En 12 meses, desde junio de 2019 hasta junio de 2020, se prescribieron en España 3,2 millones de recetas de opioides. El número de recetas creció un 9,6% y el 73% se concentró en tres fármacos: tapentadol, parche de fentanilo y oxicodona-noloxona, tal y como refleja un estudio publicado por la Universidad de Navarra publicado en la revista de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor, MPJ.
El fentanilo, es un fuerte analgésico incluidos en el grupo de opiodes mayores, como la morfina, es decir, un fármaco que no tiene una dosis tope. Aunque según las indicaciones de laboratorio, el fentanilo de acción rápida solo está indicada para dolor irruptivo oncológico (crisis de dolor, pasar de un dolor constante de 4 a un pico de 8, por ejemplo), en los últimos tiempos se ha visto que también se puede abordar con él crisis de dolor en el crónico no oncológico, aumentando con ello el número de recetas para estos pacientes.
En 2015 el fentanilo representó el 17,51% del consumo total de opioides en España, según recoge un estudio de la Universidad de Sevilla en la revista Ilaphar, y “en más del 40% de los casos se utilizó el fentanilo de liberación inmediata en pacientes con dolor irruptivo no oncológico, indicación que no está autorizada para estos medicamentos”, señalan estos investigadores.
“En más del 40% de los casos se utilizó el fentanilo de liberación inmediata en pacientes con dolor irruptivo no oncológico, indicación que no está autorizada para estos medicamentos”
Se trata de un aumento de las prescripciones, pero el número es bajo y no se trata de una epidemia como en Estados Unidos, continuaban estos investigadores. En España los visados y la obligación de receta evitan que los pacientes adquieran el medicamento sin supervisión médica. En 2017, el 92% de las personas obtuvieron estos medicamentos por receta médica propia, el 4% de la farmacia sin receta y un 3% lo obtuvo a través de amigos y familiares.
Como respuesta al aumento, el Ministerio de Sanidad, viendo lo ocurrido en Estados Unidos, estableció en verano de 2021 un control por parte del Servicio de Farmacia para la prescripción de los opioides, y en el caso del fentanilo de rápida absorción se limitó a lo que ponen las indicaciones de laboratorio, a los pacientes con dolor irruptivo oncológico, por miedo a un abuso o adicción en el resto de pacientes que también lo estaban tomando por indicación de su médico.
El principal problema es que no se produzca un control y seguimiento de los pacientes
“Entiendo la preocupación de que no ocurra la epidemia de opioides como la de Estados Unidos, pero tenemos que entender que allí llevan desde los años 90 con un modelo de sanidad liberal, mientras nosotros tenemos un sistema universal gratuito y un control con los que no se pueden dar más de dos cajas o establecer tratamiento más alá de los cuatro meses”, explica a Consalud.es el Dr. Manuel Mejías Estevez coordinador del Grupo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). “Además, no podemos olvidar que la clínica siempre va por delante de las indicaciones de los laboratorios, que son más complejas de cambiar”.
¿CÓMO ATAJAR LOS CASOS DE ADICCIÓN?
Los médicos de Atención Primaria son los responsables del 73% de las prescripciones, aunque en el caso concreto del fentanilo es más común que lo recete un especialista de Medicina Interna. El principal problema no es que se recete a un paciente con dolor irruptivo no oncológico cuando el médico lo considera necesario (como traumatológico, ginecológico o en Urgencias), señala el Dr. Mejías Estévez, sino que no haya un control y seguimiento, o no se vea si el paciente puede tener otras adicciones.
En España, como en el resto de países, hay cierta adicción a los opioides, y en concreto al fentanilo. Son fármacos caracterizados por una fuerte respuesta en los pacientes que, sin control y cuando no se está utilizando bien, puede derivar en dependencia e incluso un abuso y adicción que pueda llevar a una sobredosis no intencionada. Según un estudio basado en la encuesta EDADES 2017, el 74 % de los pacientes habían seguido las pautas de dosis y duración de tratamiento que habían sido prescritas por el médico, mientras que un 19 % había usado los medicamentos opioides en menor dosis o durante menos tiempo del prescrito y un 5 % lo habían usado en más dosis y más tiempo del prescrito.
“No está justificado en un país donde el control del fármaco es exhaustivo”
En el caso de muerte por sobredosis, según datos de la Sociedad Española del Dolor (SED), en 2018 fallecieron en nuestro país 611 personas debido al abuso de fentanilo. Una cifra que evidencia un bajo nivel de abuso, pero una falta de control de las personas con adicción. “Siempre digo a nuestros residentes que aunque nuestros pacientes sean personas mayores esto no quiere decir que no sean adictos a la cocaína o al alcohol. Nos tendemos a relajar con ellos”, señala el médico de familia. “Es necesario que se regule mejor el tratamiento y que haya control de los pacientes, principalmente de aquellos que consiguen el fármaco sin receta”.
Pero la solución del Ministerio de Sanidad fue cortar por lo sano y establecer un control por el que el fentanilo de acción rápida solo se podría recetar a los pacientes con dolor irruptivo oncológico, dejando fuera a todos aquellos pacientes que obtenían de este fármaco una respuesta efectiva a la crisis de dolor que sufren, y que no cuentan con otra alternativa.
Los profesionales médicos se sienten de alguna forma ninguneados, porque sus decisiones con el paciente son revisadas luego por alguien que no conoce la situación de dicha persona. Aun así, reconocen que falta formación para utilizar correctamente los fármacos y evitar el 5% del abuso y las muertes resultantes. “También falta tiempo, con la burocracia por justificar el visado no podemos ver detenidamente a los pacientes y hacerles un seguimiento, esta es una realidad que actualmente hay en la mesa con el fentanilo y con otros fármacos, y cuya solución no es dejar a pacientes sin el tratamiento que le ayudaba”, concluye el Dr. Mejías Estévez.