Con el calor y las elevadas temperaturas del verano, microorganismos como bacterias, virus o parásitos proliferan más fácilmente, principalmente en los alimentos. También es común que en esta época se rompa más fácilmente la cadena de frío. Todo ello lleva a que los alimentos estén en mal estado y ocasiones intoxicaciones alimentarias.
Las más frecuentes son las producidas por bacterias como la Salmonella, el Campylobacter, o el E. Coli o Listeria “que proliferan en alimentos mal cocinados o conservados, produciendo síntomas como náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, malestar o fiebre”, explica el doctor Ángel Lancho, especialista del Servicio de Digestivo del hospital Ribera Polusa. Y es que el calor produce una maduración acelerada que puede desencadenar en la alteración del alimento.
En general, las intoxicacionesno afectan por igual a todas las personas, ni siquiera cuando se trata de la misma intoxicación en un mismo grupo de personas. "Puede producir síntomas muy leves en unos, ausencia de síntomas en otros y enfermedad grave e incluso riesgo vital en los más vulnerables”, señala el doctor Lancho.
"Las personas con más riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias y de que éstas alcancen una mayor gravedad son los niños pequeños y los ancianos, las embarazadas y las personas con el sistema inmune debilitado"
La edad, la cantidad ingerida del alimento en la estado o el estado de salud son los principales factores que marcan estas diferencias. "Las personas con más riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias y de que éstas alcancen una mayor gravedad son los niños pequeños y los ancianos, las embarazadas y las personas con el sistema inmune debilitado, ya sea por enfermedades crónicas o por tratamientos como los que se administran para el cáncer o algunas enfermedades autoinmunes”, tal y como detalla el doctor Lancho.
Para evitarlo, el doctor Ángel Martín Joven, jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Ribera Povisa, en Vigo, explica que “las bacterias se multiplican más fácilmente con temperaturas entre los 5 y los 65 grados y, por lo tanto, es aconsejable mantener los alimentos en el frigorífico por debajo de los 5 grados, y en el caso de comidas calientes, cocinarlas por encima de los 65 grados".
También los expertos recomiendan evitar la carne poco cocinada, especialmente si es picada, los lacteos no pasteurizados, los pescados crudos, los productos que contiene huevo crido, vegetales crudos sin pelar o arroces u otros fuisos preparados con antelación y que han estado bajo temperaturas altas antes de consumirse. Y principalmente lavarse frecuentemente las manos y no romper la cadena de frío.