Un aneurisma poplíteo es la dilatación anormal de la pared de la arteria poplítea, está ubicada detrás de la articulación de la rodilla. Estos aneurismas, en extremidades inferiores, son poco comunes, aunque representan la segunda localización más frecuente de los aneurismas arteriales: Pueden resultar peligrosos si se produce trombosis o embolización de las arterias de la pantorrilla, así como el riesgo de rotura más asociada a los aneurismas de forma sacular. Estas complicaciones pueden resultar en consecuencias más graves como la perdida de la pierna.
El doctor Pablo Gallo, jefe de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, explica que los aneurismas suelen ser asintomáticos, sobre todo en las etapas iniciales. En la mayoría de ocasiones, se descubren como hallazgos casuales al realizar pruebas de imagen para el estudio de otras patologías. No obstante, el principal indicador suele ser el dolor en la pierna al caminar, que recibe el nombre de claudicación intermitente), aunque “otros síntomas característicos son el dolor, hinchazón o sensación pulsátil en la parte posterior de la rodilla, pulsos anormales y asimétricos en la pierna, cambios de coloración o alteración de la sensibilidad del pie, estos son signos de alarma”, añade el doctor.
El debilitamiento de la pared arterial o las lesiones por traumatismos de gran impacto son las principales causas
Según el experto, entre las principales causas del desarrollo de los aneurismas poplíteos se encuentran el debilitamiento de la pared arterial, como resultado la arterioesclerosis o por lesiones de la arteria tras traumatismos de gran impacto. En adición, el Dr. Pablo Gallo señala que el tabaquismo, la arterioesclerosis, la hipertensión arterial, colesterol elevado, los antecedentes familiares y personales de aneurismas en otros sectores, son algunos factores que aumentan el riesgo de padecer un aneurisma poplíteo.
De cara a un tratamiento de un aneurisma de la arteria poplítea, este depende significativamente de su tamaño, la presencia de síntomas, la salud general del paciente y otros factores asociados.
INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO
“En los aneurismas pequeños que no causan síntomas significativos el enfoque es conservador, realizando un seguimiento mediante Eco-Doppler para controlar su crecimiento y manejando los factores de riesgo como la hipertensión arterial y el tabaquismo, esencial para prevenir la progresión del aneurisma”, explica doctor Santiago Zubicoa, responsable de la Unidad de Radiología Vascular Diagnóstica e Intervencionista del Hospital Ruber Internacional.
Ambos especialistas coinciden en afirmar que en los casos de aneurismas grandes o con riesgo de trombosis pueden requerir intervención médica, como cirugía abierta para reparar la arteria dañada o tratamiento endovascular. Es un protocolo menos invasivo, que se lleva a cabo mediante la introducción de un catéter a través de una pequeña incisión, esto permite el implante de un stent recubierto para la reparación endovascular de la arteria. Desde Ruber recomiendan la toma de decisión terapéutica de forma individualizada eligiendo la técnica más adecuada para cada paciente.
Los expertos destacan que ante las sospechas de un aneurisma de la arteria poplítea o síntomas relacionados, es fundamental buscar la valoración médica inmediata en una unidad de patología vascular. Aseguran que el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son “esenciales para evitar complicaciones graves, como la trombosis, rotura del aneurisma o la isquemia de la pierna, lo cual puede causar la pérdida de la extremidad”.