Hace tan solo unas semanas se conocía que investigadores del Instituto de Big Data de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, han descubierto en los Países Bajos una nueva cepa de VIH muy virulenta y más perjudicial para la salud. El estudio, publicado en la revista Science, subraya la importancia de no bajar la guardia y combatirlo desde el diagnóstico precoz.
Tal y como advierte una pieza publicada en la página EresVIHda.es, a raíz de la información creada sobre el descubrimiento de la nueva cepa, un conjunto de expertos españoles manifiestan que no hay, en la actualidad, variantes resistentes a los "robustos tratamientos actuales", ni tan siquiera la descubierta VB, que ya no se encuentra en circulación.
El investigador del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea), integrado en el Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa), Javier Martínez Picado, señala que la investigación británica pone en evidencia que el VIH puede mutar hacia una variante más peligrosa.
"Cuando hablo de los tratamientos eficaces me refiero a los que tienen una barrera genética elevada, lo que evita la resistencia del virus al tratamiento, y son bien tolerados, seguros y fáciles de tomar"
A su juicio, "si el VIH fuese un virus respiratorio en lugar de un virus que se transmite por fluidos, seguramente tendríamos una buena cantidad de variantes más virulentas y transmisibles". En este sentido, declara que lo sustancial es "tener el diagnóstico más rápido posible" e iniciar "el tratamiento lo antes posible". Además, es necesario "mantener la vigilancia epidemiológica".
"Cuando uno lee los titulares de prensa sobre esta nueva variante de VIH, que dicen que se transmite más fácilmente y es más virulenta, casi entra en pánico. Pero cuando se lee el estudio, entonces te das cuenta de la realidad", advierte, por su parte, el doctor Antonio Antela, responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Santiago de Compostela.
"Cuando hablo de los tratamientos eficaces me refiero a los que tienen una barrera genética elevada, lo que evita la resistencia del virus al tratamiento, y son bien tolerados, seguros y fáciles de tomar. Estos son los que hacen que una persona con VIH que comience hoy el tratamiento lo pueda ingerir sin problema durante décadas y pueda llevar una vida normal", añade Antela.