El impétigo es un visitante frecuente de las consultas pediátricas en verano. Se trata de una infección bacteriana que provoca llagas rojas en la cara, en las manos y en los pies, aunque puede aparecer en cualquier zona del cuerpo. Estas llagas se trasforman en ampollas que se rompen y se convierten en costra que producen picor.
Los niños entre dos y cinco años son los más expuestos a esta infección especialmente contagiosa. Esta se trasmite por contacto, "tocando las lesiones de otro niño infectado", explica el Dr. Gonzalo Ros, jefe de pediatría del Hospital Universitario de Vinalopó, del grupo sanitario Ribera. Por eso es importante mantener unas medidas de higiene que ayuden a evitar que los niños se infecten.
Para la prevención es importante cortar bien las uñas, para evitar lesiones de rascado, y, si fuera preciso, administrar antihistamínicos
En este sentido, el Dr. Ros señala que para la prevención es importante cortar bien las uñas, para evitar lesiones de rascado, y, si fuera preciso, administrar antihistamínicos para disminuir el picor. Esto evitará que el niño se rasque infectando distintas partes del cuerpo.
Además, es fundamental enseñar a los niños la higiene de las manos, así como aislar al pequeño hasta que deje de ser contagioso. “También es muy conveniente lavar la ropa, tanto del niño infectado como de la cama, todos los días con agua caliente para evitar contagios”, indica el experto.
Si aparecen lesiones en el niño se debe acudir al pediatra, quien prescribirá una crema antibiótica que permite que la infección deje de ser contagiosa en unas 24 horas.