Actualmente existen numerosas tendencias nutricionales de contrastada utilidad para luchar contra la obesidad como son el ayuno intermitente, o las dietas cetogénica, mediterránea o atlántica. Pero existe una dieta menos conocida y con un amplio aval científico que ha sido la protagonista del reciente Congreso Nacional de Obesidad: la dieta FAFO. Se trata del acrónimo de Flexible and Friendly for the Overweight y se trata de una dieta que ofrece múltiples posibilidades, incluso para entornos sociales con pocos recursos y en países en vías de desarrollo.
Esta dieta “consiste en un cambio flexible y adaptado en el estilo de vida y, desde el punto de vista alimentario, se sustenta en alimentos similares a los que contempla la dieta mediterránea”, explica el Dr. Rafael Gómez y Blasco, integrante de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO). “El principal rasgo diferencial es que se tiene en cuenta la profesión, la actividad física, el lugar de procedencia, las costumbres del paciente, así como también sus posibilidades económicas para realizar determinados cambios en sus hábitos higiénico-dietéticos”, añade.
La dieta FAFO tiene en cuenta la profesión, la actividad física, el lugar de procedencia o las costumbres del paciente
Uno de los puntos fuertes de este tipo de abordaje, de probada eficacia para hacer frente a la obesidad, es que supera algunas de las limitaciones y dificultades que plantean a corto y, sobre todo, a medio y largo plazo otros regímenes destinados a la pérdida de peso y la ganancia de salud de la persona con obesidad.
Y es que, según defiende el Dr. Gómez y Blasco, “este cambio de hábitos es fácil de llevar a cabo, cuando se hace guiado por manos expertas; sin duda, cuando se realiza adecuadamente, permite a una persona perder kilos, con una cantidad aproximada entre medio y un kilo a la semana”.
Con todo, uno de los aspectos que más resaltan los expertos en relación con este abordaje es que, “de manera novedosa, y ésta es una de sus grandes aportaciones, puede ser seguida por el resto de la familia, ajustando las cantidades y facilitando la realización de la misma”. Y es que se incluyen en la dieta comidas normales de nuestra zona de origen o convivencia, permitiendo disfrutar de los platos típicos regionales o que por costumbre forman parte de nuestros hábitos diarios; en este caso, como informa el experto de SEEDO, “sólo es preciso ajustar ciertas cantidades en los alimentos y mantener unas pautas muy sencillas y abiertas para la preparación y cocción de los mismos, de manera que resulten muy agradables para el paladar”.
“Tiene todos los ingredientes para convertirse en una dieta de referencia y de moda”
Este tipo de abordaje acumula ya cerca de 25 años de experiencia, y ha sido evaluado por los más eminentes grupos de antropólogos, sociólogos, psicólogos y expertos en recursos humanos, además de contar con la opinión positiva de experimentados, especialistas en endocrinología y nutrición, actividad física, psicología, etc. Además, se han presentado muchos trabajos científicos nacionales e internacionales sobre sus beneficios, por lo que “tiene todos los ingredientes para convertirse en una dieta de referencia y de moda”, afirma el Dr. Gómez y Blasco, que ejerce como asesor de la SEEDO para Latinoamérica.
Y es que, según este experto en la dieta FAFO, otra de las ventajas adicionales que aporta este tipo de abordaje de la obesidad es que resulta asequible para poblaciones con pocos recursos. En concreto, el Dr. Gómez y Blasco defiende su implantación en países latinoamericanos, donde el problema de la obesidad ha crecido de forma vertiginosa.
La prevalencia de la obesidad no ha parado de aumentar en los últimos 30 años, especialmente en Latinoamérica, así como en Norteamérica y Europa. Desde 1980 la prevalencia mundial de obesidad se ha multiplicado por dos y, actualmente, se estima que en el mundo hay 671 millones de personas con obesidad. “Su crecimiento es claramente exponencial y todas las campañas, mensajes e informaciones que hemos realizado no han dado sus frutos”, aclara este experto, que es director académico de la Federación Centroamericana y del Caribe de Obesidad y Metabolismo (FECCOM).
Se estima que en el mundo hay 671 millones de personas con obesidad
Los aumentos de sobrepeso se deben principalmente a cambios rápidos en el sistema alimentario, particularmente por la disponibilidad de alimentos y bebidas ultraprocesados baratos en los países de ingresos bajos y medios, mientras que hay reducciones importantes en la actividad física (en el trabajo, el transporte, el hogar e incluso el ocio), derivadas de la introducción de tecnologías de ‘ahorro’ de actividad. En este sentido, según resalta el Dr. Gómez y Blasco, “comprender que los países con ingresos más bajos se enfrentan a niveles severos de malnutrición (por falta de comida y/o por la adopción de una alimentación poco sana) y que la principal causa directa de esta situación es el rápido aumento del sobrepeso, permite identificar factores críticos seleccionados y posibles opciones para abordarla”.
En el marco del Congreso Nacional de Obesidad se celebraron dos mesas redondas tituladas "Juntos más fuertes”, con la participación de eminentes figuras latinoamericanas de FECCOM y España, como los Dres. Ricardo Luna, Margarita Nuila, Graziamaria Zacapa, Cesar Cornejo, Carmen Lucas y Rafael Tomas Cardoso, poniendo de relieve la gravedad económica del problema y la importancia de que las autoridades actúen y colaboren. Además, junto a ellos, Rafael Gómez y Blasco, Albert Lecube y Mar Malagón han liderado un curso específico para las autoridades políticas y sanitarias de Latinoamérica, con excelentes resultados. En este foro se transmitió la importancia de reconocer a la obesidad como una enfermedad y de adquirir un compromiso institucional para adoptar acciones en prevención y tratamiento.
En este contexto, resulta aleccionador el impulso que se está haciendo por parte de la SEEDO en España. “Conocer los planes y estrategias que están abordando otros países y sus previsibles resultados desde el punto de vista sanitario y económico facilita la elaboración de un plan de acción a corto, medio y largo plazo para detener el incremento de las tasas de obesidad en Latinoamérica y el Caribe”, concluye el Dr. Gómez y Blasco.