Los expertos llevan avisándolo mucho tiempo, las infecciones por agentes farmacorresistentes ya son una realidad que mata más que la gripe, la tuberculosis y el VIH juntos, y que provoca más fallecimientos de los que se pensaba. A nivel mundial, solo en 2019, estos microbios se cobraron 1,27 millones de vidas. En Europa ya han fallecido por su causa 33.000 personas.
Antes de que este problema se convierta en una epidemia incontrolable los organismos internacionales y los gobiernos trabajan para encontrar la forma de frenar su avance con programas centrados en el 'One Health', que se refiere a una salud integral que une la humana, la animal y la del entorno.
Pero, además de este concepto, los diferentes factores que influyen en la resistencia a los antibióticos hacen que sea necesario establecer un enfoque múltiple. Así lo ha reflejado un estudio de la Universidad de Waterloo publicado en la revista Plos One que se ha propuesto identificar cada uno de estos elementos para llegar a una solución.
Desde el uso indebido de antimicrobinaos en la producción de alimentos y en la atención de la salud humana, al sistema económico que impulsa, al ser más rentable, el uso de antibióticos en el cultivo
La investigación, desarrollada con la participación de 17 representantes de los sectores humanos, animal y agrícola, identificaron hasta 91 factores de relación causal con la resistencia microbiana que se produce en Europa.
Estos factores van desde el uso indebido de antimicrobianos en la producción de alimentos y en la atención de la salud humana, al sistema económico que impulsa, al ser más rentable, el uso de antibióticos en el cultivo, pasando por la propia demanda de antibióticos de los pacientes o los dueños de animales, el cambio climático y un sistema de salud que "presiona al médico y veterinario para recetar antibióticos".
Sobre este último factor, los participantes señalaron que la demanda de los pacientes, la preocupación del profesional de empeorar su salud al no recetar o los problemas legales causados por no prescribir impactan en la cantidad de antibióticos que los médicos dan. A su vez, también indicaron que la falta de recursos no permiten conseguir kits de diagnóstico que reducen el uso de estos fármacos e impulsan la receta de antibióticos de amplio espectro (que evitan por el momento la resistencia), o contratar a más profesionales sanitarios que puedan dedicar más tiempo a los pacientes y hacer diagnósticos más profundos.
A su vez, los investigadores revelan que los propios "acuerdos, estándares y regulaciones" establecidos en el marco del ámbito europeo impactan en todos estos factores. En algunos casos lo hacen ayudando a reducir el uso indebido de los antibióticos, pero en otros casos, las medidas, o la falta de ellas, benefician la resistencia, al no contar, por ejemplo con sistemas de vigilancia y rastreo de las malas prácticas relacionadas con este problema sanitario.
POSIBLES SOLUCIONES
La resistencia microbiana se trata, por tanto, de un complejo sistema en el que influyen diversas situaciones y realidades que ejemplifican la necesidad de "crear esfuerzos continuos". Nos encontramos que factores como la falta de personal son puntos que se pueden solucionar más fácilmente simplemente aumentando la cantidad de personal capacitado en prevención y control de infecciones en entornos médicos.
Cambiar la mentalidad de los pacientes y de los propios de los sistemas "tienen un mayor potencial para transformar de manera sostenible el comportamiento del sistema"
Sin embargo, otros factores como la mentalidad de los pacientes, que tienden a demandar antibióticos, o de los propios sistemas que benefician más la prescripción o su uso en la agricultura, son más difíciles de cambiar. Eso sí "tienen un mayor potencial para transformar de manera sostenible el comportamiento del sistema", señala Irene Lambraki, autora principal e investigadora de la Escuela de Educación Pública y Ciencias de la Salud en Waterloo.
Para cambiar la mentalidad de los pacientes se podría "entregar información en el sistema a lugares donde actualmente falta o informar a las personas sobre las consecuencias de sus acciones para motivar el cambio de comportamiento", indica la investigadora. Y en el caso del sistema, un ejemplo para cambiar por ejemplo la mentalidad de ganancias sería " tratar de lograr que los líderes asignen un valor económico a la salud en lugar de generar ganancias para los accionistas y priorizar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible".
El problema de la resistencia a los antibióticos es complejo, como señala este estudio, sin embargo existen estrategias y planes con el que frenarlo. En las que lo principal es contar con "una colaboración global y de intervenciones coordinadas de varios niveles y múltiples frentes a diferentes sectores para abordar de manera eficaz y sostenible la crisis de la resistencia a los antimicrobianos”, concluye la investigadora principal Shannon Majowicz, también de la Escuela de Ciencias de la Salud Pública.