más de 30 años de investigación. Primero la Agencia Europea del Medicamento aprobó el uso de la vacuna hace un par de años, y este hecho apoyó el inicio de un programa de implementación en tres regiones de África: Malaui, Kenia y Ghana, apoyado por la OMS. A través de los satisfactorios resultados de este programa se ha motivado la recomendación positiva de la OMS para el uso de la vacuna generalizado.
"Para favorecer el acceso y que pueda ser utilizada en todos los países endémicos, GSK no pretende recuperar los costes de desarrollo que, probablemente, ascienden a más de 700 millones de dólares. La intención es ofrecer la vacuna a un precio de coste de producción más simplemente un 5% que se reinvertirá en investigación"
Hay que tener en cuenta que no se trata solo de la primera vacuna aprobada para la malaria, sino que se trata de la primera vacuna aprobada para un parásito. Es un hito no solo en la lucha contra la malaria, sino para la ciencia en general.
¿Cuál es el proceso que se debe seguir ahora para que la vacuna llegue a todas aquellas naciones en las que la malaria es endémica?
El programa de implementación ya ha permitido que cientos de miles de niños se hayan beneficiado ya de la vacuna. Lo que es la aprobación y la posterior recomendación por parte de la OMS proporciona a la comunidad médica una nueva herramienta para luchar contra la malaria.
Ahora debe ser la comunidad científica la que debe tomar la iniciativa para utilizar esta y todas las demás herramientas que tiene a su disposición para luchar contra la enfermedad. GSK, por su parte, jugará su papel. Para favorecer el acceso y que pueda ser utilizada en todos los países endémicos, GSK no pretende recuperar los costes de desarrollo que, probablemente, ascienden a más de 700 millones de dólares. La intención es ofrecer la vacuna a un precio de coste de producción más simplemente un 5% que se reinvertirá en investigación.
¿Cómo actúa la vacuna en términos de prevención y protección? ¿Qué resultados habéis obtenido hasta el momento?
Ante esta pregunta tenemos que poner el foco en los preocupantes datos de la malaria: más de 400.000 muertes anuales provocadas por la malaria. De estas, más de 260.000 se producen en niños menores de cinco años.
"Las vacunas son una herramienta imprescindible contra las enfermedades infecciosas, pero los tratamientos son necesarios. En el caso de la malaria se han realizado grandes avances en la última década que han reducido mucho las cifras de impacto de la enfermedad. Pero se ha producido un estancamiento en los últimos cinco años"
Hasta la fecha, los resultados indican que la vacuna tiene una eficacia alrededor del 40%. Si consideramos los números de los que estamos hablando supone un gran impacto. En un estudio independiente de GSK realizado con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, se ha demostrado que si la vacuna se combina con quimioprofilaxis, se pueden reducir las hospitalizaciones y la mortalidad por malaria severa en más de un 70%. Esto es una excelente noticia.
Al igual que sucede con la Covid-19, no basta con las vacunas sino que se necesitan tratamientos. En estos términos, ¿en qué punto se encuentran los relacionados con la malaria?
Esto es una verdad absoluta. Las vacunas son una herramienta imprescindible contra las enfermedades infecciosas, pero los tratamientos son necesarios. En el caso de la malaria se han realizado grandes avances en la última década que han reducido mucho las cifras de impacto de la enfermedad. Pero se ha producido un estancamiento en los últimos cinco años.
Todavía tenemos aproximadamente alrededor de 400.000 muertes cada año y esto no es aceptable. Parte de las razones que parecen explicar este estancamiento han sido que los tratamientos actuales han generado resistencia y, cada vez, son menos efectivos. Necesitamos con urgencia nuevos tratamientos con nuevos mecanismos de acción.
Con la recomendación de la vacuna, ¿estamos más cerca de erradicar la malaria?
Diría que sí porque es un paso importante, de gigante. Sin embargo, todavía el camino va a ser largo. Tenemos que ser inteligentes en la forma en la que utilizamos la vacuna junto con el resto de herramientas que la comunidad científica tiene a su disposición.
Tenemos que descubrir e implementar nuevos tratamientos, pero sin duda, me gustaría transmitir un mensaje positivo: la aprobación y posterior recomendación de la vacuna marcará un hito en la lucha contra la malaria.