La diabetes es uno de los principales problemas de salud que actualmente afronta la sociedad. Cada año su prevalencia, principalmente la de tipo 2, aumenta de una forma “virulenta”. Se estima que para 2050 haya en el mundo 1.300 millones de pacientes, más del doble que los 529 millones de casos que se diagnosticaron en 2021, como indicó un reciente estudio publicado en The Lancet. Afecta a mayores, pero también a jóvenes que tienen mayores complicaciones con una progresión de la enfermedad más agresiva.
Lo cierto es que, pese al alto conocimiento de esta patología, su abordaje en el mundo y en concreto en Europa, es, cuanto menos, mejorable. Según datos de la Sociedad Española de Diabetes, solo en nuestro país se puede llegar a vivir un retraso de ocho años en el diagnóstico de esta enfermedad, de media en la UE es de seis años. Y, aunque el acceso a los dispositivos de monitorización de glucosa en casa es cada vez mejor, principalmente cuando hablamos de la diabetes tipo 1, todavía muchos pacientes no cuentan con este control ni con un tratamiento correcto.
La diabetes, según datos de la Efpia, supone más gasto en Europa que el cáncer, un 6,6% frente al 4,8%
Según un informe publicado por la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia), este pobre manejo conlleva complicaciones que a su vez aumentan de forma exponencial el gasto económico. La diabetes, según datos de la Efpia, supone más gasto en Europa que el cáncer, un 6,6% frente al 4,8%. En Italia, el gasto es 20 veces mayor para las personas con cuatro o más complicaciones que para las que no tienen complicaciones; en el caso de Finlandia, cada complicación genera 24.500€ más coste hospitalario al año.
UN ABORDAJE MÁS EFICIENTE
Para enfrentar esta situación que se prevé que se incremente con el aumento de casos de diabetes, desde la Efpia proponen incrementar la inversión en este campo en Atención Primaria, lo que permitiría un cuidado “más eficiente, equitativo y holístico”, según señalan. La educación en salud, la detección precoz y un mayor seguimiento permitiría reducir la hospitalización y los costes en salud.
Un ejemplo de estas medidas tomadas ha sido Reino Unido, que estableció como meta conseguir que el 90% de los pacientes que han recibido el alta hospitalaria fuera atendido en Primaria. Esta medida redujo en más de un 42% los reingresos por complicaciones y en un 40% eventos graves como ataques al corazón o amputaciones.
En el caso concreto de los actuales Estados Miembros de la UE, se han desarrollado dispositivos que permiten recoger cada día los datos de glucosa en sangre y hacer partícipe al paciente en la toma de decisiones. Estas, con la información aportada por la monitorización de la glucosa en sangre, son más sencillas de tomar y más precisa. También varios países han incorporado a la enfermera de Primaria en la monitorización de los pacientes, lo que permitió a su vez diagnosticar otras patologías crónicas y factores de riesgo implicados. Y países como Bélgica cuentan con rutas de abordaje estructuradas según el perfil del paciente, lo que ha ayudado a incrementar el porcentaje de pacientes que reciben una atención adecuada.
“La evidencia científica ha demostrado que la Atención Primaria facilita la detección temprana, aporta a los pacientes atenciones dirigidas a sus comorbilidades y reduce las inequidades en salud"
La detección temprana, la monitorización y el seguimiento de los factores de riesgo han evitado en pacientes de diabetes tipo 1 el desarrollo de la diabetes cetoacidosis. En concreto, según datos de la Efpia, se ha pasado de una tasa de 25 a 62% de casos a una de 4 a 6%. Una reducción que se traduce al mismo tiempo en un menor riesgo de complicaciones a largo plazo. Unas medidas que también tendrían el mismo efecto en la diabetes tipo 2, aunque a estos pacientes están llegando más tarde.
La atención de los procesos crónicos en Atención Primaria es una necesidad en la que desde hace años, tanto en Europa como en España, se está trabajando. El mayor seguimiento de los pacientes por parte de esta especialidad y su capacidad para educarle en salud, permite reducir las complicaciones que se puedan dar. El principal problema, sin embargo, es la falta de recursos e inversión que cada vez se hace más patente en los centros de salud.
Por ello, desde la Efpia insisten en invertir en los cuidados primarios con distintos planes, estrategias y medidas que tienen el potencial de “mejorar el abordaje de los pacientes y reducir los costes en el sistema sanitario”. “La evidencia científica ha demostrado que la Atención Primaria facilita la detección temprana, aporta a los pacientes atenciones dirigidas a sus comorbilidades y reduce las inequidades en salud”, concluyen.