Este domingo, 22 de septiembre de 2019, se conmemora el Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica (LMC), un cáncer de la sangre que provoca una producción descontrolada de glóbulos blancos que, no obstante, mantienen el proceso normal de maduración, lo que hace que la enfermedad avance lentamente.
La LMC está causada por una alteración genética que resulta en la formación de un gen anormal: el oncogen BCR-ABL. Representa en torno al 15% de todas las leucemias y cada año se diagnostican en España 10,8 casos por cada millón de habitantes (cerca de 500 pacientes), según datos publicados en 2016 por el Grupo Español de LMC (GELMC), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), procedentes de la sección española del estudio poblacional epidemiológico europeo EUTOS-pop. Por su parte, la prevalencia se ha venido incrementando de forma considerable en los últimos años debido a la gran eficacia de los tratamientos disponibles: los inhibidores de tirosina cinasa (ITC) logran controlar la enfermedad en cerca del 95% de los casos.
Con motivo del Día Mundial de la LMC, el presidente del GELMC y hematólogo del Hospital de La Princesa (Madrid), Juan Luis Steegmann, ha pedido a la Administración sanitaria “ayuda para seguir adelante con los registros epidemiológicos de este cáncer hematológico y facilidades para realizar ensayos clínicos con fármacos comerciales y para publicitar a la población general los que están en curso”.
El GELMC considera “inadmisible” que el acceso al tratamiento no sea igual para todos los pacientes
Por otro lado, el GELMC considera “inadmisible” que el acceso al tratamiento no sea igual para todos los pacientes y que este dependa de las autoridades autonómicas. También exige un mayor control de calidad de los medicamentos genéricos y estabilidad en el genérico utilizado por cada paciente. “No se puede tener tanta laxitud en el cambio de las presentaciones, más aún cuando se trata de un medicamento contra el cáncer”. A este respecto, el experto recomienda exportar la experiencia del Hospital de La Princesa a todo el país. “En colaboración con Farmacia y Farmacología, hemos analizado la tolerancia al imatinib genérico y se han medido los niveles plasmáticos que obtiene este fármaco y la estabilidad de su respuesta”.
Con el objetivo de avanzar en el cuidado del paciente con LMC, el GELMC acaba de firmar un acuerdo de colaboración con Aelemic (Asociación Española de Enfermos de LMC), “para contribuir conjuntamente a que la LMC sea curable en todos los pacientes”, ha explicado Steegmann. En este contexto, el GELMC sigue ahondando en diferentes proyectos.
En el ámbito epidemiológico, “un trabajo muy avanzado es el RELMC-Nova, con el que se busca conocer la importancia de la respuesta precoz al tratamiento e indagar sobre comorbilidades, con especial atención a las cardiovasculares”, afirma.
En el campo de los ensayos clínicos, desde el GELMC se están llevando a cabo diferentes ensayos con ponatinib, un ITC de última generación, y se están elaborando guías multidisciplinares para el manejo adecuado de este fármaco. “Para avanzar en el campo de la inmunoterapia, se va a poner en marcha un proyecto con bosutinib, otro ITC de última generación, y atecolizumab, un inhibidor del nodo (checkpoint) inmunológico“, apunta el experto. “También estamos a la espera de aprobación de un ensayo con asciminib (ABL001), un inhibidor alostérico de BCR-ABL en investigación que ataca a la célula leucémica con otro mecanismo de acción y que se puede complementar con otros inhibidores de BCR-ABL”, añade.
El avance más significativo tiene que ver con la discontinuación programada del tratamiento
En el ámbito de las publicaciones, es de destacar que tanto Steegmann como Francisco Cervantes, del Hospital Clínic (Barcelona), forman parte del comité de redacción de las guías europeas de LMC de la European LeukemiaNet (ELN). Además, el GELMC está confeccionando su nuevo manual de tratamiento de LMC, que verá la luz en 2020.
El avance más significativo del último año en lo que respecta al abordaje de la LMC tiene que ver con la discontinuación programada del tratamiento (DCP), que “ha hecho posible una remisión libre de tratamiento en muchos pacientes”, según Steegmann. “El GELMC publicó a principios de año su experiencia en un proyecto liderado por Juan Carlos Hernández Boluda, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, demostrando que un 64% de los pacientes se mantenían sin tratamiento y sin recaída. La DCP se ha incorporado a la rutina terapéutica”. De cara al futuro, “los hematólogos tenemos que vencer el conformismo y ser más ambiciosos con la LMC”, señala. “Se corre el riesgo de una satisfacción excesiva, olvidando que los pacientes precisan de un tratamiento continuado, y la mayoría de ellos con la carga de los efectos adversos. Por tanto, debemos perseguir la curación”.